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“Si desvían el río, nos cortan un brazo”


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El río Ranchería, en la Guajira, puede ser desviado por 26 km. Las comunidades dicen que el proyecto les ha sido consultado bajo engaños, y el Gobierno y Cerrejón, que todavía no existe y que por eso no hay nada formal en curso, mucho menos una consulta.

Hasta hoy, el Cerrrejón es un complejo minero que abarca una mina a cielo abierto de carbón que produce 32 millones de toneladas al año, un ferrocarril de 150 km de largo y un puerto marítimo capaz de recibir buques de hasta 180.000 toneladas de capacidad. Y podría crecer, el problema es a costa de qué se de el crecimiento y, lo más importante, cómo.

Las comunidades de la Guajira, especialmente las pertenecientes a al etnia wayuu, se enteraron de que había un proyecto para desviar el, ya contaminado, río Ranchería que permitiría la ampliación del corte minero del Cerrejón. Según las comunidades, funcionarios de la empresa se acercaban a las comunidades diciendo que podían pedir lo que quisieran a cambio de “firmar un papel”, dicen unos, o a cambio de “nada”, dicen otros.

Ante las denuncias de las comunidades, que no fueron notificadas por el Gobierno o las entidades territoriales sino por la empresa, ambientalistas y organizaciones civiles regionales le pidieron a Cerrejón que aclarara por qué está haciendo estos trámites. Cerrejón ha dicho que este debate no es pertinente pues el proyecto de desviación del río es hasta ahora una iniciativa que se está estudiando y que su futuro no ha sido contemplado.

De acuerdo con la ley 1450 de 2011 una vez la Agencia Nacional de Licencias Ambientales de por recibida la información para la licencia de un proyecto, tiene 90 días para tomar decisiones. Para el movimiento ambientalista de la región, “el objetivo de Cerrejón es que cuando solicite la licencia ya haya adelantado el proceso y que, como sociedad civil no nos podamos organizar, Cerrejón lo que quiere es ganar tiempo para disuadir cualquier protesta”, declara Felipe Rodríguez de la red por la Defensa del río Ranchería.

Lo cierto es que Cerrejón no ha sabido explicarle a los wayuu, ni a la sociedad colombiana, por qué convoca a estas reuniones. No ha dicho si es una consulta, una preconsulta o qué tipo de trámite es. Lo único que sostiene es que “No se está entregando bienes o dinero a las comunidades indígenas a cambio de la aprobación de un proyecto, sino que, por el contrario, ha establecido un proceso concertado de identificación de impactos y del proyecto y de medidas de manejo para prevenir, mitigar y compensar cualquier afectación que el proyecto pueda generar”.

Un “proceso concertado” que no se ha informado a ninguno de los entes responsables. A la fecha, el Ministerio de Ambiente, Corpoguajira y la Agencia Nacional de Licencias Ambientales han sido enfáticos en que no han recibido ninguna petición, proyecto o solicitud para desviar el río.

Las comunidades denuncian que las cartas que convocan a estas reuniones vienen del Ministerio del Interior y que, en la región, son repartidas por funcionarios del Cerrejón. Además, han sostenido que a los encuentros no han asistido entidades oficiales ni organizaciones de la sociedad civil, lo que, para ellos, los pone en una situación de indefensión frente a los intereses y dádivas que expongan los funcionarios de la transnacional.

“Los wayuu están demorando fechas de lo que se ha denominado preconsulta a raíz de la presión que han ejercido organizaciones ambientales y de la poca información que hay sobre el proyecto. Aquí en el territorio hay muchas dudas sobre los propósitos y la legalidad de estos procedimientos que Cerrejón viene adelantando” dice Jackeline Epiayu, quien pertenece a la red de mujeres Fuerza Wayuu.

“Si el proyecto no es una realidad, o no es un objetivo claro, ¿Por qué, o para qué, está ampliando la red de puertos y ferrocarriles? Parece que ya da por hecho que próximamente su productividad va a aumentar considerablemente” sostiene Rodríguez.

Cerrejón, daños y consuelos

En la actualidad, Cerrejón genera 10 mil empleos directos en la Guajira. Sin embargo, para los ambientalistas eso es un consuelo menor. “El río está contaminado, no es navegable ni se puede pescar. Las comunidades que vivían del pastoreo ya no lo pueden hacer pues fueron reubicados, no tienen agua, o hay vías de tren en sus territorios ancestrales. Los indígenas se están muriendo con infecciones respiratorias. Antes, la pequeña industria, la agricultura y hasta la pequeña minería generaban 50 mil empleos directos. ¿Cómo podemos decir que El Cerrejón ha traído desarrollo a la región?” sostiene Felipe Rodríguez.

Al día de hoy, las comunidades de Roche, Patilla, Chancleta y Tabaco, luego de ser desplazadas por el Cerrejón, han sido reubicadas en barrios construidos por la empresa a pie de carretera. Miembros de estos antiguos poblados ven cómo ha cambiado sus costumbres y forma de vida tradicionales. Antes, el pastoreo de chivos, la agricultura y la cacería eran su forma de subsistencia. Y ahora, en este ambiente suburbano, les ha tocado adaptarse al cemento y a las rejas. Algunos de ellos todavía mantienen pleitos para que se les reubique en las condiciones de su territorio original.

“La Guajira es un territorio semidesértico, con vocación de convertirse en desértico. Los estudios señalan que en los próximos 40 años la temperatura subirá 5 grados en promedio. Y si a esto usted le suma la desviación de la única fuente hídrica, estamos ante un ecocidio. No va a haber quien viva acá” declara Rodríguez

La protesta

“Si usted desvía el río acaba con la forma de vida de miles de wayuus. No vamos a encontrar agua ni territorio para el pastoreo y la agricultura. Si no tenemos agua, no tenemos vida. Si desvían el río, es como si nos quitaran un brazo, o la misma vida” sostiene uno de los pobladores de Tabaco que 13 años después del desalojo de su comunidad sigue luchando por tener derecho a la tierra.

Muchos de estos indígenas wayuu, campesinos y pobladores de la Guajira se unirán mañana a la Marcha Nacional contra la Minería. La jornada, que se desarrollará en capitales de departamento, incluida Riohacha, pretende convocar a más de medio millón de colombianos.

“Mañana vamos a salir a las calles de Riohacha para decirle al Cerrejón, que la Guajira está conformada por un pueblo digno, altivo y luchador que no les permitirá por ningún motivo el desvío de su río”, sostiene Epiayu.

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