Este martes, dos buzos rescatados en el Pacífico después de una semana en el agua, arribaron al puerto de Buenaventura para después reencontrarse con sus familias. Su relato de supervivencia es impactante y se hace más dramático, a medida que pasan las horas de búsqueda de los dos buzos que siguen perdidos: los caleños Erika Vanessa Díaz y Carlos Jiménez.
Para los buzos que fueron rescatados en aguas del Pacífico, todo comenzó como una de sus expediciones normales; esta vez cumplían el sueño de ir a Malpelo, pero las cosas no salieron como esperaban.
“No sabría decir qué salió mal, las corrientes nos distanciaron de cualquier posibilidad de estar en tierra firme, del buque, de nuestros compañeros, de todo”, aseguró el buzo Jorge Iván Morales.
Se sumergieron y al salir de nuevo a la superficie no encontraron la lancha que los esperaba, pues una corriente marina los había arrastrado a unos 75 kilómetros del punto de partida.
“El momento más difícil fue la primera noche, aceptar la realidad en la que estábamos, con el pasar de las horas fuimos resolviendo problemas, adaptándonos al medio y aferrándonos a lo que teníamos en los corazones”, comentó Hernán Darío Rodríguez, otro de los buzos rescatados.
La angustia se apoderó de ellos en muchos momentos en los que pensaban que iba a ser muy difícil regresar a sus hogares, pero se valieron de sus conocimientos de supervivencia para salir de la que tal vez es la experiencia más dura de sus vidas.
“Por mi lado yo pertenezco al área de la salud y sé como funciona el cuerpo para ahorrar energía, cómo no deshidratarnos tan rápido, cómo mantener la temperatura, nos acurrucábamos muy juntos para conservar el calor”, aseguró Hernán.
El océano estaba helado y el frío también les jugó una mala pasada, pues además de la sed, tuvieron que luchar por mantener el calor de sus cuerpos. “La última vez que pudimos ver la temperatura estaba a unos 13 o 14 grados, pero el frío era constante, temblábamos con el sol encima. Buscábamos posiciones para tratar de mantener las energías y no deshidratarse. La más constante fue la de permanecer en cuclillas para mantener el calor y hacerle un quite al intenso frío”, recordó el buzo Jorge Iván Morales mientras contaba la dura experiencia que vivió en medio del océano.
“Cuando orinábamos lo hacíamos bien juntos para conservar un poco de calor”, mencionó. Los pensamientos acerca de sus hijos y la necesidad de estar al lado de los suyos los mantuvo fuertes y con ganas de seguir luchando.
Ellos aseguraron que ese es el mismo pensamiento que debe tener con vida a Carlos Jaramillo y a Erika Vanessa Díaz, los compañeros que aún no han sido encontrados. Indicaron que los vieron por última vez cuando salieron de la inmersión, pero minutos después los perdieron de vista y hasta llegaron a pensar que los encontrarían primero.
Las criaturas marinas conocidas como aguamalas también hicieron parte de la odisea, en un momento sufrieron tantas picaduras que sentían que no podía resistir más. Solo escucharon el sonido de un motor y veían que un avión pasaba de un lado a otro, así fueron los momentos en el que ese ruido se convirtió en el renacer de sus vidas.
“Vimos el avión pasar varias veces, para nosotros fue la esperanza de que nos estaban buscando, el avión hizo un movimiento que nos hizo entender que nos habían encontrado, y lloramos, el gesto fue que el avión se inclinó como haciendo un saludo, y después…”, rompió en llanto Jorge mientras contaba uno de los momentos más felices de su vida.
Llegar al buque de la Armada, donde pudieron volver a tomar agua dulce (pues en toda la odisea de estar perdidos no había podido hacerlo), también fue para ellos fue un motivo más para agradecerle a Dios esta segunda oportunidad.
El arribo a tierra firme
Hacia el mediodía de este martes arribó al Puerto de Buenaventura el buque de la Armada Nacional con los tres buzos rescatados tras 50 horas desaparecidos en la Isla Malpelo.
Hacia las 12:45 m., los familiares de Jorge Iván Morales, Hernán Darío Rodriguez y el extranjero Peter Morse avistaron el ARC Punta Ardita, que llegaba al Muelle de la Pagoda, con los buzos y los pescadores que lograron sobrevivir en las aguas del Pacífico los últimos días.
Los buzos Jorge Iván Morales y Hernán Darío Rodríguez fueron rescatados a 70 kilómetros de la isla Malpelo el viernes pasado, después de ser vistos por los tripulantes de un avión de Guardacostas de Estados Unidos que les tiró una balsa para que estuvieran a salvo.
Un día antes había sido rescatado el tercer buzo de nacionalidad extranjera que estaba sobre la roca volcánica de Malpelo y fue quien logró dar indicaciones del paradero de Morales y Rodríguez.
En el buque ‘Punta Ardita’ también arribaron tres pescadores rescatados en Tumaco, un camarógrafo de la Universidad del Pacífico evacuado y siete buzos que se encontraban en la motonave María Patricia y que estaban a la deriva.
En medio de lágrimas y abrazos fueron recibidos los buzos, con algunas lesiones físicas que sufrieron luego de ser golpeados por las poderosas corrientes de agua donde nadaban cuando se perdieron. El sol y el agua salada hicieron estragos en sus cuerpos. Descendieron de la embarcación lentamente, con quemaduras en la boca y hasta sus orejas.
El reencuentro
Sin duda, la gran motivación de los buzos para mantenerse vivos fueron sus familias. “Esto es indescriptible, no hay palabra en la boca ni en la cabeza, solo palabras de agradecimiento con todos los que tuvieron que ver con nuestro rescate. Escuchamos un motor en el aire durante la búsqueda, y luego nos avistaron”, dijo Jorge Iván Morales a su llegada al Muelle de Buenaventura.
Por su parte, Hernán Darío Rodríguez manifestó que “fue una odisea tenaz. Agradezco a Jorge, por estar ahí, sino la cosa hubiera sido totalmente diferente; lo más seguro es que no lo estaría contando. Sólo quiero estar con mi familia y la de Carlos y Vanessa, queremos ser optimistas sobre ellos”.
Y a pesar de la difícil experiencia, mantener el buen sentido del humor ayudó a sobrellevar el momento. Entre risas, el buzo agregó que “fue delicioso, nos bronceamos un ratico en el mar, de hecho eso fue parte de lo que nos tuvo vivos; nos dábamos ánimo mutuamente, pero afortunadamente hicimos una pareja muy buena, nos apoyamos mucho”.
Los buzos rescatados fueron atendidos por ambulancias que estaban en el muelle la Pagoda, con el fin de verificar su estado de salud. La Armada Nacional, la Fuerza Aérea y colaboradores de las asociaciones de buzos del país, indicaron que continuará la búsqueda de los buzos caleños Erika Vanessa Díaz y Carlos Jiménez.
“No podemos decir que el trabajo se ha cumplido a cabalidad porque aún hay dos personas desaparecidas, vamos a continuar en el área de operaciones”, mencionó el comandante de la Fuerza Naval del Pacífico, Almirante Pablo Guevara.
Sigue la búsqueda
Los allegados a Carlos Jaramillo (entre ellos su novia Angélica Morales) y los de Erika Vanessa, también estuvieron presentes en la llegada de los rescatados. Sin embargo, sus rostros reflejaban la incertidumbre por no saber cuándo podrán vivir el reencuentro con los suyos. “Seguimos con la esperanza viva y pedimos que no se suspenda la búsqueda”, aseguró Angélica. La búsqueda no se ha suspendido.
*Con información de El País de Cali y Teleantioquia