Reficar: uno de los mayores robos de nuestra historia

El Contralor General, Edgardo Maya Villazón, desmanteló uno de los mayores actos de corrupción de nuestra actualidad. El funcionario denunció los sobrecostos en la Refinería de Cartagena, que pasan de un presupuesto de 3.993 millones de dólares, a 8.016 millones, un incremento superior al ciento por ciento. La modernización de Reficar, fue adjudicada a la firma Glencore, sin que esta tuviera experiencia.

El contralor dijo que faltó planeación de este proyecto, lo cual no es solo una falta disciplinaria, sino que penalmente se convierte en un delito. Añadió que el seguimiento a la contratación debió ser lo fundamental.

El tema se planteó durante el gobierno de Alvaro Uribe en dos Conpes realizados en los años 2004 y 2005. Se buscaba integrar una nueva construcción con la antigua planta de la refinería, con la mayor participación del sector privado como socio mayoritario y una menor participación de Ecopetrol, entidad que a la postre resultó siendo el único inversionista.

Se calculó entonces que el socio privado aportaría 2.400 millones de dólares y 1.500 millones Ecopetrol, y tenía como objeto garantizar la demanda interna de gasolina y diesel.

Según el Contralor, en el estudio de la Contraloría se encontró que cuando el proyecto se inició apenas había el 21% del diseño de ingeniería y este diseño lo entregaron 29 meses después, cuando iba el 52% de la construcción.

Explicó que es algo así como mandar a construir un edificio de 10 pisos, pero cuando se inicia la construcción apenas va el diseño de dos pisos y terminan los diseños cuando ya han sido construidos cinco pisos. “Esto de por sí genera problemas” y fue lo que pasó en Reficar, anotó Maya.

El contralor recordó que al proceso de licitación se presentaron 38 firmas, cuatro de las cuales fueron precalificadas y al final solo quedaron Glencore y Petrobras. La primera ganó porque ofreció 630 millones de dólares, mientras Petrobras ofreció 625 millones de dólares.

Para Maya, los problemas iniciaron en ese momento porque se escogió a Glencore, una firma sin ninguna experiencia para este proyecto, pero que le ganó a Petrobras por ofrecer más dinero.

Luego recordó que Glencore en el 2007 transfirió la construcción a una firma de Chicago, a través de un contrato cuya modalidad no se había utilizado en Colombia: usted gaste y yo le pago, o le pago antes de que gaste. Después de ese proceso, Glencore se fue a los tres años, mediante una carta de una página, en la que argumentó que las condiciones del mercado internacional no le eran favorables y dejó comprometida a Ecopetrol con el proyecto.

Maya anotó que si como fuera esto poco Ecopetrol le compró a Glencore su participación por 549 millones de dólares y asumió toda la obligación del contrato con la firma CBI. Dijo que el proceso de compra se hizo a través de una firma que operaba en un paraiso fiscal.

Según Maya, en las auditorías pasadas de su entidad, fenecieron todas las cuentas sin observación alguna. Denunció que la obra si hizo sin interventoría y anunció que con la auditoría que inició, espera que Reficar entregue toda la documentación requerida.

Advirtió que tanto quien tenía la vigilancia de la firma norteamericana contratada por Glencore, como la firma contratada, están saliendo del país pese a que incurrieron en conductas de carácter penal.

Dijo que no se puede borrar la información. Recordó que se firmaron 2.460 contratos, algunos de los cuales tienen hasta el 37.000 por ciento de reajuste. Advirtió que la firma CB&I y todos los contratistas internacionales y no solo los colombianos, tendrán que responder por estas irregularidades.