Sin mucha plata y con muchas ganas, un grupo de jóvenes en Bogotá recicla bicicletas para luego donarlas. El modelo viene cogiendo fuerza en la capital y se quiere aplicar en todo el territorio nacional.
Todos los días se escuchan voces que reprochan los largos trancones, la intolerancia del peatón y del conductor y la exorbitante cantidad de huecos que inundan las calles de Bogotá. Sí -ya sabemos- conducir en la capital es toda una odisea y hablar o replicar de ello no es nuevo.
Tampoco es nuevo o jugosamente noticioso rescatar las virtudes de recorrer la ciudad a punta de bici, aunque hace falta que esa tendencia tenga más eco en la agenda nacional y en los medios de comunicación.
Por eso, cuando encontramos a un grupo de amigos de la localidad de Suba que hacen de la chatarra una obra de arte andante, no logramos resistirnos y fuimos a hacerles una visita.
El ‘Biciclaje’ de Fundación Tortuga
“Menos bicis guardadas y más sonrisas rodando”, enuncia este colectivo sin ánimo de lucro que recoge bicicletas dañadas u olvidadas y las restaura, con el fin de darlas a personas que quieran hacer parte de la cultura de la bici y que disfruten de atender sus actividades diarias pedaleando.
Desde un pequeño taller ubicado en el centro comercial Fiesta Suba se recicla el material, luego se repara, se pinta, se le hacen todos los ajustes para convertirlo en una bici de buena calidad y después se le da gratis a alguien que la necesite. Pese a que el lugar no es ostentoso ni lleno de lujos, el amor por la bici se desborda y la amistad entre cada uno de sus miembros es palpable.
En el ‘Tortugamovil’, un pequeño jeep azul, se recogen las partes donadas o recolectadas y se depositan en el taller para darles tratamiento. Este cuenta con un espacio para guardar las bicis, un compresor, herramientas, refracciones, un computador y pintura (…) todos dispuestos por los mismos integrantes del colectivo.
Juan Sebastián Bejarano y sus primos Carlos Eduardo y Juan Pablo Bejarano, fundaron Tortuga hace un par de años con la expectativa de hacer que los colombianos cambien el carro, la moto, el bus o el TransMilenio por una bicicleta y así construir comunidad a través de una red local de biciusuarios. Al grupo se fueron sumando más personas, ya han entregado decenas de bicicletas, realizado numerosas campañas sobre responsabilidad vial y construido proyectos productivos.
En nuestra visita conocimos John Fredy Camargo, un vendedor de envueltos de mazorca ‘de a pie’, quien asistió a la entrega una bici para él y otra para su hijo. “Con la bicicleta puedo hacer mejor mi trabajo. Me dieron canasta para llevar los envueltos y ya puedo ir más lejos a vender, qué dicha”.
Tortuga le apunta a aplicar este modelo en todo el país y a consolidarse como una fundación generadora de desarrollo, por medio de la movilidad en bicicleta y del Biciclaje. Así que, si tiene una bici olvidada en el garaje, piezas para regalar, o quiere aventurarse en el mundo del pedal y las dos ruedas, péguese la rodada hasta Tortuga. Ver galería.