Trabajar a los 95 años, un privilegio

Trabajar a los 95 años en esta época es un privilegio que no todas las personas de la tercera edad tienen y, aún más cuando la esperanza de vida en Colombia está entre 70 a 75 años. Caminar cuando se quiere sin ayuda de nadie. Llevar y traer todos los días el hijo de la vecina a la ruta del colegio con autonomía propia sería imposible de imaginar de una persona que está a 5 años de cumplir una centuria.

Esta es la historia de Juvenal un agricultor boyacense que nació en 1919 cuando en el mundo se creaba la Organización Internacional del Trabajo (OIT), se terminaba la Primera Guerra Mundial y a la vez celebraba el Tratado Versalles. En Colombia se pasaba por el auge de la llegada de aviación y la creación de la primera institución de esta categoría.

Fue el mayor de nueve hermanos y desde muy joven le tocó responsabilizarse de su familia y los quehaceres de la finca después que sus padres murieron. Su labor consistía en labrar la tierra con bueyes para sembrar maíz, habas y frijol. Aunque, eran dueños de tierras, el dinero no abundaba, muchas veces las tres comidas del día era mazamorra y la única forma de ver el dinero era cuando el maíz estaba en cosecha.

En sus memorias a Juvenal no se le escapan los recuerdos políticos. La cédula no existía para las mujeres y era inimaginable que votaran “no valían nada, ahora las mujeres tienen más valor y tienen derechos como: a ser alcaldesas, presidentes y hasta son policías. Hoy en día valen más que los hombres”, también agrega, que en esa región los que mandaban eran los liberales.

Luego de muchos años de trabajo en la finca de sus padres Juvenal compró su propia finca, esta quedaba ubicada en Coper (Boyacá), allí trabajó por muchos años sembrando, café, cacao, caña yuca para el sustento de la familia que había conformado (esposa y tres hijos).

La mayor parte de su vida transcurrió en el campo. Pero aún llegando a sus años dorados, como buen boyacense es un trabajar inalcanzable, porque además de llevar y traer los hijos de la vecina de la ruta del colegio, también colabora con las labores de la casa. Una casa que compró con la venta de su finca hace ocho años. Con un subsidio de 120 mil pesos que recibe por parte del Gobierno compra sus cosas personales y algún gustico o antojo.