La Movilización Social y el Caso Petro en 3500 caracteres.

En el transcurso de un mes y ocho días, grandes multitudes se han movilizado en pro de la causa Petrista. Lo que antes hubiera parecido imposible, que miles de personas se reunieran alrededor de una causa política, en un país donde estos asuntos ya no interesan tanto a los ciudadanos, hoy en día es una realidad.

Se generó una movilización de masas a partir de la decisión del Procurador General de la Nación de destituir a un funcionario público y además sancionarlo, para muchos de manera exagerada, sin embargo y sin ánimos de desmeritar otras posiciones de carácter público, se ha de dejar claro que la contraparte al Procurador y receptor de la decisión de este, es nada más y nada menos que el Alcalde Mayor de la ciudad de Bogotá Gustavo Petro Urrego, quien ocupando el segundo cargo en importancia a nivel nacional, se ha identificado para muchos más que como un burgomaestre, como un icono social .

La Plaza de Bolívar se convirtió en el epicentro de reunión, de un significativo segmento de la sociedad, caracterizada por un sentimiento de ira, enfado, irritación y para ser más escuetos, una sociedad embargada por un “sentimiento de indignación”. En este masivo grupo se encuentran todo tipo de personas, individuos de distintas inclinaciones ideológicas y sociales, pero la gran parte caracterizada por la defensa e identificación propia con respecto a un imaginario social de izquierda, lo cual permitió evidenciar las distintas aristas de esta tendencia política en Colombia, tendencia que históricamente ha estado fragmentada en nuestro país.

En estas movilizaciones vemos la unión de una izquierda nueva “joven” que acompaña al Alcalde con cánticos de apoyo, con muestras artísticas y musicales dejando ver una izquierda con un enfoque social, fresco e innovador. Una izquierda jovial que busca una reivindicación del sujeto político y que ve los sucesos de este tipo más allá de los estrados. Por otro lado la izquierda “clásica marxista” y su constante búsqueda y argumento imperecedero de la lucha de clases, una izquierda monolítica que alude a la historia colombiana, haciendo remembranza de los distintos genocidios que se han presentado en este país, muchas veces resultado de la asociación de la izquierda a la existencia de grupos alzados en armas.

Son dos izquierdas distintas que se unieron en pro al apoyo al Alcalde Mayor de Bogotá. Además a estos, en las concentraciones se pueden encontrar simples simpatizantes de su gestión y personas que no han apoyado a Petro, pero que se han unido alrededor de una causa justa, un rechazo a una inconstitucionalidad evidente y final e irremediablemente alrededor de una causa política, donde aparte de etiquetas conceptuales, encontraron el valor de una ciudadanía activa y cohesionada. Todo ello en el marco de una confusión interpretativa de la ley, que ha afectado a todo el país.

Otro punto que juega un papel muy importante, es el rol de los medios de comunicación, siendo recurrente la pregunta en la sociedad ¿Dónde nos informamos? o mejor ¿dónde nos desinformamos? Algo que cobra relevancia cada vez más, para algunos ciudadanos que perciben que en los medios de comunicación existe un sesgo político. Esto todo el mundo lo sabe, sin embargo el problema radica cuando estas ideas prefabricadas logran burlar el discernimiento social y sembrar conceptos muchas veces desacertados “izquierda=protesta=subversión, derecha=estado confesional=represión”. Esta situación evidencia la falta de compromiso periodístico generalizado con los asuntos políticos de la ciudad, porque como resultado nos brindan una información irresponsable y negligente. Irresponsabilidad y negligencia dada su función democrática, la cual es brindar información veraz a la población cosa que no están haciendo.

Por una parte encontramos medios de comunicación con un enfoque Petrista, que no dan cabida a críticas a su gestión y que solo buscan resaltar sus éxitos y triunfos jurídicos. Por otro lado existen aquellos que atacan constantemente cualquier tipo de hecho que guarde relación con la gestión de la administración distrital, o con sus victorias legales en este caso. En ambas situaciones se aprecia un sesgo manifestado en descalificaciones de uno al otro, representadas en argumentos dogmáticos y sectarios.

Es en este punto donde los ciudadanos que no tienen tendencia política quedan perdidos y desinformados en una contraposición de argumentos noticiosos que no ofrecen un punto medio y ecuánime. De esa manera un análisis crítico y ponderado por parte de la sociedad, de la situación presente, es virtualmente imposible.