Con miras a una mejora en la calidad de vida de los empleados, los empresarios deberían considerar un cambio en la forma de administrar sus organizaciones.
El profesor de la Facultad de Administración de Empresas de la Universidad Nacional sede Manizales, Juan Nicolás Montoya, presentó su ponencia: Una estrategia para el desarrollo del talento humano sin autoridad formal, en la nueva versión del International Conference on Education and Management Science (ICEMS 2014), que se celebró en Beijing.
En la conferencia participaron más de 30 universidades de África, Asia, Europa y Estados Unidos, con ponencias desde diferentes áreas del conocimiento. La U.N. Manizales fue la única que participó en representación de América Latina.
Dicha ponencia consiste en demostrar que las organizaciones son mucho más fluidas, adaptativas a los cambios y a las exigencias del medio, cuando los empleados son autodidácticos y autocontrolados.
Jefes en vía de extinción
“Los jefes están en vías de extinción, es decir, que las personas no necesitan jefes. Se trata de acabar con todo el marco referencial de las estructuras orgánicas, de los manuales de funciones”, indica Montoya.
Según el profesor, “cuando una persona tiene un manual de funciones, se le están limitando sus tareas, por lo que es necesario que el empleado integre su conocimiento, experiencia y desarrollo a un ejercicio específico en la empresa, para así eliminar la idea de los jefes”.
Organizaciones de todo tipo intentan resolver el manejo del rendimiento de sus empleados a través de prácticas que cumplan con propósitos adecuados a sus funciones o para lo que fueron contratados, haciéndolas mucho más ligeras y desprovistas de autoridad formal.
Algunas de ellas adecúan estrategias de outsourcing o tele empleo, donde se realiza el trabajo fuera de oficinas, horarios y en busca del cumplimiento de unas metas.
Montoya viajó a ocho países latinoamericanos para estudiar cómo se estaban administrando algunas de las mejores empresas calificadas por Great Place to Work Institute.
La evaluación determinó que las organizaciones dan más confianza a sus empleados, ofreciéndoles espacio para su participación en la toma de decisiones y poniendo todo su potencial al servicio de ellos.
“Las empresas rinden mejor cuando se le entrega capacidad y autonomía a la gente, reconociendo su labor, por lo que no se le contrata para realizar una larga lista de tareas, sino para entregar un plan de trabajo en el que ponga de manifiesto su conocimiento y así asignarle las tareas específicas para desempeñarlas mejor”, explica el profesor.