"No vamos a desistir de continuar este camino del diálogo"

Humberto de la Calle, jefe de la comisión negociadora del gobierno, sentó la posición oficial sobre la actual crisis que viven los diálogos con las Farc después de la muerte de 11 soldados en una acción armada de las Farc en el departamento del Cauca.

Después de que 11 soldados cayeran muertos en una acción armada de las Farc, en el departamento del Cauca, la reacción de la comisión negociadora del Gobierno fue un anuncio de esperanza en el diálogo, a pesar de que se haya minado la confianza en la negociación.

De la Calle, además deja claro que es un hecho paradójico toda vez que cuando se estaba avanzando en el desescalamiento del conflicto, reflejado en la tregua unilateral de las Farc y el cese de los bombardeos sobre blancos de ese grupo guerrillero por parte del gobierno, el grupo guerrillero emprende esa acción armada.

El vocero de l gobierno, que estuvo acompañado del Alto Comisionado para la Paz, Sergio Jaramillo, también fue enfático al afirmar que el peor perjudicado con esta acción “…es a la credibilidad de las Farc. Una falta de confianza de los colombianos que ha sido expresada de un modo que no tiene antecedentes y que hoy se acentúa con la afirmación alucinante de que el Estado es el responsable de lo sucedido. La responsabilidad recae exclusivamente en las Farc”.

También deja claro que la indignación actual no es un fenómeno mediático o creado por la oposición al proceso de paz sino que “Es una reacción limpia, auténtica, espontánea. Miles de colombianos llevando flores a los cantones militares. Reuniones callejeras para expresar el dolor de los colombianos, que no obedecen a concierto o preparación alguna. Es un acontecimiento inédito que las Farc deben comprender en su verdadera dimensión. El problema de las Farc hoy es con la gente. No con los militares. No con la llamada oligarquía. No con los políticos. Es con la gente”.

El llamado de De la Calle es a que las Farc entiendan que un cese bilateral al fuego no puede ni debe ser presionado por acciones armadas, lo que exige una acción de ese tipo es un aparato que permita una verificación seria y debe ser pactado en la Mesa de Negociación. Además, clarifica que no existen tiempos o plazos unilaterales sino que es el tiempo de “los colombianos el que se agota”.

El comunicado oficial termina especificando tres puntos que dan cuenta de la continuación de las negociaciones a pesar de la perdida de la confianza en el proceso. El primero de ellos es que esta confianza perdida, lograda con esfuerzo y tesón ya no existe, pero no por ello el diálogo termina.

El segundo de ellos es que el cese al fuego debe ser serio y verificable y debe redundar en beneficios para las comunidades colombianas que viven en medio del conflicto. El tercer y último es que se seguirá buscando el fin del conflicto armado y el establecimiento de una paz duradera.

Esta posición oficial contrasta con el llamado de varios sectores políticos, especialmente de la oposición de derecha, a que la negociación no continúe en los términos en que ha sido planteada.

Algo que sí queda claro después del anuncio del Gobierno Nacional es que la etapa de desescalamiento del conflicto afronta una de sus peores crisis y que es en este momento en que se juega la carta más alta para garantizar que las hostilidades puedan llegar a un cese definitivo, de lo contrario puede darse una escalada violenta muy fuerte que obligue al presidente Santos a endurecer las posiciones y acciones frente a las Farc, en medio del conflicto.