Realizan el trasplante de cara más difícil del mundo: rostro, cráneo y parte del cuello

La ciencia avanza a pasos agigantados, la mayor parte de las veces en pro del ser humano. El último ejemplo de ello ha sido el trasplante de cara recibido por Patrick Hardison, un estadounidense de 41 años operado el pasado agosto con un éxito asombroso.

Un equipo médico de Nueva York fue el encargado de realizar el trasplante de rostro más complejo jamás realizado hasta la fecha, según informó el pasado lunes el NYU Langone Medical Center.

El paciente necesitaba tejidos en el rostro, el cráneo y parte del cuello. Después de haber sido intervenido hasta en 71 ocasiones por un equipo dirigido por el médico Eduardo Rodríguez –el mismo doctor cubanoamericano que realizó hace diez años en Francia el primer trasplante de cara de la historia–, tras 26 horas en quirófano fue posible reimplantarle los tejidos de un joven donante que murió en un accidente de bicicleta en Brooklyn.

Hardison trabajaba como bombero voluntario y sufrió quemaduras de tercer grado hace catorce años. El hombre entró en una vieja casa en llamas en busca de una mujer, y el techo de la vivienda se derrumbó cuando él estaba debajo. En un primer momento, se le realizó un trasplante con tejidos de sus propias piernas, pero perdió las orejas, los labios, la mayor parte de su nariz y los ojos.

En declaraciones a los medios, Rodríguez explicó que antes del verano Hardison “se había quedado prácticamente ciego”. “Su cara era solamente una cicatriz gigantesca”, recordó el cirujano. Sin embargo, tras la exitorsa intervención el paciente podrá recuperar la visión e incluso volver a conducir, según el equipo médico del hospital neoyorquino.

Hardison está recibiendo todavía cuidados y terapia –la operación corrió a cargo del propio hospital neoyorquino– pero podrá volver a su casa en Mississippi a tiempo para celebrar con su familia el Día de Acción de Gracias el próximo 26 de noviembre.

Sobre su rehabilitación, Rodríguez destacó lo bien que lo está llevando el paciente y aseguró que fue muy satisfactorio para el equipo saber que Hardison pudo ir hace unos días a un centro comercial de Nueva York sin acaparar las miradas de todo el mundo. “Antes se me quedaba mirando todo el mundo y ahora soy un tipo que pasa desapercibido”, declaró el paciente.