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Al menos 350 personas murieron y 2.527 resultaron heridas como consecuencia del terremoto de 7,8 grados en la escala abierta de Richter, que azotó el norte de la región costera de Ecuador, y que también causó múltiples daños materiales que aún se evalúan.

Según anunció el presidente Rafael Correa en su cuenta de twitter, el balneario costero de Pedernales, en la zona del epicentro, se encuentra completamente destruido y el Barrio Tarqui de la ciudad de Manta está muy dañado. Además, el suministro de electricidad en la zona está muy inestable.

Para ayudar a las víctimas, el Gobierno enviará dos hospitales móviles, aunque pide “ser cuidadosos por escombros y postes caídos”. Correa aterrizará en Manta a las 18:30 hora local.

Por su parte, el vicepresidente del país, Jorge Glas, en una comparecencia ante los medios de comunicación en la mañana de este domingo, remarcó que la cifra de fallecidos podría aumentar debido a los daños generados en la zona afectada.

Aseguró que la situación es particularmente “compleja” en el balneario costero de Pedernales, en la zona del epicentro, donde a los equipos de rescate y asistencia les ha sido difícil llegar.

“Queridos ciudadanos, tenemos la fuerza para superar este momento de dolor y tragedia. No dejaremos a ningún ciudadano solo”, afirmó Glas.

El terremoto se produjo a las 18.58 hora local del sábado (23.58 GMT), entre los balnearios costeros de Cojimíes y de Pedernales, en la provincia de Manabí y colindante con la vecina Esmeraldas, que también ha sentido el impacto de las réplicas.

El Instituto Geofísico (IG) de la Escuela Politécnica Nacional, encargado de la vigilancia sísmica y volcánica en el país, indicó que las más de 60 réplicas registradas durante las seis horas posteriores a la sacudida principal alcanzaron magnitudes de entre 2,5 y 5,3 grados en la escala de Richter.

El Instituto no ha descartado que este comportamiento de permanentes réplicas pueda continuar por horas o días.

Tras el desastre, el Gobierno ecuatoriano declaró el estado de emergencia en las provincias de Esmeraldas, Manabí, Guayas, Santo Domingo de los Tsáchilas, Los Ríos y Santa Elena, así como el estado de excepción en todo el territorio nacional.

Glas insistió en que todas las instituciones están en “máxima alerta” para atender la situación y que ha dispuesto el envío de un hospital móvil a Pedernales, en la zona del epicentro.

El movimiento telúrico, con capacidad de generar un tsunami, activó la alerta de esa posibilidad en los países vecinos como Colombia, Perú y Chile, que poco después cancelaron la advertencia.

Por su intensidad se sintió en Colombia, y en el caso de Cali llegó a producir cortes de electricidad y agrietamientos en construcciones, sin casos graves.

El Gobierno colombiano, además, anunció la activación de un plan de contingencia para atender a sus ciudadanos en Ecuador.

De igual forma, por medio de un comunicado, el Ministerio de Relaciones Exteriores, expresó sus sentimientos de condolencia y solidaridad con Ecuador por la emergencia registrada.

“Expresamos al Gobierno y al pueblo ecuatoriano nuestra solidaridad por las pérdidas humanas, por el dolor de los heridos, por lo que están viviendo los cientos de damnificados y por los daños materiales causados; estamos siguiendo muy de cerca la situación y permanecemos en contacto con las autoridades ecuatorianas con el fin de prestar la ayuda que se requiera para superar esta lamentable y difícil situación”, reza la comunicación.