El proceso de paz llegó a su momento mas crucial y crítico: la definición del mecanismo para refrendar un posible acuerdo que ponga fin al conflicto armado entre el Estado y las FARC. Un plebiscito, la propuesta del presidente Juan Manuel Santos. Una Asamblea Constituyente, la propuesta del grupo guerrillero. Si las partes no se ponen de acuerdo tambalean las negociaciones.
El Presidente Juan Manuel Santos ha dicho tajantemente que la única manera de que el acuerdo de paz, firmado por la mesa negociadora tenga sustento jurídico y político, es por la vía del plebiscito. Es decir, que los colombianos en las urnas decidan si respaldan o no el eventual acuerdo en La Habana.
Santos ha reiterado que este mecanismo (el del plebiscito) “ha sido y sigue siendo un proceso acompañado, alentado, empujado” por la comunidad internacional y con el que se comprometió con los colombianos. De esta manera los ciudadanos tendrían la última palabra frente a la implementación de los acuerdos.
Humberto de la Calle, jefe negociador del Gobierno en los diálogos, reitera que el plebiscito y la Comisión Legislativa para la Paz (ya aprobados en el mes de noviembre del año pasado por el Senado) permiten , por un lado legitimar ante los colombianos los puntos acordados entre las partes y, por el otro, establece un sistema que le facilita al Congreso crear leyes “con enorme eficacia, y un cúmulo de facultades en cabeza del Presidente para la implementación precoz de los acuerdos”.
De la Calle, es consciente que en la recta final del proceso hay una “discrepancia” con las Farc, a lo que ha dicho que, “hay que valorar el gran valor democrático, que las partes hayan decidido, es decir, que sean los colombianos los que tengan la última palabra”. Y hay que recordar la famosa frase de Humberto de la Calle al comenzar hace algo mas de tres años las conversaciones en Cuba: “Nada está acordado hasta que todo esté acordado” lo que pone de manifiesto que, aunque muchos analistas y observadores del proceso califiquen como “avances sustanciales” los acuerdos en los puntos fundamentales de la agenda, lo cierto es que si no hay acuerdo en el mecanismo de refrendación lo recorrido hasta ahora podría quedarse en letra muerta.
Frente a esta disyuntiva, el analista político y coordinador del Observatorio Fundación Paz y Reconciliación, Ariel Ávila, le dijo a Confidencial Colombia que la gran dificultad está en que “no ha habido una bilateralidad en las decisiones”, lo que hace que las FARC se sientan “excluidas del proceso de discusión de refrendación de los acuerdos”.
“El gobierno tomó la decisión de irse por dos vías, que es la del plebiscito y la de la Comisión Legislativa para la Paz, y las FARC le están apostando a la Constituyente y esto demuestra que no hubo bilateralidad”, agrega Ávila.
La Asamblea Constituyente de las FARC
El grupo guerrillero insiste en que el plebiscito “no es un mecanismo apto para producir normas, o para modificarlas, refrendarlas o derogarlas” o para una posible reforma a la Constitución. Y reiterar que, dicho elemento refrendatorio “desconoce el Acuerdo General, la Constitución, el Estado de Derecho y las normas de funcionamiento del Estado colombiano”.
Sobre esta posición Ávila señala que, hay dos argumentos, que pueden llegar a tener una razón política, aunque sea difícil de sustentar: “Ellos ven en el plebiscito un mecanismo que no le da fuerza política y social a todos los cambios que se derivan de la firma de los acuerdos, es decir, ellos creen que los fondos que se deriven de los acuerdos, van a hacer tan grandes, que un plebiscito no los va a someter por sí solo; la asamblea tiene mayor legitimidad política” dice el analista.
Frente al desenlace que pueda tener los diálogos en esta última etapa, de refrendación e implementación de los acuerdos, Ávila agrega que al final no va haber “una oposición rotunda al plebiscito por parte de las FARC. Lo que va a terminar pasando muy seguramente, es una especie de refrendación con varios mecanismos; está claro que el gobierno se va con su plebiscito y su comisión legislativa, entonces lo que hay que tener en cuenta es que van a tener varios mecanismo de refrendación”.
La delegación de Paz de las FARC-EP se refirió en Cuba a los alcances, según ellos, contraproducentes que tiene la propuesta del plebiscito para el acuerdo final de paz. En carta abierta al Gobierno Nacional leída por Iván Márquez, las FARC-EP, reafirman lo que tildan de improcedencia del plebiscito.
“No es el plebiscito un mecanismo apto para producir normas, o para modificarlas, refrendarlas o derogarlas. Mucho menos constituye tal instrumento, camino alguno para reformar la Carta” sostienen las FARC.
El grupo guerrillero manifestó de manera categórica que no acepta la aplicación del llamado plebiscito: “En nuestra opinión el plebiscito refrendatorio desconoce el Acuerdo General, la Constitución, el Estado de Derecho y las normas de funcionamiento del Estado colombiano.”
Finalmente las FARC hicieron una invitación al Gobierno a trabajar de manera bilateral y reposada para resolver los puntos de la Agenda que aun quedan pendientes: “Dejemos de lado lo que no haya surgido de los textos del Acuerdo General y busquemos conjuntamente vías jurídicas que permitan la inmediata implementación de todo lo acordado en La Habana una vez se firme el Acuerdo Final. Manos a la obra. El país lo agradecerá”.
Pero la tensión en evidente en este punto de las conversaciones. Y las posiciones parecen alejarse antes que buscar un punto de convergencia.
La defensa de Santos al Plebiscito
Ante el cuerpo diplomático reunido en la Casa de Nariño el Presidente Santos reconoció a las naciones del mundo su ‘apoyo expreso y permanente’ al proceso de paz . “Esta paz tendrá toda la legitimidad a través del plebiscito que convocaremos para que sea el pueblo el que decida”, dijo el Jefe de Estado en su saludo a los embajadores acreditados en Colombia.
El mandatario también le pidió al Nuncio Apostólico, monseñor Ettore Balestrero, llevarle un mensaje de gratitud al Papa Francisco por sus voces de apoyo.“Este proceso ha sido y sigue siendo un proceso acompañado, alentado, empujado de alguna forma, por el entusiasmo y la convicción de la comunidad internacional de que la paz de Colombia será la paz de todo el hemisferio, y un aporte esencial a la paz del hemisferio” concluyó Santos.
Unas palabras menos retadoras pero igual de firmes que las que trinó el lunes desde Arauca: “Lo que se acuerde en La Habana será sometido al Plebiscito, les guste o no a las FARC”.
Lo cierto es que el tiempo se agota y cada vez se ve mas complicado que se firme un acuerdo de paz el 23 de marzo como lo anunciaron Santos y Timochenko. Especialmente si se profundizan las diferencias frente al mecanismo de refrendación.
Hay quienes sostienen que firmar un acuerdo de paz sin tener definido ese punto sería un nudo muy difícil de desatar en el futuro inmediato porque frenaría la implementación de lo negociado. Es una nueva medición de fuerzas y una nueva prueba de fuego para el proceso que podría no ser bien vista por la comunidad internacional y podría tener graves efectos en la opinión pública en Colombia si los plazos no se cumplen. Y eso tiene un alto costo político tanto para el Gobierno como para las FARC.