A pesar de que en la reunión entre Fiscal General, Congreso y las Altas Cortes se retomó la tranquilidad, no hubo consenso frente a la instalación del controvertido Tribunal de Aforados.
El encuentro pretendía aflojar la tensión entre el fiscal Eduardo Montealegre, los magistrados y el Congreso, luego de que el jefe del ente investigador invitara a los jueces a protestar públicamente por la denominada reforma de equilibrio de poderes -que ya tuvo su primera luz verde en el Senado- y por el artículo que enuncia la creación de un Tribunal de Aforados.
De acuerdo con el Fiscal, “en lo único que estamos todos de acuerdo es que se debe acabar la Comisión de Acusaciones de la Cámara de Representantes (y remplazarla con el tribunal)”. Sin embargo, no llegaron a un acuerdo frente a si este organismo cumpliría la labor de solamente instruir o la de juzgar. “Hoy no va a salir la solución final, pero si el principio de esa solución”, anotó.
Precisamente, la capacidad juzgadora del tribunal y la responsabilidad que caería sobre aquellos que lo compongan ha generado controversia y el Fiscal se ha mostrado como un férreo opositor. “La reforma es una revancha, una cuenta de cobro que busca cercar a la justicia”, mencionó Montealegre momentos después de la primera aprobación.
En ese orden de ideas se decidió instalar la reunión de este miércoles que, según los senadores ponentes de la reforma, busca dar tranquilidad a las cortes y retomar la armonía entre las ramas a través del debate. En efecto la tensión logró ventilarse, dijo el senador y coordinador del proyecto de ley Armando Benedetti, quien aprovechó el cara a cara para invitar al Fiscal a que asista a los debates, aunque el tema está lejos de evacuarse sin que hayan polémicas de por medio. Aún restan siete debates en el Congreso para que el proyecto de ley presentado por el Gobierno Nacional y reconfigurado en primera instancia por la comisión primera del Senado se aprobado. Vea las aristas del Tribunal de Aforados y el por qué de su controversia.