No es casualidad que Santos haya pensado en Rafael Pardo como el hombre fuerte del postconflicto. Es uno de los políticos más experimentados y respetados. Ex ministro de Defensa y de Trabajo, Candidato presidencial, Alcalde de Bogotá encargado… una trayectoria inmaculada de quien será una figura clave para el futuro del país. Desde su responsabilidad de ministro del Postconflicto, los Derechos Humanos y la Seguridad tiene a sus espaldas la tarea de hacer valer todo lo negociado en La Habana y orientar los acuerdos.
Nos recibe en su despacho de Casa Nariño y enseguida nos damos cuenta de que es una persona ocupada. Literalmente hay fila a las puertas de su despacho esperando la audiencia. Tras una larga espera, nos atiende, con cara de jugador de póker, serio, pero amable y cercano nos convence de que el único camino posible en Colombia es la reconciliación.
Tiene la hoja de ruta clara. Lleva 14 meses trabajando en la sombra, esperando su momento, que ya llega con el ingreso de las Farc en las Zonas Veredales Transitorias de Normalización. Lo primero que nos deja claro es lo que se viene: “está escrito en los Acuerdos, el postconflicto va a desarrollarse en los próximos 15 años, el tiempo que consideramos es el necesario para balancear el nivel de vida en el campo que es muy bajo actualmente. Respecto al costo para el país, el conteo preciso estará a mediados del mes de marzo cuando se expida el plan marco de implementación de los acuerdos”, explica.
Pardo reconoce que no será tarea fácil, pero está convencido de que el país no fallará, no puede fallar. ”Hay cosas muy difíciles, retos que implican una visión distinta como la transformación del territorio. Hay que revertir algunas zonas del país que históricamente han tenido muy pocas oportunidades productivas y acceso a servicios y empleo, Transformarlas no es cosa de un día. Requiere de planes, persistencia y de institucionalidad del territorio”, dijo.
El ministro reconoce, justifica y explica las dificultades en la logística de los campamentos: “La desconfianza que ha surgido en las Farc las últimas semanas es por temas operativos y logísticos. A veces es difícil de entender pero la contratación pública requiere de unos trámites y unos procedimientos que son más complejos de ir a comprar una cosa en una tienda. Ha habido algunos retrasos con las zonas, pero vamos solucionando las cosas”.
El problema de los retrasos en la adecuación de las zonas veredales es que el Plebiscito salió NO, y la corte estableció que no se podía ejecutar nada de los acuerdos. El nuevo acuerdo se firmó el 1 de diciembre, eso hizo que se haya ralentizado dos meses”, prosiguió.
Pardo, candidato presidencial en 2006, no es ajeno a lo que se viene y a la incidencia que puede tener la campaña presidencial en la implementación de los Acuerdos. “Hay dos posiciones políticas claras enfrentadas pero hay cosas con las que nadie está en contra, como la construcción de vías agropecuarias o el mejoramiento del crédito agrario”.
Se moja y ante nuestra pregunta directa de si el Centro Democrático echaría abajo el pacto con las Farc. “Siempre es posible que un Congreso cambie lo que el Congreso hizo, no hay garantías, ni siquiera la Constitución es garantía absoluta porque se puede cambiar, pero los acuerdos se sostienen por la legitimidad, y el país entero ha visto la reducción de violencia”.
Respecto al nuevo panorama político abierto con la llegada de Donald Trump a la presidencia de Estados Unidos, Pardo no cree que vaya a afectar a las relaciones entre ambos países. “Colombia siempre ha sido ha tenido el apoyo de los dos partidos de Estados Unidos y así seguirá siendo. No hemos visto ningún movimiento que nos haga pensar lo contrario”, advirtió.
Y para finalizar dos temas que pueden levantar ampollas en las relaciones Gobierno-Estados Unidos. Dos ‘papas calientes’ para el desarrollo de los Acuerdos. El primero es la permanencia de los guerrilleros en las Zonas Veredales después de que se cumplan los 180 del mecanismo. Mientras las Farc tienen clara su posición de mantenerse allí indefinidamente a modo de colonos, el Gobierno, y Pardo lo ratificó, recordó que las Zonas Veredales “como bien indican su nombre, son transitorias, son tierras alquiladas. No son territorios del Gobierno. No están pensadas para que sean definitivas, no descarto que eso pueda suceder, pero no está pensado ni se planteó de esa manera”.
El otro tema que traerá polémica en los próximos meses es la integración de los guerrilleros a la vida civil tras la entrega de las armas. En ese proceso, varios dirigentes guerrilleros han confirmado a Confidencial Colombia, que el compromiso del Estado es que homologará sus profesiones con títulos técnicos y en algunos casos universitarios superiores. Por ejemplo, un guerrillero que haya sido médico empírico durante sus años de conflicto, pasará una serie de evaluaciones por las que podría recibir el título diplomado médico.
Pardo reconoció que los acuerdos en el proceso de reincorporación establecen que primero hay que hacer un censo a todos los miembros de las Farc, ese censo lo va a hacer la Universidad Nacional, dentro de ese censo se plantean unas actividades educativas y podría haber una validación, aunque concluyó en “que es mejor no responder en abstracto porque dependerá de las evaluaciones, y en este momento no sabría qué decir”. Esa papa caliente pasa a la Universidad Nacional y al SENA, quienes serán los encargados de evaluar los niveles culturales y de formación de los 6.000 guerrilleros, y posteriormente establecer unas rutas de formación personalizadas para cada uno de ellos.