Marta Lucía Ramírez insiste en la Presidencia

La exministra de Defensa criticó el equipo negociador del Gobierno en los diálogos con las Farc, habló del desmonte del fuero militar, de su responsabilidad en el caso Santoyo y del estado de sus relaciones con el expresidente Uribe.

Marta Lucía Ramírez, es exministra de Comercio exterior y de Defensa. Actualmente es la coordinadora de la Coalición para el desarrollo industrial que aglutina a los sectores siderúrgico, metal-mecánico, textil y confecciones, farmacéutico, alimentos y cueros.

No ha dejado la política, la sigue ejerciendo con la misma pasión de siempre. Su nueva faceta no le impide hablar de los aspectos más relevantes de la vida nacional.

¿Cómo ven los industriales el diálogo entre el gobierno Santos y las Farc?

El empresariado colombiano, particularmente el sector industrial y manufacturero, está muy comprometido con la paz, con el fortalecimiento del Estado de derecho, con la idea de que la paz no es solamente un asunto militar. Es consciente de que factores como la educación, la inversión, el desarrollo empresarial, la salud y la infraestructura atraviesan el tema de la paz, sobretodo en las zonas del país que han sido históricamente abandonadas.

Obviamente, varios empresarios tienen la preocupación de que esta vez, a diferencia de los anteriores intentos, se pueda llegar a un acuerdo al menos con las Farc. Al menos, porque el conflicto involucra a otros actores como paramilitares, bandas criminales y el Eln.

Es importante resaltar que cualquier acuerdo con las Farc debe pasar por un compromiso de parte de ellos con no volver a reclutar menores que hoy están en la primera línea de combate, que no sigan atentados terroristas contra la población civil, que no utilicen armas no convencionales como las balas con cianuro o los ‘tatucos’, y, por último, marginarse del narcotráfico y ayudar a combatirlo.

Las Farc son el principal cartel de drogas del mundo. Es cínico que digan que no tienen nada que ver con el negocio. Lo dijo el expresidente Gaviria, vamos a ver si ahora si lo creen porque parece que durante estos días todo el mundo ha tragado entero ese cuento de que no tienen nada que ver.


¿Luis Carlos Villegas es la persona indicada para representar al empresariado en la mesa de negociación?

No quiero referirme a eso. El Presidente tuvo la autonomía de elegir a sus representantes en la mesa.


¿Qué le hace falta a la mesa?

El Presidente debió incluir en la mesa de negociaciones a una mujer. Este país tiene 23 millones de mujeres, preparadas en todos los temas, ¿Por qué no hay ninguna en la mesa? Sale una foto con las mujeres del equipo, pero claro, como asesoras. Ahí hay un problema de fondo.

También se está evadiendo un mandato del Consejo de Seguridad de la ONU que pide que las mujeres hagan parte de cualquier solución, negociación o acuerdo sobre un conflicto. Porque la mujer es la violada, es la víctima, es la madre, la hija; es, por lo general, quien lleva la peor parte.

¿Está de acuerdo con que los miembros de las guerrillas participen en política una vez se negocie el fin del conflicto?

Es una bofetada para la sociedad colombiana que ellos puedan pasar de delinquir, directamente, a participar en política. Está bien que Colombia esté dispuesta a perdonar y a decir “si se merecían 60 años de cárcel, dejelos 10, o 7, o 6” pero punto.

Lo que no es posible es que los vengamos a tratar como si fueran héroes. Lo que falta es que los vengan a condecorar en el Congreso. Eso es inaceptable. Tiene que haber un mínimo de justicia. Por eso el tema de la Justicia transicional es importante. Seguramente tendrán penas con unos mínimos y unos máximos, como se acordó con los paramilitares, que sean aceptables para las Farc.

El tema de la participación en política tiene que ser en casos excepcionales. Lo que se hizo con el M-19, por ejemplo, es muy diferente a lo de ahora, era una guerrilla que no estaba tan involucrada con el narcotráfico y el terror, tenía unas banderas más políticas que de terrorismo. Por eso es tan importante ahora ver a Petro y a Navarro haciendo política. Pero es inaceptable para esta sociedad que unos de los peores criminales de este paìs pasen a hacer política.


Después de que participara en el evento del Club el Nogal en el que se le rindió un homenaje al expresidente Uribe, se insinuó que usted era una de las candidatas a tomar las banderas del “uribismo” ¿Ése es su lugar en el espectro político?

La tragedia mía es que siempre me pretenden ubicar con un “ismo”, siempre creen que uno es propiedad del “uribismo” o del santismo, del “pastranismo” o del “gavirismo”. En mi caso particular, he tenido la fortuna de trabajar en sus gobiernos, con distintas funciones, como una tecnócrata, pero, en realidad, yo vine a hacer política en los últimos 5 años.

Luego de pasar por el Ministerio de Defensa entendí que lo que este país necesita transformar para poder progresar y llegar a la paz, es la política. Yo he hecho política sin comprar un voto. Tuve la séptima votación del Senado y jamás he comprado un voto u ofrecido un puesto. Saqué 300 mil votos en la consulta presidencial a pesar de no tener ningún congresista acompañándome, ninguna maquinaría política, ni el apoyo económico de otros.

Por esas razones, cuando el presidente Uribe hizo su propuesta del “Puro Centro Democrático” dije “me parece interesante” que haya un sistema como la concertación de Chile donde gente que tenga un parecido ideológico pueda salir a competir y tener una sola candidatura. Uno podría decir, en este caso colombiano, “todos los que se sientan en la centro derecha, que bueno que compitan y tengan una sola candidatura” y pues a mí me gustaría participar.

Si el día de mañana el Partido Conservador se sacude de su entreguismo al gobierno de turno. Lo digo porque ha resuelto renunciar a tener candidaturas independientes a su aspiración de llegar al poder para mejorar el país. Me parece lamentable que eso lo haya hecho durante 12 años. Pero, si el partido resuelve tener candidatura, yo quiero estar ahí.

Pero no me lo ponga como que sí estoy con Uribe o no. Debemos aceptar que lo importante son las instituciones y no los “ismos”. Yo quiero demostrar que se puede ser conservador sin estar en la caverna, estando a tono con el mundo de hoy. Quiero construir un proyecto con los jóvenes.


¿Cree que su imagen quedó afectada por el escándalo del General Santoyo?

Yo creo que no me debería afectar. Son cosas que suceden y uno tiene que ponerle la cara la vida, como siempre lo he hecho. Mi manera de asumir la vida ha sido con franqueza, frente a cada episodio que he protagonizado en la vida pública. No tengo nada que ver con el Gral. Santoyo. Ni lo nombré, ni lo escogí, ni lo ascendí. ¿Sabe cuánta gente votó por él? 96 senadores. ¿Por qué tengo que ser yo quien asuma esto sola?

Lo que hice fue participar en un debate, donde los argumentos que nos dio el General Naranjo, director de la Policía, nos parecieron razonables para votar por el ascenso de Santoyo. Incluyendo a Petro, fuimos 96 los que le dimos el sí.


Durante los últimos dos años el expresidente Uribe ha sido un promotor y defensor del fuero militar ¿Es cierto, como dicen en privado algunos miembros de las Fuerzas Militares, que fue su gobierno el que acabó con el fuero?

Es cierto, después de mi retiro, siendo Camilo Ospina ministro de Defensa, le dieron una estocada fatal al fuero militar. Pero, después de eso llegó Juan Manuel Santos y yo le expliqué lo importante que era corregir eso y no se hizo nada, ni tampoco ahora como Presidente.

El problema de este país es que todo el mundo le echa el agua sucia a los demás. Lamentablemente el presidente Uribe, ni Santos, corrigieron la inacción de tantos años en términos de la Justicia Penal Militar.

El fuero militar es necesario, una justicia técnica, un juez que conozca las particularidades de la vida militar. Es igual que sucede con la justicia laboral, no cualquiera es un juez laboral. Tiene que haber ese conocimiento especializado.

He propuesto durante mucho tiempo, infructuosamente, que la investigación esté a cargo de fiscales civiles, porque esa investigación se lleva a cabo con criterios jurídicos y no operacionales como lo puede hacer un militar.

También, por la verticalidad de la estructura castrense, es necesario que no sean subordinados los que investiguen a sus superiores. Ahí otra razón para que sean fiscales civiles.


La Coalición y la Política económica de Santos


¿Qué posición tiene la Coalición sobre la política económica del presidente Santos?

Hay cosas muy positivas en la política económica, una muestra de ello es la cifra de crecimiento del 4.9%. Es un balance muy positivo si lo comparamos con los países emergentes y desarrollados que tienen un crecimiento inferior, por debajo del 2%.

Hay sectores como el de la infraestructura que van a tener un crecimiento muy grande. Sin embargo, considerar que la apertura indiscriminada del mercado colombiano es la política correcta, yo creo que no.

Pongo un ejemplo, un mercado como el coreano, que supuestamente es una oportunidad para la exportación de productos agrícolas, no lo es tanto, porque uno de los productos a los que le apuesta el equipo negociador del gobierno es el café. Dicen, Corea va a importar mil millones de dólares en café, el problema es que estamos exportando solo cien. La pregunta es, ¿Tenemos el café para satisfacer ese mercado?, la respuesta es no. Así mismo sucede con sectores del agro y la agro industria.

Durante cinco años vamos a recibir miles de productos electrónicos y tecnológicos, mientras que buscamos llegar a los estándares de sanidad y técnicos que ellos requieren. Mientras tanto, vamos a perder lo poco que tenemos en autopartes y ensamble.

Lo que debemos buscar es que la estrategia de apertura de mercados sea una verdadera estrategia. Una estrategia que cruce oferta y demanda, que nos ayude a determinar cuáles mercados son realmente estratégicos y no, como es hoy, muchas negociaciones que abren mercados y fortalecen el papel de Colombia en el mercado internacional, pero que no responden a una visión estratégica sobre los productos en los que somos fuertes.

Quiero ser enfática en esto, la Coalición no se opone a los Tratados de Libre Comercio, pero sí queremos una estrategia profundo de análisis por mercados y por productos de exportación de Colombia.


¿Le hace las mismas críticas a los TLC con Estados Unidos y la Unión Europea?

Son mercados que conocemos mejor. Llevamos más de 20 años con accesos unilaterales a través de preferencias arancelarias. Ese conocimiento sobre esos mercados nos permite negociar mejor, porque además muchos escollos como las barreras sanitarias ya se están superando.

Pero, desde la Coalición, hay una preocupación sobre el impacto por el interés de EEUU y la UE por enviar sus productos hacia Colombia. En el pasado las preferencias arancelarias eran unilaterales, pero ahora, son en doble vía. Ahora, por virtud de los TLC, Colombia elimina las barreras, nos vamos a llenar de productos extranjeros y no sabemos el impacto en la producción nacional. Cuando esta apertura se hace de forma indiscriminada, me da mucho temor, nos vamos a llenar de importaciones y vamos a perder muchos empleos.

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