Dos conocidos se encuentran nuevamente. La final que más veces se ha repetido en la historia de los mundiales abre un nuevo capítulo que sólo el 13 de julio conocerá su final. Hasta ahora, alemanes y argentinos dividen glorias en la máxima justa del fútbol, la tercera podría ser la oportunidad de consagrar un nuevo líder del fútbol mundial.
La historia de Argentina-Alemania ha estado llena de gestas que ambos países nunca van a olvidar. En el mundial de México 86, la figura de un jugador nacido en el sur del gran Buenos Aires, rompía los pronósticos de una Copa hecha a la medida de Brasil. Diego Armando Maradona, con tan solo 26 años, fue el artífice de uno de los partidos más recordados en la historia de los mundiales.
En México, los dos equipos llegaban con un gran nivel. Por parte de los alemanes, Karl-Heinz Rummenigge llegaba afilado y su poder goleador era la principal carta de presentación para derrotar a los sudamericanos. Por su parte, Argentina contaba con el mejor jugador del certamen: Diego Armando Maradona.
El partido contó con un inusual dominio del equipo de Carlos Bilardo. José Luis Brown abrió la cuenta en el minuto 23, el marcador se mantuvo en 1-0 hasta el descanso. En el segundo tiempo, Jorge Valdano hizo el segundo de Argentina. Karl-Heinz Rummenigge descontó en el minuto 74 para Alemania y Rudi Völler empató a los 80. Solo tres minutos más tarde, Diego Armando Maradona recibió el balón en el medio del campo rodeado de rivales y sin casi posibilidades de juego, mágicamente logró meter un pase a Jorge Burruchaga, quien convirtió el gol que permitió a Argentina recuperar la ventaja de 3-2 que lo consagró campeón del mundo. La selección de Argentina celebró su segunda victoria en la Copa Mundial.
Cuatro años después, las mismas selecciones se encontraron en la final de Italia 90. Con varios de los mismos jugadores, el partido por la copa tuvo un desenlace diferente. Los argentinos llegaban luego de dos tandas de penales contra Yugoslavia e Italia y con su figura lesionada en un tobillo.
En cambio Alemania tenía un equipo sólido en todas sus líneas. Los dos únicos equipos que le pudieron sacar puntos fueron Colombia, en la fase de grupos, e Inglaterra en semifinales. Su tridente ofensivo, Pierre Littbarski, Jürgen Klinsmann y Rudi Völler, estaban en su mejor momento y Lothar Matthäus, capitán del equipo teutón, era el perfecto enlace entre ataque y defensa.
Tanto Argentina y Alemania jugaron un partido muy cerrado. La pelota no salía del medio de la cancha y una gran cantidad de faltas dejó varias tarjetas amarillas y dos rojas. El gol no aparecía para ninguno de los equipos. Finalmente, Alemania llegó de la nada hasta el área de Argentina y Völler fue derribado por un defensa contrario. El juez cobró y Andreas Brehme lo convirtió en gol. Alemania fue el campeón.
Este domingo se abrirá un nuevo capítulo de la final más jugada en la historia de los mundiales. La tercera vez que se ven las caras argentinos y alemanes, será la oportunidad para que la balance se incline a favor de alguna de estas grandes potencias del fútbol mundial.
