Estuvimos con mi legítima Matilde escarbando en el desván de mi residencia del barrio Santa Fe y nos encontramos con un puñado de textos míos de los años noventa, escritos en la penuria, cuando me tocaba comentar y analizar la actualidad para el afortunadamente desaparecido Noticero Quac, fortín comunista donde me tenían de calanchín para justificar su extremismo.
Con inmensa satisfacción intelectual reproduzco algunos a continuación, por considerarlos de plena actualidad. Así, directamente, sin pasar por la boca sucia del impostor ese del Jaime Garzón. La premonición, la anticipación de estos textos, me reafirma hoy más que nunca en mis tesis y en la defensa de la gente decente, blanca y pudiente…
Juan Manuel Presidente. 1997
“Por estos días El Tiempo se pregunta: ¿Por qué creer en Colombia? Pregunta por demás inoportuna e impertinente cuya formulación correcta debería ser: ¿Por qué creer en Juan Manuel? Comienzo el año entrando, antes de que lo ataquen, a hacer la defensa de Juan Manuel Santos, un muchacho entregado al estudio, un hombre de bien que le sirvió a la patria en la Escuela Naval como humilde cadete, y que ha de servirle al país de Bolívar desde las más altas posiciones, carajo. ¡Que no vengan ahora a decir que es el candidato de El Tiempo, los envidiosos, los subversivos, los gamines! No señor, es el candidato de los santos, de los ángeles, es el candidato señalado ni más ni menos que por la mano divina.”
Comentario: Y pensar que el truhán nos traicionó de manera artera y aleve…
Elecciones restringidas. 1996
“El derecho al voto se ha convertido en un auténtico libertinaje. Antes de la constitución de 1886 sólo podían votar los mayores de 35 años, varones casados, sin deudas e inteligentes. Como quien dice, los hombres de bien. Hoy vota todo el mundo y por eso se elige a la topa tolondra. Yo propongo que volvamos a beber en las fuentes de la democracia, en los ríos de la tradición. ¿Cómo es esa vaina que hasta las mujeres pueden votar? Que vuelvan a la cocina y dejen quietas las urnas. No creo que un hombre antes de los 55 años, tenga nada claro en su mente. Derecho al voto solo para la tercera edad. Mal podrían votar homosexuales, drogadictos, sidosos y toda esa gentuza dañada. Voto con carnet de salud y prueba de doping. No al voto para los comunistas y opositores. Que sufraguen sólo la tradición, que la gente de bien elija a la gente de bien. Extirpemos de las elecciones todo rastro de impureza; ni indios, ni negros, ni mulatos, ni zambos. Sólo blancos a las urnas carajo. Seremos pocos pero con sindéresis e inteligencia.”
Premonición del Centro Democrático. 1997
“Veo en el inmediato porvenir un gobierno que implemente la limpieza social en el campo, donde todos son subversivos. Que acabé de una vez con la presunción de inocencia. ¡Aquí todos son culpables de este relajo institucional carajo! Que nombre a Andrés Pastrana como alto comisionado para la recreación, pues este pueblo necesita pan y circo. En materia económica que adopte el dólar como moneda nacional, y nombre a Rudolf Hommes Ministro de Defensa, pues él sí sabe cómo hacerle la guerra a este pueblo perezoso. Que se pague impuesto por aire y el paisaje.”
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No a la soberanía. 1996
“¡Cómo es posible que trasnochados rojitos leninistas vengan ahora a desprestigiar a los Estados Unidos, el único bastión de Occidente! ¡Cuál conspiración, carajo! Antes se llamaba Alianza para el progreso, o Triple A. Es la misma vaina de siempre. ¿Qué haríamos sin la desinteresada ayuda de los guardianes de la civilización? ¡Que no venga el doctor Serpa a meter los mostachos en esta sana y hermanable relación de muchos años! Entonces, si nos ayudan ellos, ¿quién, ah? ¿Fidel Castro, ese hamponcito aislado? ¡Ya quisieran, los detractores del gran amigo del norte, tener aunque fuera un trisitico de Disneylandia, de Hollywood, de la Nasa! Si no fuera por la DEA, ¿cómo nos enterábamos de todo? Propongo, como desagravio, entregarle a los Estados Unidos Córdoba y Urabá y de una vez salimos de ese problemita. ¡Cuál soberanía, por Dios! América para los americanos, ala.”
Defensa de la monarquía. 1996.
“Ya empezaron los insensibles con sus destructivas críticas sobre el reinado de Cartagena. ¡Hombres de poca fe! Mucho violentólogo, mucho politólogo. Yo me declaro como el primer reinólogo del país. ¡Oh canutillo, oh lentejuela, oh doña Tera! ¿Qué sería de este país sin ese remanso de paz que es el reinado? ¡No hay derecho a que esa nueva generación provocadora y escéptica venga a poner en tela de juicio a las niñas que van a Cartagena, carajo! Ya quisieran esas gomelas lánguidas exhibir lo de las misses. ¡Que vivan la silicona y el bisturí! Hay que poner la tecnología al servicio de las Venus del Caribe. ¿O es que prefieren los huesos puntudos, las carnes fláccidas y la piel mustia de las intelectuales dizque postmodernas? Colombia se fregó desde la Independencia, cuando perdimos la monarquía por culpa de unos pendejos. Por eso el reinado es la Colombia noble y majestuosa, que tanto nos hace falta. ¡Viva el macramé! ¡Abajo la inteligencia!”
“Mientras la más pura belleza desfila en Cartagena como símbolo de la nacionalidad, vuelven los terroristas de siempre a petardear el magno evento. Ahora les ha dado por el pueblo. ¡Demagogos! El problema es de imagen y para eso están las misses. ¡Qué carajo importa que esos morenos de las barriadas de Cartagena no tengan servicios! ¡Si no los tienen, es por perezosos, por drogadictos! ¡Qué diablos importa que el costo de vida en la Heroica esté por las nubes! Que el pueblo pesque y coma, que el mar es de todos, menos en las Islas del Rosario, desde luego, donde no se puede dejar entrar a la gleba. ¿Qué nos importan los problemas ecológicos? Que se pudran esos cenagales inmundos, que le echen cemento, hoteles y progreso a esos pantanos invadidos por la gentuza. El país de la gente de bien no puede estar pendiente de detallitos pendejos cuando está de por medio nuestra imagen internacional.”
Anticipación de la reelección. 1997
“¡Qué tiene de malo dar puesticos, mover auxilios! ¡Qué tiene de malo garantizar la sagrada reelección, buscar el sustento, pedirles parte del sueldo para la campaña a los que uno favorece! ¡Carajo, sin el clientelismo y la malicia, no habría país!”
Desigualdad de género. 1995
“Estamos llegando al fondo. ¿Qué tal que aquí salieran todas a contar en público sus proezas de catre? Se caían los gremios, la farándula, el gobierno, la oposición. Carajo, para eso se hizo la reserva del sumario. A este paso todos los hombres vamos a terminar de alces, de búfalos por las calles, exhibiendo nuestras engalanadas cornamentas. Me solidarizo con el Príncipe Carlos, hombre ilustre que tuvo un pequeño asunto con la Camila Parker. ¡Desliz en los hombres. . . infidelidad en las mujeres! No permitamos que ellas actúen como fiscales de sus maridos y enloden su honra.”
Defensa del empleo. 1996
“¡Cómo se les ocurre carajo, acabar con los trámites, si eso garantizaba el flujo de capitales, la redistribución del ingreso, hasta el equilibrio de la balanza de pagos! Ahora ¿de qué van a vivir a cientos de miles de tramitadores y de empleados oficiales que recibían su platica por debajo de la manga, como único emolumento a su consagración al trabajo? Acabar los tramites es acabar la dicha! ¡De ellos se nutría la economía nacional, la canasta familiar carajo! ¿Qué crimen puede ser la mordida o el tráfico de influencias? ¿Qué de malo tenía cobrar una platica por hacer vueltas, que de malo tenía enredar las vueltas para cobrar más platica? Hago un llamado a todos mis colegas tramitadores para que consolidemos Sintramordida, para defender la profesión y el bolsillo. Lo barato sale caro. ¡Sí al trámite, no al facilísimo!”
Defensa de reserva del sumario. 1996
“¡Cómo se les ocurre, cabezas de chorlito, levantar la reserva del sumario! ¡El pueblo no puede saber la verdad! ¡Carajo, la gleba, al conocer las cuentas que tenemos los empresarios y los forjadores de patria, se puede levantar! ¡Recuerden el nueve de abril, cuando la chusma roja casi acaba con Mariano! Los problemas se tienen que arreglar de acuerdo con la tradición, a puerta cerrada, en convenciones propias de la civilización cristiana. Dejen quieto al Congreso, que la vaina se puede resolver entre amigos. ¡Cómo van a permitir que el pueblo participe, que ensucie con sus manos manchadas los limpios manteles de la democracia! ¡Si nos hemos reservado durante 180 años el poder, cómo no nos vamos a reservar el sumario!”
¡No a la educación! 1995
“Ahora viene el gobierno a embrutecernos con un plan de educación. Si así no más pasa lo que pasa, cómo será educando al populacho. ¿Qué quieren, que además de todo piense? Si lo educan, el vulgo va a querer vivienda, salud y, lo que es peor, participar en política. ¿Quieren acabar con los partidos tradicionales? ¡Qué educación se necesita para llevar del bulto o pegar ladrillos! ¿Qué quieren, carajo, ñeros con PHD en saneamiento ambiental? ¿Gamines con máster en servicios generales, para ensuciar las ventanas de los BMW? ¿Atracadores con post grado en el London School of Economics? ¡Carajo! Toda esa platica hay que invertirla en la vieja escuela educativa de los auxilios, en la compra del votico, garantía de preservación de la democracia. Además, la letra siempre ha entrado con sangre.”
Derechos humanos, cantaleta. 1997
“Vuelven subversivillos y comunistoides con su cantaleta de derechos humanos. No contentos con jorobar acá, joroban en el exterior. ¡Cómo vamos a permitir, la gente de bien y sus fuerzas armadas, que nos traigan foráneos relatores para que nos digan a quién darle y a quién no! ¡Los derechos, como su nombre lo indica, son patrimonio histórico de la derecha! ¿Qué de malo tiene que desaparezcan unos labriegos perezosos? ¿Qué de extraño tiene que se interrogue con vigor a la subversión? ¿Qué de ilegal puede haber en que caiga uno que otro civil metido de lambón en zona roja? ¡Sólo los norteamericanos tienen derecho a ver qué cuerpos inhumamos! ¡Si lo único sucio de esta guerra es no ganarla, carajo!”