El primer tema de discusión en la mesa de diálogo entre el gobierno y la guerrilla será el desarrollo rural. El grupo insurgente ha expresado en una serie de “reflexiones” que su concepción de tierra está ligada al territorio y que ese acceso a va “más allá del derecho al suelo y a su titulación”.
El eje de la violencia y del conflicto en Colombia ha pasado por la tierra. Las luchas campesinas por la reforma agraria, las segundas colonizaciones, los combates entre ejército y guerrilla, el desplazamiento, el narcotráfico y la degradación de la guerra se han hecho en el campo colombiano.
Por esta razón, gobierno y Farc decidieron concertar que el primer punto de discusión de la agenda de diálogo para poner fin al conflicto armado debe ser el desarrollo rural. Las partes saben que la implementación de la paz, la tercera fase del proceso, tendrá impacto directo en los campesinos y que hay que llegar a acuerdos mínimos para que el proceso sea efectivo.
Ambos expusieron sus posturas al respecto. El gobierno habla de la iniciativa de restituirle la tierra a los millones de despojados del país, señala las iniciativas por llevar la prosperidad democrática a las regiones y hacer del campo otra locomotora económica.
Las Farc, mientras tanto, criticó el modelo de economía extractora de esta administración, habló de la “mentira” de la restitución y señaló que el modelo de desarrollo privilegia la agenda de las multinacionales que explotan nuestros recursos por encima de la economía agraria y del beneficio campesino.
Sin duda, el de la tierra será el debate más importante en la negociación que arranca el 15 de noviembre en La Habana, Cuba. Este fin de semana, cuando quedan pocos días para iniciar formalmente el diálogo, la guerrilla expuso a través de algunas “reflexiones” lo que para ellos significa la tierra.
“El elemento tierra es componente esencial del territorio; de tal manera que es a partir de este concepto que se han de dar nuestras consideraciones fundamentales, tomando como base de esa territorialidad aspectos como soberanía en general, la relación amigable con la naturaleza, el problema de la soberanía alimentaria como algo más específico, y el bienestar social, entre otros aspectos”, señala el grupo insurgente a través de un comunicado.
Según ellos, el tema debe abordarse desde una visión “no utilitarista ni de dominio antropocentrista”, teniendo en cuenta que es en la tierra y en el territorio donde se desarrollan “relaciones socio-históricas, incluyendo el aspecto de definición de la soberanía”.
Las Farc desean, según este comunicado, un “manejo de interrelación humanidad-naturaleza, que entraña respeto a la tierra, a las aguas, a la flora, a la fauna,-los elementos todos de la espacialidad, distantes de la cosificación y mercantilización de sus componentes en las formas de objetivación destructiva de la vida en que lo impone el capitalismo de libre mercado”.
Y se oponen al “desafuero del capitalismo por dominar y manipular la naturaleza sin medir o sin que le importe las consecuencias”. De acuerdo con la guerrilla, este modelo ha generado “irreparables daños” que van desde el exterminio de las especies, pasando por la “desarticulación de la economía campesina, desequilibrios ambientales y sociales, al punto de estar empujando al planeta a su destrucción”.
Para las Farc, “el derecho a la tierra va más allá del derecho al suelo y a su titulación” ya que los propietarios del territorio deben tener la posibilidad de garantizar el “disfrute de la naturaleza en armonía con ella, la reafirmación y desarrollo de las relaciones sociales y de la cultura en el marco de un desarrollo socio-económico sustentable”.
Frente a la crítica al modelo extractivo de desarrollo que plantean las Farc, proponen que sean los propios campesinos quienes desarrollen sus propias políticas agrarias de acuerdo a “objetivos de desarrollo sostenible”, que para ellos significa que se satisfagan las necesidades de cada generación “sin comprometer las posibilidades de las generaciones futuras”.
Finalmente, la guerrilla denuncia que “todos los proyectos que derivan en entrega del patrimonio nacional surgen de las élites gobernantes de manera inconsulta” con las comunidades campesinas.
Sin duda esta postura de las Farc obligará a que en la mesa de diálogo se discuta no solo el tema de la tierra sino el modelo de desarrollo en general. Por los acuerdos que se lleguen en el primer punto de negociación pasará, seguramente, el éxito o el fracaso de este nuevo intento de paz.