El aspirante republicano a la Casa Blanca Mitt Romney mantiene secreto sumarial sobre su posible candidato a la Vicepresidencia y tiene en vilo a su propio partido ante el que se adelanta como anuncio inminente de su “número dos”.
Las apuestas mediáticas indican que Romney elegirá a un compañero político que lo ayude a superar las flaquezas que dejan al descubierto las encuestas, como su escasa popularidad con los hispanos y la clase obrera.
Los analistas vaticinan que su “número dos” será también una figura poco desgastada por los focos de la opinión pública y con credenciales como gestor, ya sea como gobernador estatal o legislador en la capital estadounidense.
Los gobernadores en la lista corta podrían haber pasado su examen final el jueves en el estado de Colorado, durante un acto de campaña, codo a codo con el presidenciable.
Sentados y en línea, una decena de gobernadores esperaban a que Romney les cediera la palabra para defender el programa con el que busca llegar a la Casa Blanca.
Entre los invitados estuvo el gobernador de Nueva Jersey, Chris Christie, a quien Romney se refirió como un amigo cercano.
Christie, gobernador de un estado tradicionalmente demócrata, se ha hecho famoso por comentarios abruptos como el de “¿Es ustedestúpido?”, que espetó hace unas semanas a un periodista en una rueda de prensa y que ha dado la vuelta a la Red.
Al gobernador de Luisiana, otro de los que encabeza la lista de favoritos, lo presentó como “el famoso Bobby Jindal”.
Jindal, que ahora tiene 41 años, se hizo famoso en el 2009 al convertirse en el gobernador más joven del país y en el primer político no-blanco -es de origen indio- en dirigir el estado.
A Jindal, le ayuda haber sido una de las voces que canalizó los ataques a la reforma sanitaria del Gobierno del presidente Barack Obama, que establece un seguro médico obligatorio, aunque juega en su contra su criticada gestión del peor vertido de petróleo en Estados Unidos, ante las costas de su estado, Luisiana, en 2010.
Romney fue más convencional al presentar a Robert McDonnell, a quien simplemente se refirió como gobernador de Virginia.
McDonnell tiene a su favor el hecho de gobernar un estado que Obama arrebató en 2008 a los republicanos tras cuatro décadas de hegemonía conversadora. Su talón de Aquiles es la controversia levantada cuando promulgó la ley que obliga a las mujeres de Virginia a hacerse una ecografía antes de abortar.
De elegirlo, Romney podría perder puntos entre el electorado femenino, con el que también va rezagado.
En las últimas semanas han sonado también con fuerza los nombres de dos veteranos: Tim Pawlenty, ex gobernador de Minesota y Rob Portman, con 14 años de experiencia en el Congreso.
El primero, nacido en un barrio obrero, cuenta con apoyos entre la clase trabajadora blanca, a quien le cuesta sintonizar con el multimillonario Romney. El segundo procede de Ohio, uno de los estados que podría tener la llave del Despacho Oval y donde Obama aparece a la cabeza.
El cubanoamericano Marco Rubio sería el candidato con el que Romney querría llegar al votante hispano, desmovilizado y mayoritariamente a favor de los demócratas, según las últimas encuestas.
Con menos de dos años en el Senado, Rubio es popular con los latinos, tiene una buena retórica y apoyos en el estado clave de Florida.
Por las oficinas del Congreso, también suenan como posibles candidatos el congresista Paul D. Ryan, experto en déficit federal, y el senador John Thune, fiel al equipo de Romney desde los inicios de la contienda.
Entre las pocas mujeres que aparecen en las quinielas está la gobernadora de Nuevo México, la hispana Susana Martínez, y la ex secretaria de Estado durante el segundo mandato de George W. Bush, Condoleezza Rice.
Mitt Romney desvelará el misterio antes de la Convención republicana que se celebrará entre el 27 y 30 de agosto en Tampa (Florida).