Como medida de emergencia para erradicar la desnutrición en el mundo, el científico canadiense Stanley Zlotkin, creó unas cápsulas que ayudarían a los niños en situación de vulnerabilidad a alimentarse de manera adecuada.
Stanley Zlotkin, científico canadiense inventor de la microchispitas nutricionales “Sprinkles” conocidas en Colombia como Vitamix, buscó desde hace algunos años crear una alternativa para acabar con la desnutrición en el mundo.
Conociendo las desastrosas cifras que azotan a los países en vía de desarrollo por malnutrición, se crearon estas cápsulas con vitamina A, C, Hierro, Zinc y Acido Fólico.
Y es que la deficiencia de micronutrientes desde los primeros años es una de las principales causas de muerte precoz, discapacidades, alteraciones en el crecimiento y fallas en el desarrollo cognitivo.
Según estudios científicos, un niño mal alimentado en su edad de crecimiento es un adulto menos productivo. Asimismo, la comunidad médica alrededor del mundo manifiesta que cerca del 20% de la población de países en desarrollo, padecen deficiencias de yodo y el 25% de los niños en condiciones de pobreza tiene insuficiencia de Vitamina A.
Entre el 40 y el 60% de los niños de países pobres y una de cada diez mujeres embarazadas sufren de anemia, una enfermedad que podría ser tratada con vitaminas adicionales a las que contienen las comidas diarias.
Alimentar bien a toda la población mundial es uno de los Objetivos de Desarrollo del Milenio para el 2015. Para hacerlo, es necesario que los gobiernos de diferentes países implementen nuevas alternativas.
Nutreo, se ha encargado de llevarle al Gobierno Nacional de Colombia, un programa con estas grajeas, con el fin de complementar el programa de cero a siempre, un programa completo de alimentación aprobado por la FAO que le costaría al país cerca de 17 mil pesos anuales por cada niño y erradicaría el hambre en el país.
Actualmente los micronutrientes que se fusionan con la comida para combatir la desnutrición, se encuentra en el mercado con un costo de 100 pesos. Sin embargo, el Gobierno, con ayuda del ICBF, serían los encargados de alimentar a los pequeños del país creando programas de educación, salud y alimentación compacta.