En 1938 el país había avanzado a pasos agigantados para reconocer a los trabajadores como sujetos de derechos y como parte activa de la sociedad, además de ser quienes hacían funcionar el aparato productivo nacional. Aún así, un grupo social aún estaba en desventaja frente a los que ya se habían protegido previamente.
Colombia en 1938 ya había reconocido las uniones sindicales, la jornada laboral de ocho horas, el derecho a descansar y que los trabajadores eran sujetos de derechos en el país.
Sin embargo, aún quedaba una situación por regularse; la de la protección a las madres trabajadoras. Con un proceso de urbanización incipiente, muchas mujeres debían emplearse en las ciudades. Uno de los problemas más graves que tenían que enfrentar las mujeres era el periodo de maternidad y lactancia. Sin un marco legal que las protegiera muchas eran despedidas durante esos momentos sensibles.
Además, el reconocimiento de la lactancia como algo obligatorio no era algo común en los sitios de trabajo, por esa razón es que en ese año la ley 53 de reguló el derecho de las madres a ser protegidas mientras trabajan y son madres.
Entre las situaciones que reconocía y protegía dicha ley estaba una licencia remunerada de 8 semanas después del parto, la prohibición del despido durante el embarazo y la lactancia. Con esto se buscó proteger a aquellas mujeres que después del parto debían regresar a sus lugares de trabajo, incluso al día siguiente.
También se dispuso que las mujeres tuvieran la posibilidad lactar entre 15 y 20 minutos cada 3 horas. Algo que logró asegurar no solo la calidad de vida de las trabajadoras sino de los recién nacidos garantizándoles el acceso a la leche materna. Como colofón, la Ley 53 precisó que las mujeres en estado de embarazo y lactancia no pueden trabajar en actividades peligrosas o insalubres y solo pueden trabajar 5 horas nocturnas.
De esa forma el Estado colombiano aseguró la protección de un grupo que hasta el momento no era reconocido formalmente como parte importante del aparato productivo colombiano. Sin embargo, no sería hasta 1957, cuando se les otorgó el derecho a votar, que las mujeres no serían reconocidas totalmente como ciudadanas