El sismo más potente en castigar a México en un siglo deja hasta ahora un saldo trágico de 60 muertos y más de 200 heridos en el sur del país, donde causó mayores daños al derribar algunos edificios y viviendas, según autoridades, que siguen evaluando las zonas más afectadas.
Con una magnitud reportada por el Servicio Geológico de Estados Unidos (USGS) de 8.1, el terremoto desatado el jueves cerca de la medianoche hora central también destruyó bardas, vidrios, cortó la electricidad y disparó un pequeño tsunami.
De acuerdo con las mediciones del Servicio Sismológico Nacional de México, el temblor tuvo una magnitud de 8.4 y se originó en el mar cerca de Pijijiapan, en el estado Chiapas.
“Es importante subrayar que se trató de un sismo de gran escala y de gran magnitud … El más fuerte y la mayor magnitud que se haya tenido al menos en los últimos cien años en la historia de nuestro país”, dijo el presidente mexicano, Enrique Peña Nieto, en un informe a periodistas por la madrugada.
Una de las zonas más afectadas por el movimiento telúrico fue el municipio de Juchitán, en el estado sureño de Oaxaca, que tiene costas en el Pacífico.
“La situación que vive Juchitán es crítica, es la más terrible en su historia. Por esta situación hemos pedido la intervención directa del gobernador y del presidente de la República”, dijo la alcaldesa, Gloria Sánchez, a una radio.
Allí se derrumbó la mitad del edificio de la presidencia municipal, la escuela más antigua del lugar, una iglesia, y viviendas, según Sánchez. Además tuvo que ser evacuado un hospital y cientos de personas quedaron a la intemperie.
Imágenes de canales de televisión locales mostraron algunos edificios parcialmente derrumbados en Oaxaca, entre ellos un hotel, y daños en algunas carreteras.
Otras siete personas murieron en el estado Chiapas, el más cercano al epicentro y otro de los más afectados por el movimiento, mientras que dos niños fallecieron en el estado Tabasco, dijeron autoridades.
El sismo se sintió también en Guatemala, El Salvador y Honduras, dejando algunos daños pero sin causar muertes.
Habitantes en la capital mexicana y en otros estados afectados salieron corriendo a las calles inclusive en pijamas, según testigos de Reuters. Muchos tuvieron ataques de pánico.
Las autoridades suspendieron las clases en varios estados del país para revisar la infraestructura escolar, mientras que los aeropuertos trabajaban con normalidad.
La petrolera estatal Pemex suspendió temporalmente y de forma preventiva las operaciones en su refinería de Salina Cruz en Oaxaca para evaluar posibles daños.