Los principales generadores de ingresos en la Gran Manzana ya no tienen mucho que ver con el mercado financiero que por décadas hicieron de Wall Street el epicentro del auge económico neoyorkino. Nuevos sectores económicos son los generadores de empleo y de grandes capitales en la capital del mundo.
Durante décadas, el cruce de Broad Street con Wall Street se ha postulado como el pilar que ha sostenido la vorágine en la jungla de asfalto. Con multimillonarios alicientes y sus opulentas excentricidades, los militantes de la industria financiera han ejercido de Rey Midas para una ciudad que podría considerarse la decimotercera economía mundial por delante de países como España, México o Corea del Sur, según datos de la consultora IHS Global Insight.
Sin embargo, si alter egos como Gordon Gekko sentenciaron aquello de que la codicia es buena, necesaria y funciona, en el momento más dulce y polémico del sector bancario, la industria financiera se encuentra actualmente en un continuo declive ensombrecido aún más por la invasión del sector tecnológico y el repunte del turismo. Sólo en 2014, vacas sagradas como Bank of America, Citigroup, JP Morgan o Morgan Stanley destruyeron un total de 50.000 empleos en un momento en que los reguladores siguen frenando la rentabilidad de muchas entidades.
Curiosamente, como indicaba la semana pasada el New York Times, durante los últimos cinco años la ciudad de Nueva York ha creado más empleo que durante cualquier otro periodo similar en los último cincuenta años. Pero dentro de esta recuperación, recordemos que la tasa de paro en la urbe supera a la del país al situarse en el 6,3 por ciento entre noviembre y diciembre de 2014, la industria financiera ha perdido impulso e influencia. Si en la década de lo 90, la creación de empleo dentro del sector suponía un 10 por ciento dentro de todos los puestos de trabajo generados por el sector privado en la Gran Manzana, actualmente, apenas contribuye un 1 por ciento.
Incluso después de que el ex-alcalde de Nueva York, Michael Bloomberg, lanzase un plan para revitalizar la industria de servicios financieros durante el azote de la crisis subprime, que acabó con la vida del banco de inversión Lehman Brothers, Wall Street no ha conseguido servir de motor para borrar el efecto de la peor recesión económica desde la Gran Depresión en las calles de Manhattan. Ese papel, según apuntan los datos del Departamento de Estadísticas Laborales de EEUU (BLS, por sus siglas en inglés) los puestos de trabajo en la industria de servicios turísticos, donde tampoco hay que olvidar al sector hotelero, entre otros, podría sobrepasar pronto el número de empleos generados por la Calle del Muro.
Dicho esto, los salarios siguen mostrando una brecha abismal, ya que los sueldos a la hora en Wall Street superan con creces los 80 dólares mientras en las cadenas de comida rápida, por ejemplo, no llegan a los 10 dólares. Aún así, el desembarco que desde 2006 llevan liderando algunos de los pesos pesados de Silicon Valley está provocando un cambio de dinámica en este sentido. Hace más de ocho años Google decidió abrir su sede neoyorquina en el barrio de Chelsea. Poco después Amazon abrió sus oficinas cerca del Empire State, generando más de 500 puestos de trabajo, mientras que otras startups, como Buzzfeed, han prometido generar 475 empleos durante los próximos cinco años, según el Departamento de Empleo de Nueva York.
Desde el arranque de la década de los 90 hasta ahora, el sector tecnológico y el conocido como efecto Google, según la agencia Bloomberg, ha dado empleo a más de 65.000 personas en Manhattan. Si en el momento álgido de la burbuja de las dot.com, este sector llegó a crear 50.000 puestos de trabajo en la ciudad, actualmente supera con creces dichos niveles. Además, ha incrementado considerablemente los salarios medios ya que según la Coalition for Queens, una agencia sin ánimo de lucro que ofrece clases de programación y codificación, el sector tecnológico neoyorquino ofrece un sueldo medio de 85.619 dólares anuales.