La pelea por el Metro

La pelea por el Metro de Bogotá deja de presente que la contradicción entre el alcalde Gustavo Petro y el alcalde Enrique Peñalosa es algo que parece irreconciliable.

Desde que fuera elegido el segundo, el pasado 31 de octubre con un porcentaje de votación similar al del primero (33%), se inició una guerra mediática por demostrar las bondades e inconveniencias de cada modelo de ciudad propuesto.

El Metro de Bogotá es tal vez uno de los temas más sensibles en ese sentido. Durante los cuatro años de administración Petro el trabajo por adelantar los estudios y dejar próxima la licitación de las obras fue algo que se hizo con celeridad. Tanto así que el Gobierno Nacional, que en un principio se mostró reacio a avalar lo hecho por la alcaldía distrital terminó girando un cheque por el 70% de los costos.

Los estudios de suelos, avalados por el Banco Mundial, que tuvieron un costo de poco más de 13 mil millones de pesos dejaron clara la viabilidad de un metro subterráneo. Esta particularidad se sustenta en la calidad del suelo bogotano y en la necesidad de que la obra no desvalorice los predios alrededor de la misma.

Por su parte el alcalde Enrique Peñalosa, quien en años anteriores señaló los metros elevados como causantes de desvalorización, ha insistido en hacer un metro de esas características, en contravía de los estudios que ya están hechos. Para el nuevo mandatario este tipo de construcción abarata costos y reduce los tiempos de obra. Si bien es cierto que quien gana un cargo de elección popular gobierna de acuerdo a su plan de gobierno, también lo es que dejar de lado esos estudios podría generar un detrimento patrimonial.

Esta contradicción ha generado que ambos políticos, a través de las redes sociales y los medios de comunicación, hayan iniciado una confrontación mediática que tiene como eje al Metro.

Petro ha invitado a la ciudadanía a que se movilice en “defensa de las políticas de la Bogotá Humana”, usando como cabeza de ariete el proyecto Metro. También ha señalado que dejar de lado lo avanzado en el tema es condenar esa obra al olvido y ha sostenido que el interés de Peñalosa no es otro que perpetuar el modelo Transmilenio.

Por su parte Enrique Peñalosa ha dicho en público que los estudios vigentes sobre el Metro fueron hechos por un funcionario de tercera categoría mientras se “cepillaba los dientes”. Ambos señalamientos fueron respondidos por el director actual de IDU, William Camargo, quien desmintió esa versión.

Además, Peñalosa no ha dicho que no al Metro pero sí ha sido enfático en señalar que el sistema de transporte de Bogotá debe tener estar sustentado, principalmente, en buses.

De esta manera el proyecto que solucionará los problemas de movilidad en Bogotá aún sigue enredado y no es claro qué sucederá con el Metro hasta tanto Peñalosa no se posesione y decida continuar el proceso sobre los estudios ya hechos o estructurar unos nuevos.