Las autoridades ambientales están en la mira de lugares y personas que comercializan animales silvestres. En los últimos días se conoció el caso de unas personas que mantenían bajo su poder un felino de la especie Leoprdus Pardalis.
La mala costumbre de tener un animal exótico en la ciudad puede ocasionar toda clase de problemas, desde afectaciones en sus dueño, hasta la depresión del animal y su posterior muerte. Los animales silvestres en la ciudad, más que mascotas son vistos como un hobbie.
En muchas ocasiones las personas que poseen estos animales se preocupan más por mantenerlos con vida, que brindarles las condiciones adecuadas para cumplir con una calidad de vida adecuada, lo cual tampoco está permitido. Aunque no siempre se puede deducir la procedencia de estos animales, casi siempre se trata tratara de tráfico de fauna silvestre.
Vale la pena recalcar que, en muchos casos, los dueños recurren a las peores soluciones cuando ven que no pueden acarrear con el cuidado de estos animales, como es el caso de abandonarle en un ambiente que no es su hábitat. Esto aparte de ocasionar agravios a los ecosistemas, también puede ser perjudicial para los seres humanos si la especie es peligrosa como es el caso de felinos y reptiles.
Pocos se escandalizan cuando un vecino que tiene una tortuga o un hámster como animal de compañía, pero ser dueño de una boa o un tigrillo silvestre puede sembrar la desconfianza en el vecindario, tal como ocurrió en el Conjunto La Herradura, en la localidad de Suba, donde gracias al llamado de la comunidad las autoridades ambientales pudieron rescatar un felino silvestre que se encontraba en una vivienda.
“El tigrillo, de la especie Leoprdus Pardalis, fue trasladado por una patrulla de la Policía Ecológica al Centro de Recepción y Rehabilitación de Flora y Fauna Silvestre donde fue entregado a profesionales de la Secretaría de Ambiente. Fue recibido en buenas condiciones físicas y se dejó en la sección de ingresos de animales silvestres para analizar su comportamiento, realizar su debida valoración y determinar así su debido tratamiento”, comentó la Secretaría de Ambiente por medio de un comunicado.
La Secretaría de Ambiente Distrital pudo concluir que en el sur de la capital es donde más abunda el comercio de especies de fauna silvestre, las cacatúas pluma blanca y pericos australianos son los que más venden.
Las autoridades ambientales están en la mira de lugares y personas que comercializan, en la mayoría de los casos, animales silvestres.
La autoridad ambiental del Distrito rechaza el tráfico de especies silvestres y hace un llamado a la comunidad para que reporten cualquier tenencia o comercialización ilegal de este tipo de fauna. Las multas por extraer de su hábitat natural, comercializar o tener animales silvestres pueden llegar hasta los 3600 millones de pesos, según lo estipulado en la ley 1333 de 2009. La comercialización ilegal de animales puede ser denunciada a la Policía o Secretaría de Ambiente.