El futuro político del senador y expresidente Álvaro Uribe Vélez, podría estar muy ligado a Bogotá y no solo como jefe político de un partido. Augusto Reyes analiza estas posibilidades.
Estamos a poco más de un año de elecciones locales y a pocos días para que se despejen potenciales candidaturas que aún mantienen el velo y el bajo perfil. He aprendido que de la especulación política algo queda y que el arte del sonajero o hacerse sonar es toda una habilidad de políticos y una oportunidad enriquecedora (léase lucrativa) para algunos periodistas. Sin embargo, destaco con mayor relevancia la habilidad que tienen pocos políticos al ser capaces de sorprender con sus decisiones arrojadas rompiendo el cálculo y engañando el olfato de los más avezados en materia electoral y si hay alguien que cabe dentro de este lote es Uribe.
A Uribe lo hicieron y rompieron el molde, y del senador se pueden esperar las movidas mas exóticas e inesperadas con tal de, como él mismo lo dice “seguirle sirviendo a la patria”. Para nadie es un secreto que después de las elecciones parlamentarias y presidenciales el Centro Democrático cuenta con gran presencia en Bogotá y que sobre la capital los uribistas han puesto su sedienta expectativa para hacerse con el segundo cargo de elección popular más importante del país. Hemos visto a Pacho Santos anunciar con un “tierno” entusiasmo su candidatura a la alcaldía de Bogotá, pero para desdicha de sus aspiraciones creo que esos afiches que están diseñados desde hace rato serán guardados una vez más. Al interior del mismo Centro Democrático hay dudas sobre Pachito y la única certeza que hay es el deseo de esa colectividad de quedarse con la alcaldía, pero el único que podría tener una opción real sería el expresidente quien a su vez ve en esa tribuna, una oportunidad para tener mayor rango de acción en su misión personal de fracturar los objetivos del presidente Santos. El protagonismo que ha alcanzado Uribe en el poco tiempo que ha ostentado su curul en el Congreso no sería ni la mitad del que tendría siendo alcalde de Bogotá. Sin Uribe, su bancada aunque coja, seguiría teniendo la capacidad para ejercer presión desde la oposición.
Cercanos a Uribe han pensado en esta posibilidad y le han expresado al Senador las bondades de marcar su brújula con destino hacia el Palacio Liévano a costa aun de las pataletas que serían conjuradas por la suprema autoridad del Centro Democrático, es decir, él mismo y la incondicionalidad de sus fans que verían en esta nueva campaña la opción de revancha frente a la Unidad Nacional. Uribe lo está pensando, seguramente si le preguntan dirá “siguiente pregunta, amigo”, responderá que no, negará todo, así como negó tener la intención de reelegirse en su momento y así como ha negado todos y cada uno de los señalamientos que se le han hecho. Lo cierto es que el paso de los días nos indicará cuales serán las intenciones de Uribe y sus buenos muchachos.
P.D. La paciencia y anhelos de paz de los colombianos son muy grandes, pero de no llegar pronto un cese bilateral de hostilidades el panorama del proceso de paz se verá empañado… Y ahí no hay #SoyCapaz que valga.
Augusto Reyes – @augustoreyes
Manager Político PODER & PODER