Catalina Ruiz Navarro, Directora de Hoja Blanca
Confidencial Colombia: ¿Es aún vigente el feminismo?
Catalina Ruiz: Es tan vigente como ha sido siempre. Mientras haya una desigualdad, que es una desigualdad que solamente se explica por el rol de genero que ocupamos, el feminismo es necesario. Cuando finalmente tengamos igualdad de géneros total, entonces podremos hablar de un feminismo que es innecesario. De hecho hasta me sorprende mucho que se esté haciendo esta pregunta, cuando tú tienes noticias como las de la semana pasada, que mataron a al defensora de los derechos humanos Delta Cáceres en Honduras, mataron a las dos chicas que fueron a Ecuador. Son feminicidios que están sucediendo todo el tiempo y alrededor de nosotros. A las mujeres nos pagan entre un 30 y un 10 por ciento menos que a los hombres por realizar el mismo trabajo. Y eso está sucediendo hoy en día.
Mientras este tipo de desigualdades existan, mientras a las mujeres nos sigan discriminando, el feminismo es más que vigente.
C.C.: Los detractores manifiestan que si ya tenemos el derecho al voto y la educación, de qué nos quejamos y por qué estamos peleando…
C.R.: La respuesta a eso es que no todos los derechos son el voto y la educación. Estos derechos todavía no son satisfechos de manera completa. Si vamos a ver el voto, y el voto es participación política, solamente el 22% de los parlamentarios son mujeres. Nosotras somos más de la mitad de la población y apenas tenemos el 20% de la participación política en el mundo. En Colombia somos algo así como el 11%. Aunque las mujeres ya podemos votar eso no quiere decir que tenemos participación política real completa igual que los hombres sin contar con toda la serie de discriminaciones que pasan las mujeres que se lanzan a la política.
En educación, el derecho es para todos, pero hay una serie de cosas que intervienen en ese derecho a la educación. A las niñas las educan diciéndoles que tiene que dedicarse a las humanidades, que son frágiles, que no trabajan en ciencias exactas, que se dediquen a determinadas carreras que están asociadas con el rol de las mujeres, en la universidad ni si quiera tienen profesoras mujeres o representantes mujeres en sus espacios laborales. Y eso hace que a pesar que la educación, muchas mujeres desistan y terminen siendo madres y amas de casa.
Con las dobles cargas las mujeres dejan de trabajar, dejan de estudiar, con la violencia dejan de aparecer en los espacios públicos, entonces, ojala solamente fueran esos derechos.
De hecho en estos momentos las mujeres no tenemos iguales derechos que los hombres. No hay ninguna operación que sea necesaria para preservar la vida del hombre, que este prohibida por ninguna razón. Y sin embargo a las mujeres en muchísimos países, nos permiten abortan cuando lo pedimos, y muchas veces esta operación es necesaria y la niegan incluso cuando se necesita salvar la vida de la mujer. Así que definitivamente no basta con solo la educación y el voto.
C.C.: Los derechos que aparentemente tenemos conquistados, podría decirse que solo los tenemos en papel, que falta hacerlos efectivos.
C.R.: Sí, yo creo que con la mayoría. Se ha avanzado mucho en términos de reconocimiento derechos legalmente pero tienen unos índices de impunidad infinitas como en Honduras con un 99% de impunidad. De que te sirve la figura penal, claro que tienen un efecto simbólico, pero aplica porque resulta que todas las personas que aplican en el sistema de justicia: policía, jueces, médicos, suelen ser hombres o si no son hombres pueden ser machistas, así sean mujeres. Entonces el acceso a la justicia de las mujeres es mínimo.
En Colombia tenemos el derecho al aborto desde el 2006, pero la cantidad de abortos clandestinos que ocurren son infinitos porque los médicos denuncian a las pacientes, o ellas no saben que tienen ese derecho, nadie sabe a dónde ir a abortar ni conocen las condiciones legales y justas para hacer un aborto.
Sin duda es un logro muy grande que hayamos conseguido los derechos en el papel pero ahora la mitad del trabajo es lograr que en la práctica se puedan ver.
C.C.: Cuando alguien se anuncia como feminista, de alguna manera se toma como algo negativo. Qué está pasando con esa demonización del movimiento. ¿Es una estrategia para deslegitimar la lucha de las mujeres?
C.R.: Lo es. Yo no creo que ser feminista sea negativo en ningún aspecto. Yo pienso que es una lucha justa. Por qué no estar a favor de que todas las personas tengan iguales de derechos sin discriminación por su raza, por su género o por su sexo. Es una cosa que se cae de su propio peso. Creo además que ser feminista te da un lugar donde es bonito pararte en el mundo, te ayuda a ser más empático con las persona, con las luchas sociales. Como mujer te empodera, te ayuda a tomar el control de tu vida, a aceptarte como eres, yo creo que de muchas maneras.
Ser feminista es lo más positivo que se puede ser en la vida. Por qué esta demonizado. Esta demonizado por las sufragistas. Cuando comenzaron las sufragistas en estados unidos, empezó una campaña que decía que las mujeres si empezaban a abortar iban a dejar la casa, la iban a abandonar, iban a ser masculinas, furiosas, peludas, no iban a atender a sus hombres, iban a salirse de su rol y eso causó mucho miedo en el comienzo. Ese tipo de estereotipos se han seguido alimentando con el tiempo. Y de cierta manera hay una idea de que ser feminista es malo pero no creo que sea algo que piense alguien que se haya acercado con honestidad y seriedad al movimiento feminista.
Esa mala fama, primero yo cuestionaría qué tan grande es esa mala fama. Yo pienso que cada vez es más común que mujeres se identifiquen como feministas. Claramente algo está cambiando. Hace cinco años no era un tema relevante. Claro que hay gente que lo rechaza porque el feminismo es una revolución de poder. Se trata de que tú le vas a quitar a unas personas el poder que han tenido durante toda una vida. Y eso nunca lo va a soltar nadie de una manera tranquila, feliz y contenta. Todo eso causa resistencia.
Segundo, creo que es muy importante identificarse como feminista porque cuando se hace eso se está reconociendo la lucha de tantas mujeres que vinieron antes que tú. Es ayudar a des estigmatizar la palabra que es muy necesaria
C.C. ¿El feminismo discrimina a los hombres?
C.R.: No se les está quitando derechos a los hombres pero si se les está quitando poder. Que le queramos quitar los derechos a los hombres es totalmente absurdo. Les queremos quitar poder pero no es una cosa de a los hombres por lo hombres, esta peleando contra un sistema de poder que se llama patriarcado, que se caracteriza porque a los cuerpos que les da poder es a los hombre blancos, heterosexuales, normales, que estén en la norma. No quiere decir que los hombre individualmente sean culpables de todo esto, son beneficiarios.
Uno lo que está desmontando con el feminismo es el sistema del patriarcado. Que reparte el poder de manera desigual y nos lo niega a las mujeres.
Yo puedo entender que sea amenazante pero no se trata de ir en contra de los hombres, se trata de ir en contra del sistema del patriarcado.
Yo pienso que es legítimo odiar a los hombres, hay grupos de feministas que si los odian, pero es que los hombres nos matan, en Colombia matan a cuatro mujeres al día por feminicidio. Los hombres son peligrosos para las mujeres y por eso a mujeres que los odian y tienen todo el derecho de odiarlos, pero hay una gran diferencia entre odiar y quitarles los derechos o discriminarlos.
Las mujeres no podemos discriminar a los hombres. Así como los pobres no pueden discriminar a los ricos y los negros no pueden discriminar a los blancos. Para poder discriminar a alguien, tú tienes que tener el poder. Como las mujeres tenemos menos poder que los hombres, no podemos discriminarlos, no existe la manera. Además, la esvástica del feminismo es que todos somos iguales.
C.C.: ¿Las armas del sistema patriarcal se han invisibilizado con el tiempo?
C.R.: No, se han visibilizado lo que pasa es que son cosas muy profundas y que están en lo más hondo de nuestra cultura. Creo que hoy sí estamos teniendo estas discusiones y antes ni siquiera las pensábamos.
C.C.: ¿Cómo replantear los paradigmas hegemónicos y abrir un camino a nuevas maneras de ser que ni siquiera este basado en el código binario de género?
C.R.: Yo creo que esa es la pregunta que todos nos deberíamos estar haciendo y no es una pregunta fácil. Yo soy genitalmente mujer y además soy del género femenino y soy heterosexual, es decir, yo soy lo más vainilla que existe. Pero eso no fue mi elección, así como la mayoría de homosexuales no escogieron tener esa orientación sexual, para mí tampoco es una elección consciente. Y además estoy casada… Pero yo creo que sí puedo tratar de vivir mi ser sin género y creo que eso pide un examen profundo de cada cosa que hago. Tenemos que pensar incluso cómo hacemos el amor, lo estoy haciendo porque quiero o porque tengo que agradar a mi pareja o que pienso que es la única manera en que alguien me pueda querer.
Preguntarnos, qué podemos hacer para que si yo decido ser mamá, esa no sea una cosa que defina toda mi personalidad o identidad, vida, mientras que mi esposo se dedica a trabajar y eso no hace parte de su identidad. Esas son cosas que son muy difíciles de cambiar y que implican un examen de todos los días, de ver lo que haces y la manera cómo lo haces. Sí implica un trabajo de todos los días. Para cambiar esos sistemas hegemónicos hay que hacerlo con lo micro, con lo cotidiano, con lo simbólico.
C.C. Cuando se hacen los debates feministas, algunos se defiende argumentando que “no todos los hombres son violentos”. ¿Esta posición nutre el debate o por el contrario busca desviar la atención?
C.R.: No, es una afirmación machista, es una falacia que se llama ‘no all men’ porque la afirmación no todos los hombres somos busca desmarcarse desde lo individual de un problema que es estructural. En el tema de las violaciones, en el momento que tu preguntas que habrá tenido puesto ella, estas ayudando a ese sistema sin necesidad de violar a nadie, no quejarte de un sistema que está oprimiendo a las mujeres, estás ayudando a ese sistema, es ser parte de él.
C.C.: ¿Somos en ocasiones las mujeres también patriarcales?
C.R.: Claro que sí, porque el patriarcado es un sistema de poder y lo ejercen las mujeres. Muchas de las madres latinoamericanas están pasando ese machismo a las siguientes generaciones. Con el Marianismo, que las mujeres tenemos que ser como la virgen María, eso también son formas de machismo que pasamos a las siguientes generaciones.
Revelarse contra el sistema es costoso. Entonces a mí me parece comprensible aunque no lo comparto, porque a ella en una situación adversa a ella le pareció mejor ser machista. Por ejemplo, frente a las mujeres que no están de acuerdo con el aborto. Cuando yo peleo por este derecho, también estoy peleano por ellas, aunque ellas en estos momentos no piensan que les puede pasar eso, lo estoy haciendo por ellas pensando en un futuro.
C.C.: ¿El ocho de marzo es una fecha para celebrar?
C.R.: No, para conmemorar que las mujeres adquirimos derechos, todas las conquistas en términos de derechos y una fecha para pensar en todas las cosas que nos faltan por alcanzar.