La belga Fabienne Delvigne se rodea de tejidos en su taller de Bruselas para diseñar sombreros y tocados para sus clientes, que incluyen a las casas reales de Bélgica, Suecia, el Gran Ducado de Luxemburgo y Holanda, donde destaca la princesa Máxima.
En una apartada localidad, el modisto neerlandés Jan Taiminiau recibe en su taller a esta bonaerense, que en unos días será la próxima reina de Holanda.
“En Europa existe una gran cantidad de princesas y de reinas y es un placer enorme trabajar para ellas. Creo que es una generación en la que hay mujeres muy guapas y muy elegantes”, dijo a Efe la belga Fabienne Delvigne en su taller casero de Bruselas, repleto de fotos de algunas de sus principales creaciones para miembros de varias familias reales.
Entre ellas brilla con luz propia la princesa Máxima de Holanda, que el 30 de abril se convertirá en reina, cuando la actual monarca, Beatriz, abdique en su hijo Guillermo Alejandro, en una jornada en Ámsterdam llena de actos y que espera una gran asistencia de público.
“La princesa Máxima es una persona que adoro, porque su elegancia natural y su personalidad hacen de ella una persona que me inspira”, explica Delvigne.
Precisamente Delvigne fue la artífice del llamativo tocado que lució Máxima en la boda del príncipe heredero de Luxemburgo, el pasado octubre, con altas plumas en tonos pardos que exigieron un largo proceso para su composición.
“Primero tuvimos que pedir las plumas al extranjero. Eran plumas de un color natural, muy oscuro, y necesitábamos un tono luminoso, así que tuvimos que buscar una solución para aclarar la pluma sin blanquearla del todo”, explica Delvigne a Efe, antes de añadir: “conseguir el color de la pluma fue toda una aventura. Luego hicimos el tocado montando pluma a pluma”.
ARTESANÍA Y MODA
La elaboración de uno de sus sombreros o tocados suele llevar varios días al equipo de Delvigne: “Como hacemos todos los pasos, necesitamos tiempo para recibir a la clienta, encontrar el material que se adapte lo mejor al evento, y después tenemos que fabricar el tejido, modelarlo, esculpirlo (..). Cada sombrero es una historia, no podemos saber nunca cuántos días vamos a necesitar”.
En el caso de Máxima, la creadora intenta adaptarse a la agenda de la princesa, así como a sus sugerencias: “nos adaptamos a ella y le hacemos propuestas en función de lo que piensa llevar puesto”, explica.
“A la princesa Máxima le gusta trabajar con nosotros porque yo creo que le gusta el hecho de que (los sombreros y tocados) sean tan femeninos y ligeros” confía Delvigne a Efe, valorando que “un sombrero para una princesa debe ser algo extremadamente elegante”.
La futura reina de Holanda, nacida en Buenos Aires en 1971, se ha hecho un hueco destacado entre las monarquías europeas y ha conseguido ganarse la simpatía del pueblo holandés a golpe de sonrisa, de aprender holandés a marchas forzadas y por su especialización en cuestiones como los microcréditos.
Aunque también ha tenido que hacer algunas concesiones, como aceptar la ausencia de sus padres en su boda y en su futura coronación, ya que su progenitor fue ministro durante la dictadura de Jorge Rafael Videla en Argentina, algo que causó reticencias iniciales en su país de acogida.
Pero Máxima también “genera entusiasmo” gracias a su estilo, que Delvigne define como “muy personal”, considerando que es “una persona extraordinaria para lanzar la moda y las tendencias”.
JAN TAMINIAU, EL MODISTO DE MÁXIMA EN SU TEMPLO PROHIBIDO
En la apartada localidad de Baambrugge, en la campiña y en el centro del país, tiene instalado su taller uno de los más destacados y diferentes modistas neerlandeses. Es Jan Taminiau, uno de los preferidos de Máxima Zorreguieta, y cuyas creaciones ha lucido en múltiples ocasiones. Ponderado en palabras y con una sonrisa casi infantil, Taminiau se muestra encantado de vestir a la popular argentina, que con su naturalidad y espontaneidad luce como nadie sus modelos.
“Es un honor para mí” contribuir al armario de la princesa de Orange”, dijo Taminiau durante una entrevista con Efe en el mismo edificio que alberga su taller de costura.
Su taller es un gran templo prohibido donde se cuecen los enigmas de su moda y donde ni fotos ni visitas ajenas son permitidas. Modisto y clientas se adaptan en oferta y demanda, también en el caso de la princesa de Orange: “mis clientas vienen aquí para Jan”, afirmó el diseñador.
UNA PRINCESA ACTUAL
Los colores que utiliza Taminiau le agradan a Máxima, que a su vez representa al tipo de mujer para la que a él le gusta diseñar y a la cual describe como “una mujer actual, una mujer que trabaja, que piensa en aspectos prácticos pero que no renuncia a estar guapa”.
En referencia a los colores, especificó que a la argentina le gusta “la paleta que utilizo, como el verde, colores vivos, intensos, pero también el color crudo; de hecho casi todos los colores que uso los puede llevar muy bien y eso hace que colaboremos con frecuencia”.
Sin seleccionar un color favorito para la futura reina de Holanda, apuntó que las tonalidades que más le van son las que se encuentran en los extremos: “o colores muy vivos, con fuerza, o muy suaves, pero no los tonos intermedios”.
El carácter latino con el que la princesa ensalza la ropa que lleva, y que para Taminiau “marca una diferencia”, es un elemento que también se reconoce en las creaciones del diseñador holandés, cuyo estilo elaborado y rico en bordados se separa del minimalismo que caracteriza una gran parte de la moda holandesa.
“A mí me gusta el temperamento latinoamericano, y eso se ve también en mi trabajo: rico en capas, en el juego de tejidos superpuestos cuya seducción se manifiesta por ejemplo en el baile. La mujer latinoamericana tiene ese sentido elegante de la seducción en su ADN”, señaló el diseñador.
CEREMONIAS DE LA CORONACIÓN
De cara a la jornada de la coronación, para la que las autoridades de Holanda han solicitado a los asistentes discreción en la vestimenta, así como tocados y sombreros que dejen ver el rostro, la sombrerera belga espera que la princesa Máxima sorprenda al público.
“Yo creo que será elegante, clásica… Creo que hay que confiar en ella, que en el caso de la princesa Máxima nos vamos a dejar sorprender, que va a sacar toda su personalidad y nos va a decir quién es ella realmente”, aseguró a Efe la diseñadora belga.
Delvigne, a quien el deseo de crear sombreros le llegó por sorpresa hojeando una revista de moda, y que considera que su trabajo está “entre el arquitecto y el escultor”, cuenta a Efe que la princesa de los holandeses le ha dado carta blanca en sus creaciones en varias ocasiones, y “esa es la mejor de las recompensas, puesto que no estamos limitados en nuestra inspiración”.
Para sus sombreros, que no están sólo destinados a las mujeres de las realeza europeas, sino también a artistas y al sector masculino, Delvigne tiene predilección por las fibras de platanero, por su flexibilidad y los reflejos que producen, elementos que le han permitido crear “ese estilo que nos caracteriza y que la gente reconoce ahora directamente”.
Y concluye la explicación de su trabajo con un reto: “Es un placer llevar un sombrero bonito. Cuando hemos conocido esa sensación, no podemos estar sin ella”.