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Shakira y de la Rúa: del amor al odio, y todo por la plata


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Lo que parecía una ruptura amitosa tras más de diez años de relación, ha devenido en una auténtica batalla legal. Antonio de la Rúa demanda a Shakira la nada desdeñable cantidad de 100 millones de dólares por sus trabajos de representación y asesoría, mientras que ella dice que lo contrató porque estaba en paro: la polémica está servida.

Hace ya más de dos años que Antonio de la Rúa y Shakira rompieron una relación que se había prolongado una década. Durante esa etapa derrochaban amor allí donde iban, ella se dedicó a triunfar en la escena musical y él cumplía con su papel como representante y promotor musical.

El amor se acabó y su relación comercial también. Todo podía haber quedado ahí, en una bonita historia que comienza y se acaba, pero parece que no es posible un final feliz para esta expareja poco avenida. Él le reclama en los tribunales 100 millones de dólares en compensación por haberla encumbrado a la fama, mientras ella dice que le contrató “únicamente” porque estaba desempleado. La batalla legal acaba de comenzar, y seguramente hará las delicias de la prensa del corazón.

UNA MEDIÁTICA RELACIÓN.

Desde el principio, la relación entre ambos estuvo marcada por la atención de los medios de comunicación y el escándalo. Él es hijo del expresidente argentino Fernando de la Rúa (1999-2001), y su relación fue captada por los medios durante unas vacaciones en Miami, una escapada que los medios argentinos pusieron en tela de juicio por su elevado coste en unos momentos en que el país está sometido a un fuerte ajuste económico.

Aunque trataron de llevar su relación con normalidad, las especulaciones sobre un posible embarazo de la cantante de “Waka waka”, los numerosos rumores de matrimonio y las suspicacias sobre la idoneidad de que una cantante de pop mantuviera una relación con un asesor político del presidente argentino, no cesaron en los cerca de once años que estuvieron juntos.

Poco después de comenzar su idilio, De la Rúa abandonó su carrera política y se dedicó a labores de representación y promoción de su novia, pero el 10 de enero de 2011, los rumores sobre un distanciamiento y unas fotos de Shakira con la que es su actual pareja, el futbolista Gerard Piqué, se saldaron con un comunicado oficial de la pareja en el que hacían pública su ruptura.

En ella la colombiana señalaba: “Antonio continúa llevando todo lo relacionado con mi vida artística y mi carrera tal como lo ha hecho siempre. Seguimos adelante como socios, desarrollando proyectos en común, trabajando de la mano y en constante comunicación”. Pero parece que no fue así.

LA NUEVA VIDA DE SHAKIRA.

Tras este anuncio, Shakira Isabel Mebarak Ripoll, tal y como se llama realmente la intérprete de “Hips Don’t Lie”, se mudó a Barcelona y comenzó junto al defensa barcelonista Gerard Piqué, una relación sentimental de la que nació Milán, el primer hijo de la cantante.

En España la relación fue todo un revuelo, pocas veces una estrella internacional del pop mantiene una relación con un futbolista. La atención de los medios se ha centrado en ellos desde el primer momento, aunque ambos han tratado de preservar su intimidad.

A pesar del cambio de residencia y su nueva maternidad, la cantante no ha cesado sus proyectos y a finales de marzo volvió a la escena pública como una de las entrenadoras de la cuarta temporada del programa “The Voice” (La Voz) en Estados Unidos.

A VUELTAS CON EL DINERO.

Aunque todo apuntaba a que ambos habían acordado una ruptura amistosa y decidieron la disolución de la sociedad empresarial que los vinculó durante años, pero las negociaciones no llegaron a buen puerto y Antonio de la Rua decidió a finales del año pasado interponer una demanda contra Shakira.

En el escrito presentado en un tribunal de la Corte Suprema de Manhattan el argentino acusaba a su expareja de infringir un acuerdo oral que habían alcanzado cuatro años después de conocerse, por el cual este recibía una parte de los beneficios generados por la cantante “a cambio de la contribución de sus habilidades en mercadotecnia y negocios”, según publicó US Weekly.

En la demanda, De la Rúa solicita 100 millones de euros (76 millones de dólares), ya que desde que la cantante le designó como su nuevo representante, la “marca Shakira” alcanzó nuevos niveles, consiguió contratos multimillonarios y fue él quien la persuadió para grabar el éxito de ventas “Hips Don’t Lie”.

Según recoge este escrito, fue la “combinación del talento empresarial y el marketing de De la Rúa”, junto con “el talento artístico, la belleza y el ‘sex appeal’ de la acusada” lo que consiguió impulsar el valor de su asociación “mucho más lejos de lo que ninguno había conseguido o creído posible”.

Shakira no se ha mordido la lengua y ha pedido a través de sus abogados que se desestime la demanda presentada por su expareja, argumentando que el argentino no le ayudó a lanzar su carrera y que le contrató únicamente porque estaba desempleado.

En estos documentos, la colombiana afirmaba que cuando conoció a De la Rúa, en el 2000, ella “ya era una artista bien conocida” y su carrera internacional “era sólida”, y que le contrató como asesor en 2005 “a petición suya”, incluso “a pesar de que carecía de experiencia o conocimientos en el sector de la música”, según señala el diario New York Daily News.

Un capítulo que marca el inicio de la que será una larga batalla legal, y un jugoso episodio para los medios de todo el mundo.

Celia Sierra.

Efe-Reportajes.

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