Nacional no pudo obrar el milagro. El actual campeón de la Libertadores se quedó fuera a las primeras de cambio del máximo torneo continental. No hay excusas, quedó justamente eliminado. En todo el campeonato de 2016 cayeron una vez nada más por Libertadores, en la presente han caído en cuatro de cinco. Lo de ayer contra Botoafogo, solo fue la confirmación de un equipo que ha cambiado los papeles en este nuevo año.
Domina con autoridad en Liga, pero en el trofeo continental le entra vértigo. En Brasil volvió la versión internacional de esta campaña. Ni quiso ni pudo hacer daño a su rival. El equipo de Reinaldo Rueda fue una muestra light del conjunto que arrasa en casa. No se le vio ni se le sintió sobre el estadio Nilton Santos. La falta de pegada evidenció la mala planificación de este año. Una plantilla que le da de sobra en lo local pero que se ha quedado corto de refuerzos cuando sale a competir con los grandes de Suadmérica.
Los que han llegado no han mejorado a los que se han ido. Y pero aún, ni siquiera se han acercado a igualarlos. Si acaso se puede reconocer el trabajo de Dayro pero nada del resto de fichajes que llegaron en el último mercado. Ayer todos ellos y el resto del equipo mostró la cara oscura que han sacado este año.
El gol de Rodrigo Pimpao liquidó el sueño verdolaga que ya parecía imposible al comenzar la fecha. Tenían que ganar y rezar para que se alinearan los planetas en la última fecha. No cumplieron con su trabajo y ahora están fuera del torneo con todo el año por delante. Lo peor del asunto es que se complican la vida incluso para entrar en Sudamericana. Tendrán que ganar la última fecha y de nuevo esperar que le hagan el favor en el otro encuentro.