El Foro Económico Mundial (World Economic Forum, WEF) publicó su último informe sobre las tendencias para el próximo año, un buen indicativo de lo que podemos esperar a nivel global durante el año 2014. La fundación sin ánimo de lucro que organiza cada año la reunión de las élites financieras en Davos, Suiza, ha recurrido a su red de Consejos de Agenda Global para diseñar el listado, que intenta identificar “las fuerzas que operarán durante los próximos 12 o 18 meses”.
Como señala en su introducción el informe, “el mundo cambia más rápido que nunca”. Los focos de conflicto aparecen en el momento menos pensado en el lugar imprevisto, por lo que “si queremos abordar los problemas a los que nos enfrentamos como planeta, necesitamos mantener el ritmo y anticipar lo que nos espera”. A continuación presentamos los principales retos del próximo año según su nivel de importancia, de mayor a menor, analizados por los expertos participantes.
Tensiones sociales en Oriente Medio y África
Aunque la primavera árabe prometiese un nuevo panorama político en los países islámicos, los recientes acontecimientos ya no sólo sugieren que quizá el cambio social en dicha región se haya retrasado, sino que sus consecuencias son imprevisibles. “Hay un consenso creciente en que la región está afrontando un período de incertidumbre intensificada, en la raíz de la cual se encuentra la desigualdad social”, explica Tarik Yousef, CEO de Silatech.
El 45% de los expertos aseguran que el principal problema a resolver es la inestabilidad política, mientras que tan sólo el 27% cree que el desempleo sea el reto más importante. Los factores que han conducido a esta situación son la falta de confianza entre las partes en conflicto, la intolerancia en la arena pública y el fracaso a la hora de proporcionar estabilidad a transiciones frágiles.
Desigualdades sociales crecientes
El informe lamenta que, a pesar del crecimiento macroeconómico global, cada vez aparecen más bolsas de pobreza en los estados de nivel medio y bajo. Los países en crecimiento han creado una nueva y reducida clase que goza de “unos privilegios económicos sin precedentes” y cuyo desarrollo es paralelo al empobrecimiento de las clases más bajas. China, India y Estados Unidos son tres de los países señalados por Helene D. Gayle, CEO de CARE USA, que añade que “es necesario desarrollar innovaciones que terminen con la creciente desigualdad en el planeta”.
Desempleo estructural y persistente
La fotografía de una cola de gente esperando a entrar en una oficina del INEM en Madrid sirve para ilustrar esta tendencia, que “amenaza nuestro tejido social y crea inquietud”. Se trata de una de las preocupaciones más acuciantes en los países más desarrollados, y que, según el informe, ha de atajarse a través de políticas públicas que contribuyan a la creación de empleo y a la inversión en el trabajador. “Las empresas deberían tomar parte en la lucha contra el desempleo juvenil, entrenando y tutorizando a los jóvenes en roles que permitan oportunidades de carrera”, explica S.D. Shibulal, CEO de Infosys, que señala que el trabajo no está desapareciendo por culpa de la tecnología, sino simplemente mutando.
Crecientes amenazas cibernéticas
Ni Edward Snowden ni Julian Assange: la nueva guerra en la red tiene un gran número de enemigos anónimos que en cualquier momento pueden derribar los servidores donde se alojan un gran número de páginas web. Los ataques de denegación de servicio que han sufrido medios como The New York Times o empresas como Paypal y Mastercard preocupan al WEP, así como el “vandalismo” cibernético y la proliferación del llamado “internet de las cosas”.
Falta de acción contra el cambio climático
Aunque cada vez más estudios refuercen la teoría de que el cambio climático ha sido producto de la acción humana, el informe sugiere que aún estamos lejos de conocer las auténticas consecuencias que este puede tener para el planeta. La urgencia que existía hace apenas unos pocos años ha desaparecido y la inversión económica por parte de poderes públicos y el sector privado debería ser mayor, defiende Christiana Figueres, de las Naciones Unidas: “Acelerar la introducción de las energías renovables en la matriz energética no tiene sólo implicaciones climáticas positivas, sino que nos transporta al puntero futuro de una economía baja en carbono”.
Confianza decreciente en las políticas económicas
La crisis financiera ha provocado que la gente deje de creer en la política, algo especialmente acentuado entre los más jóvenes. El crecimiento del mercado inmobiliario y de las sub-prime fue visto antes de la caía de Lehman Brothers como “signos de un tremendo progreso” que rápidamente pasaron a ser “símbolos de irresponsabilidad y amenaza”, como explica John Lipsky, de la School of Advanced International Studies. El profesor cree que el mundo de la política debe aprender de su miopía e ineficiencia a la hora de enfrentarse a los problemas económicos, especialmente en lo que concierne al nivel de interconexión de la economía global.
Falta de valores en el liderazgo
“¿Hasta qué punto nuestros líderes quieren servir al bien común, y hasta qué punto pueden echarse a perder por el deseo de servirse a sí mismos y a sus familias?”, se pregunta el arzobispo John Onaiyekan. La educación es el valor más importante para hacer frente a ese problema, tanto para generar políticos que piensen a largo plazo como ciudadanos lo suficientemente cultivados como para criticar a los primeros cuando no sirven al bien común. En opinión del cardenal, es vital que los nuevos cabecillas gocen de una gran amplitud de miras para dar respuesta a problemas de muy diferente índole: “Si los líderes dejan de aprender, es el fin”.
La expansión de la clase media en China
La educación del país oriental es una de las razones por las que ha conseguido ser tan competitivo a nivel mundial, junto a la adopción del libre mercado, el dominio de la tecnología y la ciencia y una cultura del “pragmatismo y la meritocracia”. Ello ha dado lugar a la aparición de una nueva clase media formada, en parte, por los “más de 600 millones de personas” rescatadas de la pobreza. Este crecimiento social ha hecho desaparecer las tensiones regionales, aunque puede significar una importante amenaza para el medio ambiente a nivel mundial.
La creciente importancia de las megaciudades
Como nos explicaba hace poco Ricky Burdett, profesor de la London School of Economics, las ciudades crecerán hasta un 80% en las próximas décadas. El crimen, la polución, la enfermedad y la indigencia eran problemas que afectaban tanto al Londres del siglo XIX como a las actuales megalópolis. Geoffrey West, profesor del Instituto Santa Fe, asegura haber creado una “ley de las ciudades” que permite averiguar, a partir del manejo de una gran cantidad de datos, el índice de criminalidad, de enfermos de SIDA o el tamaño de las carreteras de cada urbe… El factor esencial para el éxito y resistencia de una gran ciudad es, en opinión del experto, la diversificación, y pone el ejemplo de Detroit, cuya economía estaba basada casi únicamente en la industria automovilística, para ilustrarlo.
La rápida difusión de la desinformación en la red
El informe considera que culpar a las redes sociales de difundir información equivocada es sencillo, pero que de esa manera, olvidamos el contexto social y político en el que se transmiten dichos contenidos. Para Farida Vis, de la Universidad de Sheffield, “cada caso de desinformación es único y debe ser considerado de manera independiente”. La profesora recuerda que el papel del ser humano a la hora de desentrañar la veracidad de una información no puede ser sustituido por el de ninguna máquina.