La “Fundación Forjando Futuros” y “Tierra y Vida”, surgidas en para apoyar los procesos de restitución de tierras en Uraba, donde hay una larga tradición de despojo y presencia paramilitar, ganaron este martes el Premio Nacional de Paz 2012.
En su decimocuarta convocatoria, el jurado premió a colectivos que trabajan por la restitución de tierras despojadas durante el conflicto armado que azota Colombia desde hace casi medio siglo, y que se calculan en cerca de seis millones de hectáreas.
Los otorgantes de este premio son el Programa de las Naciones Unidas para el Desarrollo (PNUD), organizaciones sociales y diversos medios de comunicación y está dotado con 70 millones de pesos (unos 38.360 dólares).
“Tierra y Vida” nació a partir de juntas de acción comunal del Urabá y, en 2010, formaron una asociación que agrupa en la actualidad a líderes reclamantes de tierras de toda Colombia.
Por su parte, la “Fundación Forjando Futuros”, se creó en 2002 en la misma región con el objetivo de trabajar en favor de las víctimas de la violencia y del despojo de tierras.
Carmen Palencia, de “Tierra y Vida”, denunció en una rueda de prensa en Bogotá, que los autores del despojo tienen ahora en Colombia “mayor capacidad de movimiento porque saben que no hay quien los persiga, no hay quien los investigue y no hay quien los judicialice”.
Es por eso que reclamó a la Fiscalía General de la Nación que “actúe” para resolverlo, ya que en caso contrario, los defensores de los despojados seguirán “padeciendo los atentados, de las amenazas, el despojo y la revictimización”.
Y es que desde 2008, unos sesenta líderes defensores de la restitución de tierras han sido asesinados en el país andino, una docena de ellos en la región del Urabá.
A esta petición se unió Gerardo Vera, presidente de la “Fundación Forjando Futuros”, quien reclamó al Gobierno “una debida protección” a los reclamantes de tierras y pidió la prohibición del porte de armas por parte de civiles en las zonas de restitución de tierras para garantizarla.
Las dos organizaciones galardonadas nacieron en el Urabá, una región del Caribe colombiano fronteriza con Panamá y donde actuaron las Autodefensas Campesinas de Córdoba y el Urabá (ACCU), el principal de los grupos paramilitares que precedieron a las Autodefensas Unidas de Colombia (AUC).
En la actualidad “Los Urabeños”, una de las bandas criminales (bacrim) surgidas tras la desmovilización de las AUC en 2006, actúa en esta zona, que concentra gran parte del tráfico de droga que sale de Colombia hacia los Estados Unidos por el Caribe.
El presidente de Colombia, Juan Manuel Santos, viajó en febrero hasta el municipio urabeño de Necoclí para presentar la Ley de Víctimas y Restitución de Tierras en un acto que congregó a miles de campesinos de la región.
El jurado también hizo una mención especial a la Pastoral Social Regional del Suroriente Colombiano, defensora de las comunidades indígenas, campesinas en los departamentos del Meta, Vichada, Guaviare, Vaupés y Amazonas.
La iniciativa del Premio Nacional de Paz nació en 1999 y durante sus 14 ediciones ha galardonado a una veintena de comunidades, organizaciones o individuos con el objetivo de promover la paz, la humanización, la solidaridad y el entendimiento entre los colombianos.
Entre estos ganadores se encuentran la Guardia Indígena del Norte del Cauca (2004), la Diócesis de Quibdó (2005), la comunidad de la Unión Peneya (2009) y la Asociación Campesina del Valle del Río Cimitarra (2010).