El repentino viaje a Cuba del periodista Enrique Santos, hermano del Presidente Juan Manuel Santos, y las últimas declaraciones de voceros de las FARC dejan entrever que hay temas que se están complicando en la recta final de las negociaciones de paz. El aplazamiento de la fecha para la firma del acuerdo final de paz no es fortuito. Santos y ‘Timochenko’ se juegan sus últimas cartas.
El presidente Juan Manuel Santos decidió mandar la ‘artillería pesada’ a La Habana. Enrique Santos, uno de los principales gestores del proceso de paz con las FARC, viajó a reunirse con alias ‘Timochenko’ para llevar mensajes directos del mandatario. Gestiones que tienen que ver con destrabar el proceso que quedó afectado después del incidente que el Gobierno calificó como de ‘proselitismo armado de las FARC’ en Conejo, Guajira.
A pesar del reinicio de los diálogos, la confianza entre las partes quedó fuertemente afectada por los cruces de palabras y mutuos señalamientos. Ante el inminente cumplimiento del plazo fijado para el 23 de marzo como fecha límite para firmar el acuerdo para poner fin al conflicto armado, el Presidente dijo que prefería buscar una nueva fecha a firmar un mal acuerdo. Y en eso también estuvieron de acuerdo las FARC.
Sin embargo, son varios los mensajes que han enviado las FARC que dejan entrever que hay un palo en la rueda en el proceso de paz. “La mesa no está paralizada, pero se frenó un poco la discusión que tenemos (…) sobre el cese al fuego y hostilidades bilateral y definitivo”, afirmó Carlos Lozada, negociador de paz de las FARC en La Habana. Pero el vocero fue mas allá: “Lo que se quiere es una rendición incondicional por parte de la insurgencia y de eso no se trata. Se trata de un proceso de paz y no de una desmovilización de una guerrilla”, comentó Lozada.
Los negociadores del Gobierno han guardado silencio frente al tema, pero en el pasado reciente han insistido en que la guerrilla tendrá que comprometerse a dejar las armas y no volver a delinquir y que de eso se trata el mecanismo de verificación que fue acordado con Naciones Unidas.
Es muy probable que esa sea la misión de Enrique Santos; insistir en la necesidad de avanzar cuanto antes en la firma del acuerdo sin dejar de lado la definición de aspectos importantes para la implementación de lo pactado.
En recientes declaraciones a Confidencial Colombia, Enrique Santiago, abogado y asesor jurídico de las FARC, dijo que “los asuntos pendientes de acordar corresponden al punto 3 de la agenda que es el Fin del conflicto, y el punto 6, que trata sobre la implementación, verificación y refrendación. También faltan aproximadamente 40 salvedades o asuntos pendientes de cerrarse derivados de la discusión de los puntos 1, 2, 4 y 5 de la agenda, que son: Esclarecimiento del paramilitarismo y garantías de seguridad para los antiguos guerrilleros y para la población civil, respecto al accionar de bandas criminales y organizaciones sucesoras del paramilitarismo. Quiero mencionar que el número de asesinatos de defensores de derechos humanos y dirigentes sociales ocurridos en los últimos días ponen de manifiesto que el paramilitarismo y las tramas negras son la mayor amenaza al proceso de paz.”
Así las cosas son muchos los pendientes y parece que la dificultad está en definir los detalles de asuntos que ya se creían superados. La tarea de Enrique Santos es ponerle el acelerador a los negociadores para que se superen los inconvenientes en la recta final de los diálogos y se restablezca la plena confianza entre las partes.
Ya se ha avanzado mucho, sostienen expertos consultados por Confidencial Colombia. Pero también es mucho lo que falta para que no queden vacíos jurídicos antes de la firma final, advierten.
El tema de la refrendación también es algo que preocupa al Gobierno y a las FARC. Al respecto el abogado Enrique Santiago nos dijo: “Hay amplio acuerdo sobre que los acuerdos de paz deben ser refrendados- así consta en el Acuerdo General- y que las partes definirán las reformas institucionales necesarias para la puesta en práctica de lo acordado. La constituyente no es una forma de aprobación de los acuerdos, sino que debería ser un mecanismo de implementación de las reformas institucionales previamente definidas en el Acuerdo Final”.
El Gobierno insiste en el Plebiscito aunque hasta el propio Fiscal Eduardo Montealegre sostiene que no es necesario y que la Constitución prevé los mecanismos para que lo que se acuerde en La Habana tenga respaldo jurídico.
Habrá que esperar los resultados de la gestión de Enrique Santos para ver si definitivamente el proceso despega hacia el final del túnel o si, por el contrario aún no hay luz a la vista.