Con una nueva apuesta en la pantalla grande, Cazando Luciérnagas de Roberto Flores Prieto se estrenó a nivel nacional el pasado 25 de octubre. El director capta con su cámara momentos únicos de apreciar. Cada toma representa una postura diferente de lo que es salirse del formato tradicional de hacer cine colombiano y muestra otra perspectiva en cada cuadro.
Dejando a un lado el narcotráfico, las persecuciones, el sexo y lo demás conocido, Flores expone su atracción por los planos duraderos y explica que es “cautivado por los seres que habitan sin afanes, tratando de sobrevivir cada día, sin mayores esperanzas de ser rescatados o que sus vidas sean reconstruidas”.
De esa idea del director, por construir una historia diferente, Cazando Luciérnagas cuenta la historia de Manrique, un hombre encargado de vigilar una mina de sal abandonada en un lugar recóndito del Caribe Colombiano. En este mundo ha encontrado el pretexto para aislarse de un mundo que no le interesa. Sin embargo, la aparición insólita de una perra en la oscuridad y la llegada inesperada de Valeria, una hija de 13 años cuya existencia no conocía, le darán al solitario hombre una oportunidad para recuperar la alegría de vivir.
En esta película, el escenario juega un papel muy importante a la hora de interpretar cada uno de los dos personajes. El clima cambiante del lugar, en medio de las luchas entre el viento, el sol y la lluvia, ayudan a Manrique (interpretado por Marlon Moreno) y Valeria (Valentina Abril), a ponerse a tono en cada situación en la que experimentan diferentes sensaciones.
Marlon Moreno, reconocido por ser uno de los actores más importantes en Colombia y ahora protagonista de esta cinta, nos contó que para preparar su personaje optó por vivir en la soledad, alejado del mundo en un espacio similar al de la película durante tres semanas.
Valentina Abril, quien debuta en el cine y la actuación, demostró que aún le queda mucho por mostrar, hasta ahora, es una promesa de este arte.
Desde la perspectiva de Flores, la producción de esta cinta formó parte de una relación entre el personaje y el espacio, en un mismo lugar “ambos son una metáfora del otro”.