Tras los cuerpos perdidos de los Awá

En febrero de 2009 una minga humanitaria conformada por 700 nativos de diferentes comunidades, caminaron por ocho días la espesa y húmeda selva nariñense en busca de 17 cuerpos indígenas Awá del resguardo Tortugaña Telembí, que habían sido masacrados por las Farc. En medio del dolor y el desespero por buscar a sus “hermanos” solo encontraron a siete; los otros diez habían desaparecido, sin que hasta la fecha se conozca el paradero de sus cuerpos.

El año anterior el 2008, cuenta Rider Paí líder y miembro de la comunidad indígena, que este grupo guerrillero no cesaba los ataques contra los indígenas Awá que ocupan cinco municipios del departamento de Nariño. Para entonces no era la primera vez que la columna ‘Daniel Aldana’ de las Farc (que opera en esta región) asesinaba o desaparecía a líderes indígenas o simplemente a nativos con la justificación de que eran colaboradores de los militares.

A la espera de que el Estado o la Fuerza Pública buscaran e hicieran el levantamiento de los cuerpos que habían quedado selva adentro y en donde estuvieron “casi un mes”, su paciencia se agotó ante el sinnúmero de “pretextos” que escuchaban por parte de los organismos estatales: —no hay garantías, hay muchas minas, no conocemos el terreno, hay enfrentamientos constantes— y así sin que nadie hiciera nada.

Aunque con miedo pero con la esperanza de encontrar a sus “hermanos” empezaron el periplo al que llevaron sus “armas”: su corazón, su bastón, sus símbolos de unidad y el pensamiento de no agredir a nadie. Luego de caminar, minutos que se hicieron horas y horas que se hicieron días por la selva localizaron a siete indígenas. Pero el horror y la tristeza no quedó ahí, en ese momento se dieron cuenta que dentro de los cadáveres se encontraban dos mujeres con siete meses de embarazo.

Cuando la minga humanitaria regresó al resguardo de Tortugaña Telembí, los cuerpos fueron entregados a la Fiscalía para que realizaran los procesos legales, pero desde ese febrero de 2009, cinco años después no habían sido devuelto los restos por el ente investigador sino hasta el pasado 14 de noviembre.

Paí señala que la Fiscalía tardo cinco años y siete meses para entregar los restos y afirma que aunque no conocen de procesos, lo que sí queda claro es que hubo falta de voluntad a la hora de agilizar la entrega.

—Si es un problema de un ciudadano que tenga un alto reconocimiento político, eso sí de inmediato aparecen o buscan la solución, pero como somos una población vulnerable, no les interesa y lo digo porque son casi seis años los que tardaron para entregar los restos; en estos años sólo se vio la falta de voluntad, de entender que a todos nos duele, de entender que todos los colombianos somos iguales e importantes— comenta Paí.

Dos días duraron los familiares para llegar al municipio de Ricaurte en donde la Fiscalía y varios organismos estatales entregaron los restos. Unos venían de la selva y otros de distintos lugares, (pues en el 2009 por amenazas salieron de su terruño).

Allí se realizó un ritual de armonización. La entrega concluyó con una eucaristía en la Iglesia de San Pablo de Ricaurte. Luego en una caravana los restos fueron llevados hasta la Unidad indígena del pueblo Awá (UNIPA) ubicado en el municipio de Barbacoas para ser velados por los familiares, líderes y autoridades.

En la mañana del viernes 14 de noviembre en una minga, salieron hacia el corregimiento de Buenavista para devolver a los “hermanos y hermanas a la madre tierra”, porque los indígenas no entierran a sus muertos, los siembran para la vida.

Dos ilusiones que las Farc apagaron

Ñambi y Telembí son dos ríos que pasan por el territorio perteneciente a los indígenas Awá, pero no en vano se llaman así. Cuando la minga recuperó los cuerpos de la selva nariñense hace ya seis años, y encontraron los cadáveres de dos mujeres indígenas embarazadas, decidieron que así iban a llamar a esos dos riachuelos, pues los dos bebés que no pudieron nacer porque las Farc asesinaron a sus madres, se iban a llamar—Ñambi y Telembí—.

Hoy estos dos ríos hacen parte de la memoria del resguardo Tortugaña Telembí. Una forma de no olvidar a sus muertos y sanar las heridas que ha dejado la guerra. — ¡Ñambi y Telembí viven!, viven tejiendo un proceso y viven tejido la resistencia—.

Según Rider Paí, los familiares de las víctimas no han recibido asistencia integral como lo dispone, por ejemplo, la Ley de Víctimas. Hasta el momento han recibido ayuda momentánea, como los recursos que dio la Unidad de Víctimas para la construcción de las bóvedas.

Paí comenta que las familias que fueron desplazadas no están en el registro único. He visto poca voluntad de la unidad. “Hasta hoy las familias no han tenido vivienda, no han tenido tierras para ubicarse, y no se han reparado a las individualidades”.

Sin embargo, la comunidad Awá espera que el Estado atienda a las víctimas de manera integral para garantizar que los hechos ocurridos en febrero de 2009 no vuelvan a repetirse.