El ex jefe negociador del tratado de libre comercio con Estados Unidos, Hernando José Gómez les salió al paso a las críticas que señalan a los acuerdos comerciales como los directos responsables de la pérdida de rentabilidad en el campo y dijo que el acuerdo es susceptible de denuncias formales en el caso que un país lo considere inconveniente.
Explicó que todos los tratados pueden ser denunciados y dijo que para ello se requiere de un proceso que puede terminar con razones argumentadas en favor de quien entabla la demanda.
A juicio del ex Zar del TLC, ninguno de los productos que están entrando a Colombia como papa y otros perecederos no hacen parte del incipiente intercambio comercial con Estados Unidos y aclaró que en un año de libre mercado con ese país, las cosas están aún muy crudas.
En diálogo con Confidencial Colombia, el experto en comercio aseveró que en Colombia se alborotó el avispero por unas importaciones americanas que no existen, dejando de lado que el gran lío es que hay mucha oferta y poca productividad.
Gómez aclaró que las importaciones que llegan desde el país del norte tienen que ver básicamente con maquinaria y equipo, pero nada que afecte el desempeño en los campos. “El lactosuero que se está importando es puntualmente para la alimentación de cerdos”.
El economista agregó que lamentablemente se está haciendo un análisis superficial sobre la coyuntura en donde se dejan de lado aspectos tales como revaluación, falta de innovación, productividad y nuevas tecnología para el sector agropecuario que abarcan la carencia genética.
“El señor Robledo y compañía cogieron el TLC de trompo de poner pues se nota que no han hecho un análisis técnico y juicioso. Ellos tienen que ver y confrontar las cifras de los ministerios de Agricultura y Comercio para informar debidamente a la opinión pública. Insisto, con esto de los paros están buscando el ahogado aguas arriba y la verdad es que al mirar el campo se hace visible un atraso como consecuencia de la falta de modernización en los procesos productivos”, declaró el señor Gómez.
Adujo que es innegable la pérdida de rentabilidad en el campo, pero insistió en la urgencia de invertir en un campo realmente productivo.
TLC: Del campo verde y productivo a la oscura miseria
El analista económico, Eduardo Sarmiento comentó en este medio que lamentablemente con el TLC llegó la destrucción total para el país y aseguró que por más demanda que interponga Colombia con el acuerdo comercial, Washington no cederá frente a un negocio de su total conveniencia y en el que Colombia no se podía equivocar.
“Ahora nos quedan algunos contentillos como salvaguardias y tratamientos especiales que no lograrán reponer el terrible mal generado a los productores del campo”, anotó el investigador.
Para Sarmiento, la bomba social que está explotando con los paros y las marchas estaba en mora porque varios sectores sabían que saldrían muy perjudicados con una negociación que ya había mostrado garras y colmillos en México con el Nafta. “Quedó demostrado que el afán neoliberal de nada sirvió y que la apertura económica de 1999 fue una lección no aprendida. Tristemente los economistas que manejaron el país no cogieron vergüenza”.
Para Sarmiento la teoría aquella de las ventajas competitivas en un esquema de apertura es una total falacia porque las importaciones lo único que hacen es destruir la productividad y el empleo que son a la postre el gran activo de una nación.
“El país debe saber que con el TLC, Colombia sencillamente renuncia a la soberanía pues esos acuerdos generalmente están por encima de la misma Constitución. Aquí hay que recordar que el pez grande se come al chico”, apuntó.
Sarmiento criticó el manejo fiscal y comercial del país al decir que Colombia ha estado en manos de unos economistas confundidos, que no sabían del tema para darse el lujo de quebrar el país y luego decir mentiras. Expresó su preocupación por el desabastecimiento de alimentos y por la solidaridad que el reclamo ha suscitado.
“Lamentablemente estamos acudiendo a la hecatombe nacional, a una tragedia social anunciada desde finales de los noventa cuando se le advirtió al gobierno que estaba firmando la quiebra de la industria y sentenciando la posibilidad de empleo e inclusión. Hoy el Presidente Santos no puede mirar peyorativamente un escenario que puede significar más desventura y anarquía. La situación es muy grave”, concluyó.