Las ejecuciones en mono naranja extendieron el horror, pero no despertaron el debate. La masacre de París ha supuesto un punto de inflexión. Cuatro expertos responden a las claves sobre el ‘Califato’
Las ejecuciones en enterizos naranja extendieron el horror, pero no despertaron el debate entre la ciudadanía. La masacre de París, en cambio, ha supuesto un punto de inflexión. Una pregunta ronda desde entonces la mente de los occidentales: ¿qué debe hacer el mundo para acabar con el Estado Islámico?
Cuatro expertos en terrorismo islamista responden a las claves sobre la lucha contra el ‘Califato’. Son Jason Burke (corresponsal en el extranjero de ‘The Guardian’ y autor de ‘La nueva amenaza de la militancia islamista’), Gabriel Garroum (politólogo hispano-sirio especializado en Oriente Medio por la Escuela de Estudios Orientales de Londres), la célebre economista Loretta Napoleoni (experta en las intrincadas redes de financiación del terrorismo) y Alberto Priego (director del Departamento de Relaciones Internacionales de la Universidad Pontificia Comillas).
¿Qué debe hacer el mundo para acabar con el ISIS?
La solución pasa por eliminar las redes de financiación y, sobre todo, negociar con todos los actores implicados (especialmente Rusia) en la guerra de Siria.
Jason Burke. Todos los estados deben comprometerse lo suficiente para que pueda alcanzarse un acuerdo para reconstruir Siria. Es difícil pero, ciertamente, no imposible. Esto no agradará a algunos países periféricos, pero deberíamos ser capaces de implicar a suficientes naciones para cerrar un acuerdo aceptable para todos los participantes. Solo entonces se logrará algún tipo de solución en el Levante.
Alberto Priego. El ISIS es una amenaza, pero no es Al Qaeda. Su estructura es más predecible, su organización es más clásica y sus objetivos están mejor definidos. Debemos cooperar en materia de servicios de inteligencia, coordinar nuestras acciones militares y reducir su capacidad de financiación con los mecanismos clásicos como el GAFI, Interpol o Europol.
Gabriel Garroum. Combatir al ISIS de manera reactiva y sin un plan integral es una estrategia destinada al fracaso a medio y largo plazo. Hace falta un enfoque holístico que integre elementos a nivel militar, sin duda, pero también cooperación regional para acabar con su financiación, potenciar las narrativas de contra-legitimación y diseñar un plan político que debilite sus raíces. El Estado Islámico es un síntoma, no una enfermedad en sí, y hay que combatirlo como tal.
Loretta Napoleoni. Estamos ante una organización que se ha convertido en un Estado. Incluso si la derrotamos temporalmente, si la campaña de bombardeos funciona, volverá. Las intervenciones militares han fracasado en el pasado, y nada indica que esta vez vaya a ser diferente. Aconsejaría una solución diplomática. Un primer paso sería implicar a Rusia en la solución, eliminando las sanciones por Ucrania.
¿Es necesario desplegar tropas sobre el terreno para derrotar al ISIS en Irak y Siria?
La respuesta es casi unánime. Lo llamativo es que, para varios de los expertos consultados, no tienen por qué ser soldados occidentales.
Alberto Priego. Sí, sin lugar a dudas. Solo la acción sobre el terreno puede solucionar el problema. Las campañas aéreas son solo un complemento de campañas terrestres, nunca pueden ser el núcleo de una operación, ya que generan imprecisiones y, por tanto, víctimas civiles, lo que acaba poniendo en contra a la población. Se trata no tanto de derrotar al ISIS como de ganarse los corazones de la población y que sean los sirios e iraquíes quienes ganen esta guerra.
Loretta Napoleoni. Sí, necesitamos ‘boots on the ground’. La solución es militar, pero no durante dos o tres años, sino durante 20 o 30. La clave es la forma en que diseñamos (Occidente) el plan de Oriente Medio. Si queremos mantener ese diseño, necesitamos desplegar tropas.
Jason Burke. Sí, eventualmente, pero no tienen que ser necesariamente soldados occidentales.
Gabriel Garroum. La campaña de bombardeos aéreos puede ser efectiva como soporte pero no proporciona ninguna solución definitiva. Eso no quiere decir, no obstante, que la solución pase por enviar tropas terrestres. Su derrota (del ISIS) pasa en primer lugar por conseguir un acuerdo político en Siria que vaya acompañado de un alto el fuego y de una priorización, por parte de todos los actores, de la lucha contra el ISIS. En este sentido, a día de hoy, es más necesaria la voluntad política sincera de actores nacionales e internacionales que sus armas o tropas.
¿Cuál es la mejor forma de combatir al ISIS ‘en casa’, en Europa?
Aumentar a corto plazo las medidas de seguridad. En este punto hay consenso. Como lo hay en la necesidad de aplicar medidas económicas en pos de la integración de los musulmanes. La clave: no hay dinero para ello.
Gabriel Garroum. Incrementar las medidas de seguridad temporalmente y prevenir la activación de células terroristas parecen medidas obvias. No obstante, para evitar que haya gente dispuesta a matar y morir en el acto es necesario desarrollar políticas de mayor calado también en Europa. Acciones, pues, que vayan destinadas a fortalecer la pertenencia efectiva de todas las religiones y clases en nuestras sociedades, así como políticas públicas orientadas a mejorar las condiciones de los barrios con mayores índices de radicalización.
Loretta Napoleoni. Es una situación muy difícil, muy relacionada con la integración (de los musulmanes). No están integrados porque no tenemos dinero para ellos, no ha habido recursos para absorver a estas personas desde una perspectiva profesional. Los suburbios de París son el mejor ejemplo. Europa está agravando el problema. En vez de gastar dinero en bombardear Siria, Londres debería emplear esos fondos en integrar a la comunidad musulmana. Va a haber un ataque en Londres en un periodo cercano y la respuesta de Cameron a la amenaza es una locura.
Alberto Priego. A corto plazo, medidas policiales. A largo plazo, medidas sociales y económicas. Reducir la pobreza, la desigualdad, integrando a los emigrantes, y ampliar la identidad europea a otros colectivos. Se puede ser europeo y musulmán. Debemos aceptar que no podemos vivir en una burbuja.
Jason Burke. Necesitamos reformar y dotar de recursos nuestros sistemas de contrainteligencia, pero también tenemos que reconocer por qué la ideología y el proyecto del ISIS resultan tan atractivos para algunos en Occidente. La respuesta es social y económica y, por lo tanto, política. Hay un número sustancial de jóvenes europeos de origen inmigrante que se sienten privados de sus derechos y son vulnerables a ideas que ofrecen estatus, poder y aventura. La izquierda ha fracasado tanto como la derecha. Ambos necesitan nuevas ideas. Y todos necesitamos reconocer que este problema no desaparecerá y que habrá más ataques.
¿Por qué los países árabes no están en la vanguardia de la lucha en Siria e Irak?
No hay consenso. Unos creen que nunca habrá una coalición árabe efectiva contra Daesh; otros, que ya están luchando en primera línea.
Jason Burke. Porque son cortos de miras y actúan motivados por compulsiones competitivas -tanto sectarias como estatales-. Sus élites son indolentes pero no representativas. Sus poblaciones están dominadas por el miedo, la indignación y las teorías conspirativas. El resultado es un vacío que el ISIS ha llenado.
Loretta Napoleoni. No tiene sentido pensar en esta opción, nunca sucederá. No hay forma de que los árabes pongan tropas sobre el terreno, y todas sus participaciones (en intervenciones armadas) han sido un desastre. El ISIS es lo que es porque ha estado financiado por el Golfo.
Alberto Priego. Los países árabes están luchando en primera línea, sobre todo los del Golfo, aunque también Jordania. Las acusaciones vertidas contra ellos no son ciertas. Algunos estados como Arabia Saudí o Kuwait ya han sufrido atentados del ISIS en su territorio. Lo que haría falta es una mayor implicación occidental allí.
Gabriel Garroum. A pesar de que países como Jordania o los EAU participaron de la coalición internacional que bombardea al ISIS, la cooperación regional a nivel de prevención de la radicalización e interrupción de sus canales de financiación es todavía débil. El crecimiento del ISIS sigue siendo una arma de política exterior para algunas monarquías del Golfo que buscan hacer prevalecer su agenda en el Levante, a la vez que permiten las donaciones individuales para no poner en peligro la legitimación de sus regímenes.