“Lady Masacre” de Mendoza

Mario Mendoza se adentra en un territorio que se inscribe dentro de un género que él define como “realismo degradado”. En esta novela, el autor explora con maestría los rasgos de una literatura policiaca que da como resultado una historia desgarradora y escalofriante.

Lady Masacre fue la oportunidad para regresar a la novela policiaca, que el autor no tocaba desde Scorpion City, pero a diferencia de la anterior, aquí habla de la bipolaridad, aquellos juegos macabros del cerebro.

Junto a Frank Molina, un hombre bipolar, marihuanero, alcohólico, adicto al porno y actor principal de esta historia, el lector viajará por las profundidades de Bogotá intentando solucionar un caso extraño en el que la dificultad de estar ciento por ciento sanos mentalmente es el día a día.

En palabras del autor, Frank Molina sufre este trastorno porque “la bipolaridad va generando una obsesión por lo contrario. Son como dos fuerzas que están en permanente choque. La idea para mí era construir un detective bipolar que tuviera en el fondo un trastorno obsesivo compulsivo que tenía que materializar de alguna manera en algún lado y era en la escritura; entonces es un bipolar delirante, que termina incluso en una clínica siquiátrica”.

Otro elemento de la novela policiaca es la figura del detective como un ángel negro que se va purificando, aunque no necesariamente con un final feliz. Mario Mendoza explica que esa es una característica de la novela neopoliciaca: “del personaje del siglo XIX, el tipo razonable, frío, conciso, es lo contrario, porque, duda, no sabe, tiene brotes sicóticos, depresivos, y en el único lugar que puede poner orden delirante es en la escritura, por eso está narrado en primera persona.”

Algo curioso de la novela es la aparición de Batman: “me persiguió en una clínica siquiátrica aquí en Bogotá, es el superhéroe más repetido a nivel de cotidianidad. Supe que tarde o temprano tenía que introducirlo, y está ahí, en Lady Masacre, y es uno de mis personajes predilectos, uno de los personajes más entrañables”.

Otro personaje que se muestra en medio de la investigación es la luchadora estadounidense de artes marciales y judoka, Ronda Rousey, la mujer de la que Mendoza tomó sus logros, la fuerza y la contundencia en el ring, para darle vida a Lady Masacre. El autor confiesa que “inspirado en ella salieron las últimas hojas de esta novela”.

Ahí está, entonces, esta novela en la que se puede leer “el orden desorden” del ex periodista y ahora investigador Frank Molina, quien terminará en un laberinto con pasajes oscuros, personajes sombríos, redes de corrupción y en el que conocerá a una mujer que al subir al ring deja un rastro de perplejidad.

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