En el fútbol todo lo que uno dice se le puede acabar devolviendo. Los hinchas del Madrid se quejaron hace un mes de uno de los mayores robos en la historia del balompié. Hoy bien harían por mantener discreción. Kassai influyó de forma benevolente al Real Madrid. Ayudó en el segundo gol blanco concediendo un posición ilegal además de la mano que de Cristiano Ronaldo. Y repitió con el tercero, en el que también permitió la posición en fuera de juego de Cristiano.
El árbitro ayudó al Madrid en el resultado, de eso no hay duda. Los colegiados han pasado a ser el centro de atención en las últimas rondas. Pero equiparar este caso con el del Barça frente al PSG pueden ser palabras mayores. El Real Madrid es justo semifinalista de la Champions. Fue superior en el global de la eliminatoria y propuso bastante más que su rival, el Bayern, sostenido hasta el último suspiro de la instancia por un Neuer monumental.
El arquero alemán fue el único que representó la estirpe alemana en ambos encuentros. Si acaso el Bayern mejoró su aspecto con respecto al de la ida, sin llegar a mostrar la versión aplastante como para merecer la victoria. Puso en apuros en más de un momento a los merengues en el Bernabéu. Los de Zidane, nerviosos, fueron los primeros en dar ilusiones al visitante. En ese escenario, el partido se desenvolvió en un ida y vuelta que beneficiaba más a los alemanes.
El madrid encontraba a sus cerebros por moemntos. Kroos y Modric también se vieron atenazados por la tensión del resultado. Tampoco Isco no fue el de las últimas noches. Solo el tanto de Lewandowski en la segunda mitad terminó por despertar a los blancos. Casemiro cometió una infracción estúpida en el área sobre el holandés. Al polaco no le tembló el pulso como a Vidal en la ida. Con tranquilidad esperó a que Navas se venciera a un lado para colocar la pelota suave al centro.
Zidane movió fichas y, como se esperaba, su elegido fue Asensio. La joven perla le dio aire fresco al equipo, en cinco minutos ya había hecho más que Isco en sesenta. El Madrid encontró con mas certeza los espacios. Y de nuevo, Cristiano apareció en el momento oportuno con una cabeza brillante. Pero el gozo fue efímero. Un minuto después Ramos se equivocaba de portería y embocaba el balón en la meta de Navas cuando trataba de despejar un balón que acechaba Lewandowski.
El Bernabéu se quedó helado. Pero faltaba una carta mágica, la de Kassai con la segunda cartulina amarilla a Vidal -que le había perdonado previamente- en un rigurosa falta en la que entra peligrosamente pero llega a tocar balón. Los del Bayern se comieron al árbitro, minutos antes se había tragado una más clara a Casemiro que pudo decantar el encuentro del otro bando. La roja cambió el encuentro y los del Bayern se acogieron al milagro de los penaltis. Con Neuer pletórico en la meta, parecía incluso probable aguantar el asedio durante 30 minutos.
Mantuvieron la esperanza hasta el 105′. Hasta donde, de nuevo, el árbitro volvió a perjudicarles claramente concediendo el gol de Cristiano Ronaldo que nunca debió subir al marcador por una posición en fuera de juego y un control posterior con el brazo. Nada pudo hacer desde ahí el Bayern para aguantar la tromba merengue. Ronaldo hacía el tercero tras un jugada maradoniana de Marcelo, el mejor del partido de lejos.
Con el Bayern rendido, Asensio puso la puntilla con otra arrancada de potencia en al que dejó a Hummels como a un jubilado, y posteriormente batió a Neuer con un derechazo al ángulo bajo del poste. Quedaban ocho minutos y ni en esas Zidane se acordó de James. Prefirió darle más control de juego con Kovacic, clavando el último clavo en el ataúd del colombiano.
Los blancos están en semifinales por séptimo año consecutivo, con una polémica que traerá cola y que deshonra su pase justo a la siguiente ronda. Fueron superiores a un Bayern, que si bien se puede escudar en la actuación arbitral, no ha hecho méritos suficientes como para salir con la cabeza alta. Los señalados vuelven a ser la UEFA y un nefasto arbitraje que condicionaron el gran espectáculo producto de la alta tensión que se vivió en el estadio.