Segunda parte de la entrevista con Julio Rey, director de la Federación Nacional de Cannabicultores de Uruguay
Julio sostiene que la ignorancia y el prejuicio es lo que mayormente afecta tanto a los que usan como a los que no usan marihuana, cree firmemente que a la sociedad se le ha estado mintiendo durante más de 7 décadas. ‘Así que les diría que analicen, que busquen información objetiva que la hay por muchas partes y que hay un dato científico impuntual que tal vez por el efecto dominó es lo que principalmente afecta su forma de pensar, y es que está demostrado que la marihuana no es neurotóxica.
Su ministro de salud Alejandro Gaviria, tiene razón. Fumarse un fasito es mucho menos perjudicial que tomarse un litro de vino o una botella de whisky y en cuanto a la convivencia afecta mucho más negativamente el consumo de alcohol que el consumo de marihuana, que ha sido una sustancia estigmatizada igual que sus usuarios y eso tiene que terminar.
No se olviden que quienes consumen marihuana son también sus hermanos, sus padres, sus familiares o sus amigos así que merecen un poco de respeto. No necesariamente el consumo de drogas es sinónimo de adicción. La mayoría de personas consumen drogas sin tener problemas, lo que pasa es que los medios y otras personas destacan sobre todo el uso problemático, y eso que es mínimo dentro del consumo, se transforma para muchos en la realidad de las drogas.
No se confundan porque hay gente que anda diciendo que el consumo de marihuana hace mucho más daño que el tabaco a nivel de los pulmones y eso no es cierto. No existe ningún estudio que te diga que es tantas veces más dañino que el consumo de cigarrillo. Es paja, que busquen el estudio y te aseguro que no lo van a encontrar, es algo que se lo ocurrió decir a algún buen señor y ahí se quedó, replicado por los medios y se expandió esa visión.
La marihuana según la OMS tiene un uso negativo de un 3%, hablando del efecto sobre los pulmones que hay como evitarlo. La puedes fumar en pipa de agua o comerla en vez de fumarla; hay miles de formas de evitar ese daño, no es neurotóxica aquel mito de que te quema neuronas ¡por favor! Dejen de decirlo porque van a pasar por burros, mientras el alcohol tiene un uso problemático dentro del 57% al 67%…hay diferencia verdad.
Y los efectos son muy distintos el cigarrillo te da adicción, el alcohol a parte de despertarte el alcoholismo que es cierta adicción te predispone a la violencia la mayoría de las veces, uno pierde el control de sí mismo.
En este sentido es acertada la visión del ministro colombiano aunque yo diría que podría plantearlo desde la óptica de salud pública y pudo haber dicho que bien la marihuana puede ser una droga que sustituya consumos más problemáticos, eso creo que es más digerible para la sociedad’.
La marihuana como droga de salida
Julio cuenta cómo ha visto a gente recurrir a la marihuana como una droga de salida a sustancias que sí causan mucho daño. ‘Yo he visto aquí en el aspecto de la cocaína, que en algunos lugares se le llama crack, a gente que fumando marihuana o consumiéndola pura se ayuda para combatir la abstinencia, en caso de que sea su voluntad dejar esa droga. La marihuana frena la ansiedad, te predispone a la calma incluso dependiendo la variedad combate el insomnio, te ayuda a dormir.
Entonces en vez de salir a la calle como un desaforado buscando una sustancia que te está haciendo mucho mal, la marihuana te ayuda a quedarte en la casa, pasando el rato, mirando tele, hablando con tu familia y evita un consumo mucho más peligroso, como puede ser el de la cocaína o la adicción al alcohol, incluso conozco gente que la está usando para tratar la ludopatía; el impulso al juego, entonces resulta una sustancia muy beneficiosa.
Esa teoría de la escalera o droga puerta de que empezas con la marihuana y seguis con la cocaína y etc, en ese sentido la marihuana para nosotros más que una droga de entrada es una droga de salida.
Y por otro lado nosotros decimos que lo que te lleva querer consumir otra sustancia no es el hecho de usar marihuana, sino el ámbito donde vos adquirís la marihuana. Si vas a una boca o u olla y a ese traficante le sirve más vender cocaína que marihuana pues es eso lo que te va a ofrecer y vos como venis de la cultura en que lo único que queres es consumir para sentirte un poco volado y salir de los problemas diarios, vas a querer empezar a usar esas drogas y ahí es donde empieza el problema.
Entonces al separar el mercado, como propone Uruguay, uno va a poder ir a lugares mucho más seguros, en donde no te van a molestar por ir a comprar esa marihuana, y está separado de todo el resto de las sustancias, porque no es como una boca donde vos vas y adiquiris otras sustancias sino que vas exclusivamente a comprar marihuana.
En consecuencia es muy distinta, sobre todo para la gente joven, la cultura que vas a ir adquiriendo sobre el consumo de drogas. Además estamos hablando de consumir la flor, no ese prensado que trae todo, entre agro tóxicos prohibidos porque no tienen control, amoníaco que son sustancias muy agresivas con los pulmones y las vías respiratorias.
Y ni hablar del espiral de violencia en el que puede estar envuelto ese pedazo de marihuana del tráfico, desde la explotación del campesinado. Por ejemplo en Paraguay, que hay grandes extensiones de marihuana y le pagas a gente muy pobre evidentemente unos pesos para que esa persona que está tirada en el monte sin condiciones de trabajo adecuadas, peligrando que lo intervenga la policía o que lo maten los sicarios de la competencia, te la produzca. Es muy distinto que yo cultive mi flor en mi casa o ir a comprar una flor a la farmacia que viene de un cultivo controlado.
Creo que tienen que razonar eso, yo creo más que si se debe o no legalizar la marihuana, más bien se le debería preguntar a la gente: Usted que prefiere ¿Que se venda la marihuana en una olla sin mayor control, o que se venda en un lugar específico controlado por el estado con cantidades limitadas? yo creo que la respuesta es obvia. De la misma forma para el usuario, basta con probar una flor para darse cuenta de las diferencias que hay con lo otro.
Así que yo estoy convencido del camino que Uruguay tomó y del por qué y para qué de los esfuerzos que nos hemos tomado como movimiento social. Orgullosos de lo logrado aquí y más orgullosos de que el mundo esté viendo y esté pensando en cambiar sus políticas de drogas a través de varios gobiernos, como está ocurriendo en Colombia, en Chile, como está comenzando el debate en Argentina algo en Brasil también’.
¿Y qué cree que falta en Colombia?
Según Julio, hasta que la cancha no está servida no hay oportunidades de maduración. ‘Acá el movimiento social tuvo que madurar, hasta llegar a decir no es una droga es una planta; si estamos hablando de política de drogas es una droga punto. Buscar material objetivo; de repente había cosas que eran maravillosas para nosotros pero en un contexto de debate no servían.
Entonces hay que aprender a clasificar argumentos y acordar entre los movimientos. No ser una banda por acá y otra por allá donde uno dice una cosa y el otro dice otra, sino buscar la síntesis; el acuerdo cultural de ese movimiento que te dé una seguridad de que los referentes cuando hablen con la prensa van a hablar coherentemente, y no van a decir a salir a decir cualquier cosa como somos una banda de hippies que fumamos marihuana.
Estamos hablando de que vas a tener que pelear con intereses económicos, políticos, con intereses morales que son los peores y vos tenes que darte cuenta de eso y organizarte.
También saber que cada realidad es distinta y que no necesariamente lo que hizo Uruguay es aplicable en otras partes. Quizás en algún lugar la regulación no sea lo adecuado, sino que lo adecuado sea la legalización o la despenalización, variantes de cada lugar que pueden ir desde la particularidad legal, la política o la social; entonces hay que tener una madurez para realizar todo esto.
No estamos hablando de cualquier cosa, estamos hablando de legalizar una droga. Nunca hay que dejar de tener en cuenta el bien común y hay que estar dispuesto al diálogo incluso con el enemigo’.
Julio cuenta que con sus amigos armaron un club de cannabis en el que socios aportan cuotas por mes para que ellos les cultiven y así poco a poco se va acomodando su vida. ‘No me arrepiento del riesgo que corrí sinceramente, para nada. No estoy millonario pero soy muy feliz con lo que hago y a parte acá tenemos al Pepe Mujica que constantemente nos está diciendo eso justamente, así que estamos siendo coherentes con la política del Pepe’ asegura.
Hoy, entre su trabajo como gestor cultural y la presidencia de la FNCU, le hace fuerza a la campaña del Frente Amplio para que al final de este mes, la fuerza política logre por tercera vez consecutiva la presidencia del país y así su movimiento pueda seguir trabajando en esta ley con tranquilidad.
Empezó a fumar a los 16, y 24 años después muy seguramente se ha convertido en una gran referencia en la regulación y legalización de la marihuana en América Latina, no en vano su nombre ha sido citado en los principales diarios de la región. Pero de la manera más sencilla desde su casa en Florida, Uruguay Julio se despide con una muy amable sonrisa y un mensaje especial. ‘Saludos al activismo colombiano… ¡Vamo arriba!’