El delantero francés se vistió he héroe en San Mamés. Superlativo en casi todas las facetas del juego, fue el eje sobre el que giró el Real Madrid en un estadio que apretó con una alta intensidad del Athletic durante todo el encuentro. Anotó el primero tras pase de Cristiano. Aduriz recortó distancias y Casemiro volvió a poner la ventaja definitiva para los merengues.
Benzemá se ha pasado casi media Liga de hibernación y ha despertado en el momento oportuno. El delantero francés dio otra nueva exhibición en territorio vasco, como la de un par de semanas en Eibar. Interpretó todos los roles del equipo. Fue el recuperador, el director y el definidor en un partido donde sus compañeros no andaban excesivamente finos.
Sostuvo al equipo en los momentos de zozobra y anotó el primer tanto con un toque de extrema calidad. Llegó justo después del asedio inicial de los locales, que plantaron una batalla representada en Aduriz y Raúl García con viejas trencillas por resolver con varios jugadores blancos. El gol de Benzemá, tras asistencia de un generoso Cristiano, no calmó el ambiente. Los choques y las patadas se siguieron reproduciendo y así es difícil que puedan maniobrar los arquitectos. Solo un artista sobrevivía en este mar de piernas, potenciando a sus socios tejiendo continuamente paredes, el Gato.
El partido siguió brusco en la segunda mitad y Zidane notó que el equipo bajó de intensidad. Sacó al cerebro Modric y metió piernas frescas con Lucas Vázquez. Acertó en buscar refresco, pero se equivocó de nombre. El que andaba perdido sobre el césped era un Bale que ni atacaba ni defendía. La decisión tuvo menos éxito que el cambio de precio de Transmilenio y los blancos lo padecieron. Sin ser el mejor partido del croata, el esquema se vino abajo con su salida.
El Athletic apretó y se percató del descontrol blanco. Pasaron de repente a encontrar superioridad por los pasillos centrales y exteriores, su rival estaba nocaut en el tendido. Aprovecharon el arranque con el gol de Aduriz. San Mamés rugía y parecía que el Madrid se estaba derribado. Pero no se le puede dar por muerto al líder y menos cuando se le conceden regalos en los saques de esquina. Tres minutos más tarde, Ronaldo prolongaba un córner botado por Kroos que dejaba solo en el segundo palo a Casemiro. El brasileño, de nuevo la escoba fundamental en la medular, barrió también en área contrario para subir el segundo.
El Athletic no dejó de creer en la victoria, pero esta vez Zidane estuvo oportuno con sus cambios. Metió a Isco por Ronaldo, en uno de los escasos descansos que tendrá este año el portugués, para buscar más posesión y a Morata como descolgado par buscar los espacios en la contra. Se dejó fuera una vez más James. Como viene siendo costumbre este año, el galo no cuenta con el talento del ’10’ para las batallas intensas.
Mejoró el Madrid ligeramente y todavía le tocó aguantar el último apretón de los bilbaínos. Los blancos sufrieron, casi con uno menos sobre el campo por la apatía de Bale, pero mantuvieron la ventaja. La victoria supone un golpe de moral tremendo después del tumbo irregular de las últimas jornadas. Solo Barcelona había vencido en este estadio este año, y ahora los culés son los que tienen la pelota en su tejado para que no se incremente la distancia.