Tras casi dos décadas de arduas negociaciones, hoy Rusia por fin ingresa oficialmente como el miembro 156 a la Organización Mundial del Comercio (OMC).
La apertura de uno de los “pesos pesados” de la economía permitirá eliminar sus numerosas barreras de libre comercio, modernizará su política inversionista e influirá significativamente en la estrategia empresarial de la novena potencia exportadora del mundo con los demás socios del organismo.
El presidente ruso, Vladímir Putin, dio el primer paso a esta adhesión al promulgar en julio la ratificación del protocolo de Marrakech, sobre el establecimiento de la Organización Mundial de Comercio, tras unas negociaciones que arrancaron en 1994, tres años después de la caída de la Unión Soviética.
Edgar Vieira, profesor titular de negocios internacionales del CESA, explicó que este proceso de negociación con Rusia provocó algunas reformas internas para ajustarse a los parámetros de la OMC y por ello tuvo una demora de tantos años.
“Una de las principales dificultades para su ingreso fue la del aspecto político, pues los problemas de organización económica con la antigua Unión Soviética le impedía ingresar fácilmente a la OMC”.
Y es que esta larga y compleja historia del ingreso de Rusia a la OMC inicia en 1993, cuando el ya desaparecido presidente ruso Borís Yeltsin, pidió el ingreso de su país en el Acuerdo General sobre Aranceles Aduaneros y Comercio (GATT), antecesor de la OMC, para evitar la discriminación de su creciente comercio con Occidente.
Tras el colapso de la economía centralizada soviética, Rusia tuvo que seguir la senda capitalista con una profunda crisis económica, al cancelar 30 acuerdos bilaterales en acceso a mercados de servicios y 57 sobre acceso de mercados de mercancías.
A pesar de la firma del protocolo de Rusia con Estados Unidos en 2006 , Jairo Velásquez, analista de política internacional de la Universidad de La Sabana, considera que este acuerdo tuvo altibajos debido a las diferencias de mercados financieros y derechos de propiedad intelectual, entre otras posiciones opuestas a las del mercado estadounidense.
“El proceso de ingreso de países a la OMC arrancó teniendo un tinte político, en donde ciertas posiciones de mercados como Rusia y China se han opuesto con las de Estados Unidos” dijo.
La última dificultad que tuvo Rusia ante la OMC fue la oposición de Georgia, antigua república soviética con la que libró una guerra en agosto de 2008, y que había declarado el bloqueo del ingreso de su vecino a la Organización.
Para los expertos, el gobierno de Vladímir Putin tendrá grandes beneficios si abren sus mercados al libre comercio, debido a la gran disposición de recursos con los cuales podrían explotar su potencial exportador con los 155 países miembros.
“Esto le genera transparencia en la economía mundial. Ya que al publicar sus políticas comerciales ante la OMC, Rusia debe estar comprometido a aplicar las reglas de juego ante los países del organismo”, agregó Vieira.
Para Velásquez, “aunque Rusia tendrá mayor oportunidad de comercio y sus condiciones de mercado mejorarán, la OMC no tendrá oportunidad de afianzarse con este ingreso”.
Por su parte, la directora gerente del Fondo Monetario Internacional (FMI), Christine Lagarde dijo que Rusia no obtendrá beneficios significativos si ingresa en la Organización Mundial del Comercio (OMC). “No creo que los beneficios sean significativos para Rusia, ya que exportan muchas materias primas e importan procesados”, dijo.
Para el partido comunista la llegada a la OMC traerá graves consecuencias a la economía rusa. El sector automotor y aeronáutico podrían ser los más afectados, debido a su atraso tecnológico, pero el agrícola, químico y los transportes saldrían ganando.
Al ser una potencia exportadora de petróleo y gas natural en el mundo, Rusia no tendría mayor impacto con estos recursos, ya que estos actualmente no están sometidos a aranceles.
Primer reto de Vladímir Putin en la OMC
Rusia, el país con las mayores reservas de gas natural del mundo, con las segundas reservas mundiales de carbón y las octavas de petróleo, las cuales constituyen el 80 % de sus exportaciones, enfrenta el primer reto con sus recursos ante la OMC. Por una parte, Vladimir Putin, a partir del 1 de septiembre, deberá disminuir su tasas aduaneras, desde un 9,5 %, hasta 6 % en 2015. Además de ello, al firmar el protocolo de Marrakech ante el organismo económico, deberá asumir varias responsabilidades en un plazo de 2 a 3 años para la liberalización del mercado, y otro de 5 a 7 años para los sectores más sensibles, como el automotor, agrícola y la industria ligera.