Las encuestadoras otras grandes perdedoras

En un nuevo episodio sorpresivo, esta vez en la cuna democrática del mundo, se demuestra la profunda diferencia entre los pronósticos estadísticos de las empresas encuestadoras contra la realidad de la voluntad de los votantes. El foco esta mañana está en las empresas encuestadoras que fracasaron nuevamente en su propósito para predecir el resultado en esta enigmática elección presidencial.

Los datos estadísticos daban un resultado bastante reñido, pero la realidad fue muy diferente. Trump ha ganado la presidencia de Estados Unidos con un resultado sorpresivamente generoso; resultado al que ninguna encuesta pudo atinar. De acuerdo con los diarios Washington Post y el New York Times la diferencia entre los dos candidatos fue de por lo menos 61 colegios electorales, un amplio margen que descrestó a la opinión pública y que esfuma cualquier actitud de duda frente a la contundente victoria.

Una vez asegurado el decisivo estado de la Florida, Donald Trump tuvo pavimentada su entrada a la Casa Blanca para el 2017. Mientras que las predicciones dieron algunos observadores una sensación consoladora de certeza, los votantes reales aún poseían la capacidad de dar una sacudida al sistema electoral. Donald Trump desafió las encuestas finales del electorado estadounidense, que a grandes rasgos predecían una victoria de Hillary Clinton de 2% en promedio.

“Es más difícil de hacer sondeos en la actualidad, para obtener una muestra que se parezca al electorado “, dijo Karlyn Bowman, analista de la opinión pública en el American Enterprise Institute en Washington. “Hemos sido testigos de una célebre equivocación”.

Esta nueva elección les deja un mensaje bastante claro a las encuestadoras del mundo que deben afinar y ajustar sus metodologías. Este resultado se une a una serie de fenómenos similares en otros países de Latinoamérica y del mundo.