Marilyn Monroe falleció en Los Ángeles el 5 de agosto de 1962. Cuando la encontraron estaba tumbada en su cama y había sufrido un paro cardíaco por sobredosis de medicamentos, pero, más allá de la causa clínica de su muerte, los expertos aún debaten hoy sobre los porqués de su trágico final.
Los forenses apostaron oficialmente por la tesis de un “probable suicidio”, pero, dada la notoriedad de la actriz de 36 años y sus vínculos con el poder, su desaparición se convirtió en un terreno abonado para el florecimiento de teorías conspirativas que alimentaron el enigma.
“Creo que ésta es una de las cosas que ayudan a mantener la leyenda de Marilyn viva, no saber cómo murió, por qué murió, y es algo muy intrigante”, comentó a Efe Scott Fortner, un reconocido experto en la figura de Marilyn Monroe.
“Se dice que fue una sobredosis, un suicidio, un asesinato… una de las teorías más populares es que la familia Kennedy tuvo algo que ver. He oído hasta que los extraterrestres la mataron, es un poco ridículo algunas veces. Desafortunadamente pienso que nunca sabremos lo que pasó”, dijo Fortner.
Para este estudioso de la historia de Monroe, poseedor además de una de las mayores colecciones del mundo de objetos que pertenecieron a la diva de Hollywood, la tesis más creíble es que Marilyn tomó demasiados barbitúricos sin darse cuenta.
“Creo que fue una sobredosis accidental. No creo que fuera un suicidio o un asesinato. Ella acababa de renegociar su contrato con el estudio Fox, estaba preparada para volver al trabajo en la película ‘Something’s Got to Give’. No creo que ella fuera una persona suicida”, manifestó Fortner.
A esa misma conclusión llegó en su libro “CSI: Marilyn (Caso Abierto)” el psiquiatra forense español José Cabrera, experto en toxicología y especialista en Medicina Legal y Criminología.
En una entrevista con Efe con motivo de la publicación, este año, de su obra, Cabrera indicó que Marilyn “no tenía comportamientos suicidas” los días antes de morir.
Cabrera analizó centenares de documentos desclasificados por el FBI sobre el asunto y grabaciones de conversaciones entre la actriz y su psiquiatra, y está convencido de que Marilyn era una “superviviente” con proyectos de futuro que, simplemente, “no podía dormir”, un problema que también resultó fatídico para Michael Jackson en 2009.
El forense, no obstante, apuntó que la desaparición de la famosa artista resultó muy conveniente para algunas personas.
“Había muchos interesados” en la muerte de Marilyn, desde el propio J. Edgar Hoover (director del FBI al que Cabrera diagnostica como “paranoico”) a la mafia, y también los había en que su muerte figurara como suicidio, añade Cabrera.
Las irregularidades encontradas en los procedimientos de la investigación sobre su muerte -con informes policiales que contradijeron las pruebas forenses, un listado incompleto de las llamadas telefónicas de Marilyn, análisis toxicológicos que no se hicieron o la tardanza de las autoridades en acudir al domicilio de la actriz- contribuyeron a generar sospechas.
Se especuló con que Marilyn, tras su aparente ingenuidad, iba a revelar secretos sobre JFK y su hermano Robert Kennedy; también se rumoreó que el FBI andaba detrás de lo que sabía la actriz sobre la supuesta relación de Frank Sinatra con la mafia, y que los gánsteres deseaban echar mano a información que presuntamente tenía ella sobre altas instancias de esa agencia federal.
En 1982, el fiscal del distrito de Los Ángeles, John van de Kamp, decidió estudiar de nuevo el controvertido caso después de que un exempleado de la oficina del forense hablara de la existencia de un diario de Marilyn con nombres y datos de personas en el Gobierno.
Aquel texto nunca se encontró, pero su mera sospecha justificó la investigación que terminó con la redacción de un informe de 30 páginas que dio por buenos, en líneas generales, los resultados de 1962.
Se ratificó el suicidio como causa probable de la muerte, aunque se admitió también una posible sobredosis accidental, mientras que se mostró “escepticismo extremo” sobre la hipótesis de un homicidio, ya que hubiera requerido “una conspiración masiva”.