Muerte, descontento y pérdidas dejó a su paso el Paro Nacional Agrario del 2013. Un paro que duró aproximadamente un mes, pleno de bloqueos, enfrentamientos, reuniones que no llegaron a ningún acuerdo y un Pacto Agrario que inició con el pie izquierdo. Esta iniciativa que surgió debido a la desesperante situación económica que muchos labriegos han estado atravesando, a raíz de la entrada en vigencia de acuerdos como el TLC, de medidas tomadas por el Gobierno y claro está de la violencia que Colombia presenta desde hace años.
El 19 de agosto de este 2013 que acaba, día en que empezó el paro agrario, se dio comienzo a una incesante batalla entre Gobierno y campesinado. Día a día se presentaron destrozos, bloqueos en las vías, enfrentamientos con la fuerza pública que cobraron varias de vidas de personas inocentes. Así como concentraciones que afectaron varios puntos y ciudades del país, en donde se reflejaba hasta donde estaban dispuestos a llegar los campesinos por cumplir su objetivo.
Boyacá, Huila, Bogotá, Nariño, Tolima, Arauca, Casanare, fueron algunos de los muchos departamentos y ciudades que se vieron afectados por el Paro Nacional Agrario, que sin duda fue una de las mayores crisis que surgió en este año.
Un masivo Cacerolazo del que hicieron parte campesinos, estudiantes y sindicatos y una frase dicha por el presidente Juan Manuel Santos, que marcó e indignó a muchos: “el tal paro agrario no existe”, fueron algunos de los aspectos que más generaron controversia dentro de este asunto.
Héctor Centeno, campesino y representante de los labriegos en la firma del Pacto Agrario, desde su punto vista, afirmó que el paro que se presentó por un poco más de tres semanas, no dejó nada más que desolación.
Según el vocero, el paro nacional es una de las manifestaciones más grandes hechas por el sector en muchos años y que a su paso permitió que varias de las debilidades que tiene el Gobierno frente a este sector salieran a luz pública.
“Con esta gran protesta salió a la luz el abandono que por mucho tiempo ha tenido el sector rural, en donde los índices de pobreza son realmente asombrosos. También se reveló el efecto que tiene el TLC y finalmente nos pudimos dar cuenta que Colombia en este momento puede estar a puertas de una crisis de hambruna” aseguró Centeno.
Asimismo, indicó que el ‘gran paro’ fue el camino para que el pueblo colombiano se diera cuenta que el Gobierno no tiene una política agraria, ni una política para favorecer la producción nacional.
¿Qué quedó del paro?
Durante los días de cese de actividades y bloqueos por todo el país, varias de personas perdieron la vida y otros resultaron heridos, respecto a esto, Centeno dijo que la finalidad que tenía el paro agrario ‘sí vale la pena’ y que la protesta popular que desafortunadamente se salió de las dimensiones de la causa y ocasionó los enfrentamientos en donde fallecieron y resultaron heridos muchos campesinos, es un aspecto que no se puede demeritar porque muchas de las personas que perdieron la vida lo hicieron en búsqueda de un mejoramiento para su sector.
“Aunque no es justificable que haya muertos, heridos o judicializados, esas son las consecuencias a las que el Gobierno nos ha llevado por el abandono a nuestro sector. Y a pesar de todas esas protestas, no se ha podido conseguir nada, no sabemos que más hacer” aseguró.
De acuerdo con Héctor Centeno, de alguna manera, el paro agrario dejó en el pueblo un precepto, el cual se manifiesta a través de la debilidad política del Gobierno como también en la dirigencia campesina, debido a que muchos de los representantes del campesinado concluyeron tomando la decisión de abrirse paso a la política, por lo que “se perdió toda dimensión y objetividad de aquellos que luchaban por una reivindicación para los campesinos”.
“El paro no ha finalizado, aún se mantiene, simplemente lo que terminó fueron los bloqueos en las vías. Hay que esperar que puede pasar para de una vez poner fin a esta situación”, concluyó el vocero y campesino, Héctor Centeno.