La muerte de dos niños, menores de edad en un corregimiento del municipio de Tumaco tiene dos versiones que enfrentan directamente a los familiares y comunidad de la ciudad nariñense y a la fuerza pública. La comunidad tumaqueña liderada por los maestros del corregimiento hicieron una marcha de repudio por la muerte de los dos niños.
El pasado jueves 15 de mayo la noticia de la muerte de dos niños menores de edad por la explosión de un artefacto un día antes, que hirió a algunos miembros de la Policía Nacional, generó revuelo debido a que la versión oficial señala que los dos niños habrían lanzado una granada hacia los uniformados. También dice que ambos niños habrían sido utilizados por las Farc para cometer la acción.
El artefacto explosivo, según esta versión hirió levemente a 8 uniformados que jugaban fútbol y mató a los menores de 13 y 14 años. Uno de ellos en el sitio del hecho y el otro en el Hospital San Andrés de Tumaco.
Esa versión recogida por varios medios de comunicación fue la apropiada por varias voces; el Ministro de Justicia, las principales autoridades militares y policiales del país.
Sin embargo, la comunidad tumaqueña mostró su indignación, descontento y tristeza. por cuenta de esa versión que convierte a dos niños menores de edad de víctimas en victimarios, a través de una marcha de protesta que hicieron el viernes 16 por las calles del corregimiento.
La versión de los familiares y maestros de escuela que lideraron la marcha, y que está avalada por la Diócesis de Tumaco es que los dos niños, Luis Sebastían Preciado de 13 años y Pierre Ángelo Cabezas de 14, habían estado jugando fútbol con los uniformados en la cancha ddel corregimiento de Chilví. Este sitio se encuentra a 20 minutos del casco urbano del puerto nariñense.
Según lo expresado por quienes asistieron a la jornada de protesta, mientras los niños estaban jugando con los policías en una cancha pública, dos adultos se acercaron al sitio y lanzaron la granada en un punto cercano a los menores que recibieron de lleno el impacto del artefacto explosivo.
Uno de los menores tenía un bolso, en el que al parecer cargaba sus guayos, que lo hizo parecer sospechoso ante los policiales que sostuvieron la responsabilidad de ambos en el atentado.
Una persona, residente de la zona y que pidió guardar la reserva de su nombre contó a Confidencial Colombia que “los niños no fueron usados y no lanzaron nada a los policías. Ellos los invitaron a jugar y uno de los niños estaba haciendo la labor de arquero y el otro miraba como jugaban. Los policías invitaron a los niños a jugar brindándoles gaseosas”.
En el sitio de la explosión murió uno de los menores, el otro quedó mal herido y fue trasladado al Hospital San Andrés de la ciudad de Tumaco. Sin embargo, como lo asegura la fuente consultada “El niño que falleció en el hospital murió por negligencia médica por que al niño lo llevaron a las 4 de la tarde y no lo atendieron sino hasta las 9 de la noche cuando empezó a convulsionar. La razón de la tardanza es que el personal médico solo se dedicó a atender a los policías sin darle importancia al niño. Además, uno de los patrulleros heridos acusó al niño en el hospital”
La marcha convocada por los docentes de Chiví y a la que se sumaron diferentes sectores sociales de la ciudad, entre los que se cuentan miembros de la Diócesis de Tumaco, además de los familiares de los menores muertos; pide que se cuente la verdad, que según ellos no corresponde con el comunicado oficial.
Mientras que se dilucida la verdad sobre este caso, el único saldo es el de dos niños muertos en medio de una tarde deportiva en una cancha de fútbol en el corregimiento de Chilví.