¿#Podemos confiar en Peñalosa?

La ansiedad que generan los ataques en las redes sociales, las discusiones de anónimos en los foros y los hashtags que se vuelven tendencia en redes, no se limitan una ola espontánea de opiniones y oposiciones. Nos infiltramos en las redes de la Alianza Verde, para entender los movimientos de la campaña en el espacio virtual que gana fuerza como motor de cambio en la realidad.

El movimiento Alianza Verde truena en las redes sociales, alimentado de encuestas variadas y la proyección de una victoria en segunda vuelta para Enrique Peñalosa. Sin embargo, bajo las cifras y las tendencias de #PeñalosaPresidente y el intento de posicionar el ‘#Podemos’ en redes sociales, como marca registrada del ex Alcalde, se encuentran los rezagos de malas decisiones que, como buenos colombianos, muchas veces atribuimos a quienes no debemos.

Allí, en lo virtual, se mezclan los soldados de la Alianza verde con aquellos que solamente opinan; entre la campaña oficial y la neutralización de los militantes nos encontramos con cuestionamientos que vale la pena destapar. El por qué desde la campaña de Peñalosa, especialmente los ‘jóvenes verdes’, se decidió imponer ese #podemos, genérico y poco específico para multiplicar el mensaje del candidato, se remite a la facilidad de acomodar un verbo productor a prácticamente todo lo que el jefe afirme, en resumen, #podemos hacer ‘de todo’ con la campaña.

Sin embargo, “quien mucho abarca, poco aprieta”. Esa facilidad con que se mueve la palabra ha ahogado la estrategia en un mar de comentarios que nada tienen que ver ni con los verdes, ni con campaña, ni siquiera con Colombia, porque es que #podemos apoyar a Peñalosa, como también #podemos rezar por la rodilla de Falcao.

Así pues, los de Peñalosa defienden a su candidato ante las memorias de esos bolardos mal puestos o de las críticas de aquellos que sí recuerdan quién fue la mente maestra de Transmilenio en Bogotá. De cuando en cuando, también les sale una que otra crítica por las imprudencias coquetas de su líder con el ex Presidente Uribe, o la ausencia en debates sobre la educación que activan los ataques en su contra.

Tanto en redes como en otros medios, Peñalosa pinta bien, pero ojo, el discurso del candidato no ha sido perfecto, y ahí es donde salen a flote más cuestionamientos sobre las posibilidades de su elección. ¿Qué pasó con el ‘hangout’ de #PeñalosaResponde?

Una iniciativa de El Tiempo, llevó a Peñalosa a una entrevista en vivo a través de Youtube, en donde quedó claro que el candidato no sale de la selva de cemento, porque su cerebro es del tamaño de Bogotá, y Colombia, evidentemente, desborda sus capacidades administrativas. Esto, quedó más que claro con la forma en la que respondió el cuestionamiento acerca de la necesidad de una reforma agraria en el país, desviando el tema hábilmente hacia la priorización de una reforma urbana, dejando así un sinsabor que no tardó en hacerse sentir en las redes.

Definitivamente, los peñalosistas van por un objetivo claro: los incrédulos, los escépticos y ,como todos, los que se ven atraídos por el voto en blanco. Sus redes son consistentes, genéricas, y poco arriesgadas, lo cual les da una estabilidad propia de un personaje al que sí bien se critica, no recibe ataques contundentes, y sí le dan un gran espacio para proponer y recibir apoyo. Sin embargo, esa seda verde que se mueve por los foros de los medios y repite ‘#podemos’ con Peñalosa, tiene un enemigo interno, su mismísimo líder.

Ese equilibrio tibio de aquel que se llama así mismo ‘mal político’ y que lleva una bandera en contra de las maquinarias tradicionales, que quiere ser el redentor de los que no se hallan en medio de la continuación del gobierno, o una izquierda debilitada y poco contundente. Le puede fallar la armonía y terminar crucificado. Un paso en falso que lo lleve a alianzas incoherentes con su discurso, o tal vez, la encrucijada que representa el salirse de lo urbano y comenzar a hablar del campo, pueden llegar a ser la estocada que deje al ex Alcalde fuera del Palacio de Nariño y ahí si, #podemos estar hablando de otra quemada con cenizas verdes, que recuerda a esos grandes números que sacaban a Mockus como ganador hace cuatro años.