La paz en Colombia “pasa por la resolución” del problema de la tierra en uno de los países con mayor desigualdad de América Latina, según el director del Informe de Desarrollo Humano Colombia 2011 del Programa de las Naciones Unidas para el Desarrollo (PNUD), Absalón Machado.
La paz en Colombia “pasa por la resolución” del problema de la tierra en uno de los países con mayor desigualdad de América Latina, según el director del Informe de Desarrollo Humano Colombia 2011 del Programa de las Naciones Unidas para el Desarrollo (PNUD), Absalón Machado.
Éste será uno de los asuntos clave en las negociaciones entre el Gobierno y las FARC que se abrirán el 8 de octubre en Oslo, afirmó en una entrevista con Efe este economista y experto en desarrollo agroindustrial de la Universidad Nacional de Colombia.
La confrontación armada en este país data de 1964, cuando nacieron las Fuerzas Armadas Revolucionarias de Colombia (FARC) en medio de “un conflicto rural que está fundamentado en la lucha por la tierra de los campesinos contra los terratenientes”, explicó.
A diferencia de los procesos de paz celebrados en el pasado, este tercer intento en casi 50 años tiene la particularidad de que el Gobierno acude al diálogo con un proyecto de Ley de Desarrollo Rural que se debate en el Congreso y que incluye varias de las reivindicaciones históricas de las FARC.
Según Machado, éstas son el acceso a tierras, a bienes públicos o el desarrollo rural con enfoque territorial.
Recuerda que Colombia no ha promovido jamás una reforma agraria, a diferencia del resto de naciones latinoamericanas y, en consecuencia, la lucha por el control de la tierra siempre ha girado en torno a la violencia.
Por eso consideró que esa opción, hoy día, implicaría “una gran dificultad” porque se identifica con experiencias del pasado basadas en “sacar a los terratenientes del campo”.
Machado propuso “una reforma rural transformadora que incluya la redistribución de la propiedad para buscar equilibrios en la estructura agraria”.
Y dejó clara la necesidad de “incorporar al campesinado en los proyectos nacionales de desarrollo, respetar sus derechos y condiciones y entender que es un sector estratégico”.
Aún así, “el sector rural solo, no puede”, aseveró, al expresar que sin una implicación de la sociedad en su conjunto, es decir, élites urbanas, académicos, organizaciones sociales y no gubernamentales y grupos políticos, no se alcanzará una paz duradera.
Machado aclaró que por ahora no se conoce “cuál es la propuesta de las FARC” y advirtió de que “los grupos armados deberían ser conscientes de que las soluciones que se plantearon en los (años) sesenta (del siglo pasado) no se pueden poner de la misma manera en este contexto”, en alusión a la reforma agraria.
Otro motivo que obliga a un acuerdo sobre tierras es que “no hay otra manera de incorporar desmovilizados si no es abriendo espacios en el sector rural”, aseguró, en alusión a otro de los temas de la agenda del diálogo: la dejación de las armas por los guerrilleros.
En este sentido, abogó por crear las llamadas “zonas de reserva campesina”, al referirse a tierras del Estado que entrega a campesinos sin recursos con la condición que no las vendan por un periodo de tiempo.
Eso serviría, agregó Machado, para que “gruesos grupos de combatientes se queden en esos espacios y el Estado les garantice los servicios e infraestructuras para poder vivir dignamente”.
Además, “hay que empoderar a los pequeños y medianos productores para que tengan una representación política, un reconocimiento social y una participación en la discusión pública con el Estado”.
“Muchas de las tierras altamente concentradas deben desconcentrarse gradualmente para incorporar más gente a la estructura agraria”, reclamó el asesor del PNUD.
Y es que, según el Informe de Desarrollo Humano Colombia 2011, el 52 % de la gran propiedad está en manos del 1,15 % de la población, mientras el resto sólo dispone de pequeñas y medianas posesiones, lo que hace que Colombia registre uno de los niveles de desigualdad más altos de Latinoamérica.
El pilar de las negociaciones entre el Gobierno de Colombia y las FARC será “la disputa entre un modelo de desarrollo campesino y un modelo de desarrollo empresarial”, según Machado, quien está convencido de que la paz también pasa por un proceso de industrialización.