El juego erótico que se puso de ‘moda’ entre los jóvenes de varias ciudades del país, hasta el punto de haber hecho saltar las alarmas de las autoridades en el 2013, fue llevado a la pantalla grande por el cineasta Spiros Stathoulopoulos. Una película catalogada por muchos como “una visión analítica del sexo en el cine; una respetuosa respuesta a Funny Games de Michael Haneke y una reverencial provocación a Lars Von Trier”. [Contiene material explícito, se aconseja discreción]
Según algunas versiones, las reglas de la ‘ruleta sexual’, -juego aparentemente creado en Medellín-, incluyen penetraciones sucesivas y pone a prueba la resistencia de los hombres. La historia que comenzó con el testimonio de una joven de 14 años que afirmó haber quedado embarazada durante esta experiencia, capturó la atención de numerosos medios de comunicación.
No obstante, y pese a que las autoridades –a falta de evidencia- no confirmaron la existencia de esta práctica sexual, los rumores no sólo impregnaron cientos de titulares noticiosos alrededor del mundo, sino que le sirvieron a Spiros Stathoulopoulos -director de la cinta PVC-1- para crear ‘Fucking Games’, un film experimental inspirado en la “ruleta sexual”.
La naturaleza explícita de esta pieza fílmica existe principalmente a manera de respuesta a la pregunta de Michael Haneke en Funny Games, siendo de esta manera, una invitación a dialogar a través del cine sobre la manipulación del medio y el tratamiento consumible de la violencia y el sexo.
La naturaleza del cuestionamiento adaptado de Fucking Games es la evolución y la representación actual del sexo en el cine, el tratamiento del sexo en la pantalla grande, la reflexividad del medio y su manipulación, la complicidad del espectador y la transvaloración del sexo en la sociedad.
¿Si permitir al espectador imaginar es inteligente, entonces no permitirlo imaginar no es inteligente? Si la sociedad condena los crímenes sexuales y esos crímenes son consumibles en la pornografía, ¿hasta qué punto esta condena es hecha sin la conciencia de la complicidad del espectador? ¿Somos todos cómplices de cruzar los límites reprochables del sexo si somos espectadores de pornografía? ¿Dónde se trazan los límites de lo reprochable? ¿Hemos cambiado los límites de lo que hoy es reprochable en el sexo y en su representación en el cine? ¿Hemos fusionado los límites o el significado del género no pornográfico y pornográfico en la representación del sexo? ¿Hasta qué punto hemos trivializado el sexo en la sociedad y en el cine? ¿Hasta qué punto el espectador y la sociedad es manipulado por y hacía el sexo? Son muchas de las preguntas que se plantea Spiros Stathoulopoulos es su más reciente cinta.
No obstante, por el carácter experimental del film, éste sólo se verá en festivales en el año 2025.