Obama promete otra vez que cerrará Guantánamo

El presidente de EEUU insiste en una promesa que arrastra desde su primera campaña electoral en 2008 y saca pecho por la recuperación del empleo

Una visión optimista de su mandato para luchar contra los miedos de EEUU. El presidente Barack Obama reiteró su promesa de tratar de cerrar la cárcel de Guantánamo, de la que dijo que es “cara e innecesaria”, durante su último discurso sobre el Estado de la Unión ante el Congreso. Esa prisión, ubicada en Cuba, “solo sirve de folleto de reclutamiento para nuestros enemigos”, subrayó el presidente, quien arrastra la promesa de cerrar Guantánamo desde su primera campaña electoral en 2008.

Las transferencias de presos a terceros países anunciadas en los últimos días han dejado en un total de 103 el número de presos que permanecen en Guantánamo. El Gobierno prevé transferir este jueves de una sola vez a diez presos de la cárcel, según informaron funcionarios de defensa al canal Fox News.

Los reclusos pendientes de juicio en las comisiones militares creadas para juzgar a combatientes yihadistas o que no pueden salir en libertad, al ser considerados una amenaza, son el “mayor desafío en este momento” para cerrar la cárcel, según admitió el propio Obama en diciembre pasado.

Obama ha adelantado que presentará al Congreso un plan para cerrar la cárcel y no ha descartado usar su autoridad ejecutiva para lograrlo si los legisladores no colaboran. El jefe de gabinete de Obama, Denis McDonough, reiteró el domingo pasado en una entrevista que el presidente sigue comprometido a cerrar Guantánamo antes de abandonar el poder en enero de 2017.

Sobre la amenaza yihadista, el presidente trató de calmar a quienes ven la lucha contra el Estado Islámico como “la Tercera Guerra Mundial” al asegurar que el grupo “no amenaza la existencia nacional” de su país, pero urgió al Congreso a aprobar una base legal específica para esa campaña. “Mientras nos centramos en destruir al ISIS, los mensajes exagerados de que esta es la Tercera Guerra Mundial solamente benefician” a los yihadistas, afirmó Obama durante el último discurso de su Presidencia sobre el Estado de la Unión ante el Congreso.

“Ellos no amenazan nuestra existencia nacional. Esa es la historia que el ISIS quiere contar, es el tipo de propaganda que usan para reclutar. Pero no tenemos que reforzarlos para demostrarles que vamos en serio”, ni “repetir la mentira de que el ISIS es el representante de una de las mayores religiones”, agregó. Según el mandatario, basta con “llamarles por su nombre, asesinos y fanáticos que deben ser erradicados, perseguidos y destruidos”.

Obama sí admitió que tanto Al Qaeda como el ISIS “suponen una amenaza directa” para el pueblo estadounidense, porque “usan Internet para envenenar las mentes de individuos dentro del país, y socavan” a sus aliados. El mandatario defendió el trabajo de la coalición liderada por Estados Unidos en Irak y Siria, que ha desplegado “casi 10.000 ataques aéreos” y está apoyando a “fuerzas que están recuperando territorio a buen ritmo” en ambos países.

“Si este Congreso quiere ganar esta guerra en serio y enviar un mensaje a nuestras tropas y el mundo, debería autorizar finalmente el uso de la fuerza militar contra el ISIS. Voten sobre ello”, pidió. Obama pidió hace casi un año al Congreso que aprobara una base legal específica para la batalla contra el Estado Islámico, dado que hasta ahora, su Gobierno se ha basado para desplegar sus ataques en Irak y Siria en normas aprobadas en 2001 y 2002 para la guerra lanzada por el expresidente George W. Bush.

El mandatario aseguró que con o sin autorización del Congreso, el ISIS debe saber que Estados Unidos “irá a por ellos”. “Si dudan del compromiso de EEUU, o del mío, para garantizar que se hace justicia, pregunten a Osama Bin Laden”, afirmó en tono triunfal.

“China ya no dicta las normas”

El presidente de EEUU sacó pecho por la recuperación económica lograda durante su mandato, pero admitió que junto a ésta se han producido “cambios profundos” que mantienen a muchos estadounidenses preocupados. “EEUU tiene la economía más fuerte y más duradera del mundo. Más de 14 millones de nuevos puestos de trabajo, los dos años de mayor crecimiento de empleo desde los 90, el desempleo reducido a la mitad. Cualquiera que diga que la economía de EEUU está en declive está vendiendo ficción”, indicó ante el pleno del Congreso.

Sin embargo, el gobernante admitió que “muchos estadounidenses” están preocupados porque la economía “ha estado cambiando de forma profunda” al citar el reemplazo de puestos de trabajo por tecnologías autómatas, la libertad de movimiento internacional para las empresas y el aumento de las desigualdades. “Las compañías en una economía global se pueden ubicar en cualquier sitio, y se enfrentan a mayor competencia. Como resultado, los trabajadores tienen menor capacidad de negociación. Las empresas son menos fieles a sus comunidades y más y más riqueza se concentra en manos de los más ricos”, apuntó.

Según Obama, todos estos hechos han “exprimido” a los trabajadores, “incluso a los que tienen trabajo e incluso cuando la economía está en crecimiento”, y han hecho que hoy en día sea “más difícil” para una familia trabajadora salir de la pobreza, para los jóvenes empezar sus carreras profesionales y para los trabajadores jubilarse.

El presidente aprovechó su presencia ante las dos cámaras del Congreso para lanzar una crítica a los bancos de Wall Street, cuya “temeridad” fue la causante de la crisis financiera, “y no la gente que vive de ayudas gubernamentales para recibir alimentos”. “Los inmigrantes no son la razón por la que los salarios no han subido lo suficiente, este tipo de decisiones se toman en salas de juntas que demasiado a menudo ponen los resultados trimestrales por encima de los retornos a largo plazo”, destacó Obama.

Asimismo, pidió a los congresistas la aprobación del Acuerdo de Asociación Transpacífico (TPP) por considerar que con él China no dictará las normas en esa región, sino que lo hará Estados Unidos. Obama destacó la importancia del TPP como mecanismo para “abrir mercados, proteger a los trabajadores y al medio ambiente e impulsar el liderazgo de EE.UU. en Asia”. “Con el TPP, China no dicta la normas en esa región, lo hacemos nosotros”, aseguró el gobernante en referencia al acuerdo alcanzado en octubre por EE.UU. con Australia, Brunei, Canadá, Chile, Japón, Malasia, México, Nueva Zelanda, Perú, Singapur y Vietnam.