La actriz Maragalida Castro, ganadora del premio “Victor Nieto a Toda una Vida” en la edición 29 de los Premios India Catalina, nos habla de su lucha, amor, respeto y admiración por en el mundo del espectáculo.
De ella se sabe prácticamente todo. Su trayectoria en la televisión nacional por más de 49 años, la hace una persona admirada, ejemplo de perseverancia y fortaleza, ya que con coraje ha logrado vencer obstáculos personales y mantenerse vigente en la pantalla y en la memoria de todo un país.
La estatuilla de la India Catalina ha estado en sus manos dos veces por el reconocimiento a Mejor Actriz de Reparto en papeles tan diferentes como Susy Borda Lavalle en Gallito Ramírez, y por Doña Dudis en El Secretario.
Hacer un personaje dramático o de humor, para ella no representa ninguna dificultad. “Yo tengo, gracias a Dios, el don de la actuación.”, afirma quien desde su papel en Gallito Ramirez, se convirtió en la costeña adoptada de los colombianos.
“La base de la actuación, para mi, ha sido la absoluta sinceridad”, expresa. Su formación en le teatro, antes de empezar en el mundo de la televisión, le dio el respeto, humildad y devoción a su profesión. La estructura y disciplina vino, como ella dice, de los genes alemanes por parte de su madre, y el tesón, de ser santandereana.
Uno de los grandes piropos que ha recibido en la vida, provino del director argentino David Stevel: “Vos me alucinas, porque hagas lo que hagas, comedia o drama y en el acento en que lo hagas, me convences.”
“No finjo ningún personaje, ni me hago la cómica sino que vivo el personaje a profundidad.” Esta inherente virtud a lo largo de su carrera la ha hecho merecedora del “Premio Victor Nieto a Toda una Vida”. Su constancia y permanente batalla “maratónica” le dieron “la medalla de oro, como en los olímpicos”, expresa.
“Podría comparar mi trabajo con el de un gimnasta olímpico. Les toca muy fregado para ganarse una medalla, una vida entera de entrenamiento diario.” Así a vivido todos estos años. El hecho de haber estudiado flauta clásica en el conservatorio le dio el rigor de leer y aprender sus personajes “como si fuera una partitura, con mucha precisión”.
La experiencia le a dado pericia para reinventarse. Su compromiso ha permitido que libretistas le dejen improvisar “como en una banda de Jazz y engrandecer los personajes”, dice. Inclusive varios directores, que confían ciegamente en su trabajo han construido papeles especialmente para ella.
“Gracias a Dios nunca me ha faltado el trabajo.” Recuerda con gratitud y respeto al libretista Julio Jiménez, creador de varios personajes para ella como el de La Tía Chavela en “Paquita Gallego” y Heraclia de Santiño en “Rauzán”
“No fuimos amigos pero el me admiraba e igualmente mi trabajo. Confiaba en mi. Era Shakespeare, era Beethoven igual que Bernardo Romero. El sabia que estudiaba los personajes exactos, perfectos y que le daba la vida que él quería. Él para mi es un genio.”
Sus memorias cobran vida y reflejan el amor con el que por años ha cimentado y forjado su labor. Se enorgullece de sus comienzos y agradece los giros del destino que la llevaron a construir la historia de la televisión nacional.
“La base de un actor para que perdure tantos años es formarse primero en el teatro”, afirma y se alegra de ver que hoy en día los jóvenes con los que comparte escena, toman este camino.
“Me encanta compartir con gente joven como Taliana Vargas, Carolina Gómez, entre otros porque uno ve como están de juiciosas. La actuación la han cogido en serio”, expresa esta incansable actriz quien desde su debut en la serie “La tercera palabra” (1967), no ha parado.
“El día de la suerte”, producción del canal RCN y que hasta ahora lleva 5 meses de grabación, es su actual trabajo. “Esta novela para mi es la mejor que he hecho en 49 años, la mejor en toda mi vida”. Eso es mucho decir, sabiendo que lo ha hecho todo.
“El personaje que estoy haciendo, llora todos los días y a cada hora, es un papel dramático; lo vivo y reencarno en él.”. Las lagrimas le salen de la alegría cuando piensa que tomó partido en la historia de los procesos no solamente de la televisión sino del teatro.
“Es muy gratificante saber que hice parte de la historia del teatro, la publicidad, la radio y de la televisión colombiana. Me siento orgullosa de todo lo que hoy en día estamos haciendo”.
Antiguamente “la televisión se hacia con las uñas”, manifiesta y evoca: “En un pequeño estudio nos tocaba simular exteriores. Cinco chicos se vestían de verde y con unas ramas hacían de bosque. Haber tomado parte de ese proceso y ver hoy en día como estamos, es como haber gestado a un hijo y verlo ahora como un profesional.”
La historia de su vida a tenido sobresaltos, caídas y subidas que la condujeron finalmente a la escritura y narración sin tapujos de sus dolores y sufrimientos. Su vida tiene un asombroso antes y un después. Es toda una telenovela donde los limites de la realidad y la ficción se desvanecen.
“Yo cuento desde las entrañas y sin ningún problema pasajes de mi vida”. Margalida, del manicomio a la luz, Camisa de fuerza y A ti María que tomaste mi vida por asalto son los tres libros que cuentan exactamente “como pasaron por mi vida los misterios dolorosos a los gloriosos.”
De la oscuridad, el sufrimiento y la desolación paso a la luz, la reconciliación, la comunión con sus hijas y su familia. “En todos los lados está presente la Virgen María” afirma la actriz que deja los sets de grabación llenos de escarcha, como sostienen algunos directores, actores y conocidos de la artista, por la presencia de la Virgen.
Sin animadversión Margalida Castro habla del milagro del sufrimiento y el desazón de la vida sin él. “Las enfermedades que tuve las considero dantescamente maravillosas porque he sido fortalecida. Uno se gana la vida a través del dolor. Después de todo lo que me pasó me volví como hierro quirúrgico, no me quiebra nada.”
Es feliz con la vida que lleva, sin embargo si de arrepentimientos se trata, lamenta no haber sido flautista concertista, “no estar de gira dando conciertos por el mundo”, expresa. La música era su predestinación pero no la cambia por su trabajo.
Yo Margalida la Actriz es el libro que, entre espacios de grabación, va escribiendo en una libreta. “Me parece muy interesante escribir mis experiencia como actriz en casi 50 años de profesión, para que la gente vea que los actores somos de carne y hueso y que pasamos por momento que nadie se imagina.”